Los mayores son el grupo más vulnerable a las temperaturas del verano.
16 ago. 2017 10:50H
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Comer ligero, menos cantidad y beber mucha agua. Desde el sector sanitario recomiendan a los mayores seguir una dieta basada en frutas, verduras, hortalizas, cereales y beber mucha agua, para hacer frente al calor del verano y evitar posibles deshidrataciones.
El jefe de gestión asistencial de Sanitas Mayores, David Curto, aconseja a este colectivo a que consuma “alimentos propios de la temporada, fácilmente digeribles y que además, les refresquen, como frutas, por ejemplo, que aportan un toque de frescor y ayudan a hidratar”.
Sin embargo, el calor causa deshidratación y puede ser la causa de descompensación de patalogías crónicas de los mayores. Por lo que es muy importante beber líquidos de manera regular y frecuente sin esperar a tener sed. Ya que la sed puede ser un síntoma de que hay desahidratación, “aunque sea en un grado leve”.
De este modo, se busca que los mayores lleven mejor el calor, debido a que son el grupo de la población más vulnerable a los cambios relacionados con el envejecimiento como una menor capacidad de absorción a nivel intestinal, un consumo frecuente de medicamentos así como la falta de actividad física. Además, pueden presentar un mayor riesgo de carencias nutricionales.
Con esta alimentación, se busca adaptar las necesidades energéticas y nutricionales a las condiciones climatológicas del periodo estival. Por lo que la dieta de las personas mayores debe basarse en comidas ligeras, menos abundantes, más frecuentes y más ricas en líquidos.
“Además, se deben elegir los métodos de cocinado que hacen que los alimentos conserven las propiedades organoléptica”, ha asegurado Curto por lo que apuesta por una alimentación basada en la cocina al vapor o al horno y no saltarse ninguna comida.
La Guía de Información Nutricional -publicada por la Comunidad de Madrid-, admite que las personas con 70 años tienen un 10 por ciento menos de agua extracelular y un 15 por ciento más de grasa respecto a los jóvenes de 25 años.
Finalmente, durante el verano se producen 8.000 intoxicaciones alimentarias en España, siendo la época del año que conlleva un mayor riesgo. Esto se debe a los cambios de hábitos y horarios, y a que se descuidan más las medidas de higiene. Asimismo, también se exponen más los alimentos en la sobremesa, pudiendo dar paso a que rompa la cadena de frío.
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