El director del CCAES, Fernando Simón, atiende a Redacción Médica en una entrevista.
Fernando Simón ha salido del foco mediático en el que le colocó la pandemia de Covid-19, aunque sigue siendo el rostro visible de la salud pública en España. El director del
Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) ha relatado en una entrevista con
Redacción Médica su relación con la clase política tras la crisis del coronavirus e incluso ha aclarado si en algún momento ha pasado por su cabeza dar un paso adelante para convertirse en
ministro de Sanidad.
El futuro de las amenazas para la salud pública en España, su rol en el nuevo
Comité de Seguridad Sanitaria que ha redefinido la
Unión Europea para hacer frente a las emergencias globales o la necesidad de mejorar las condiciones salariales y la carrera profesional de su especialidad son algunos de los temas que ha valorado el médico y epidemiólogo, que todavía permanece
colegiado en Huesca.
Después de un año marcado por el Covid-19, la gripe aviar o la viruela del mono ¿Qué nos espera de 2023 en términos de salud pública?
Hay dos cosas que a nivel nacional van a ser muy importantes: la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública y el desarrollo de la vigilancia en salud pública en España. Son dos asuntos que nos van a permitir entender mucho mejor y de forma más rápida todo lo que está pasando en España en relación con la salud de la población. Eso es importante desde el punto de vista nacional.
A nivel global, es muy difícil predecir. No podemos saber si va a haber una nueva gran pandemia. Los términos brote epidémico, epidemia o pandemia tenemos que empezar a utilizarlos y entenderlos de una manera diferente. La movilidad de las personas, mercancías o alimentos es tal a nivel global que las relaciones pueden ser mucho más estrechas y frecuentes con gente o productos fabricados en la otra punta del mundo que con tu entorno más cercano. Por lo tanto, la transmisión de enfermedades se puede producir de múltiples lugares del mundo casi de forma instantánea.
Los términos pandemia y epidemia cambian de sentido. Tenemos que empezar a hablar más del impacto o de la gravedad, que del término en sí. Tenemos que cambiar un poco el chip. En 2023 seguro que habrá enfermedades que se van a transmitir en múltiples lugares del mundo. Esperemos que los mecanismos de vigilancia, que todavía están muy alerta tras la pandemia de coronavirusl, sean capaces de detectarlos a tiempo para que el impacto que pudieran tener, si es que se producen, sea el mínimo posible.
Quiero pensar que después de estos dos o tres años, las situaciones complicadas no se vuelvan repetir en 2023. Lo que sí que va a haber son epidemias en zonas concretas de gran impacto. Pueden producir alguna infección fuera y eso generará ruido, tensión, algún miedo y reacción por parte de los servicios de salud pública para reducir el riesgo de que las transmisiones se mantengan fuera de la zona de origen. Todo eso va a pasar. Pero vamos a tener que aprender a convivir con toda esa gran cantidad de información que nos va a estar llegando. Tendremos que identificar lo que sea un riesgo importante o como algo que se tiene que dejar trabajar a los profesionales de salud pública.
Se tiene que evitar desde el punto de vista social, de los profesionales y de los medios de comunicación hacer un mundo de todo. Se tiene que entender y darle a cada cosa el peso que va teniendo. Estamos siendo testigos de situaciones que a veces son complicadas. Has mencionado la viruela de los monos o el coronavirus. Este año ha habido pequeñas crisis asociadas a la hepatitis de origen desconocido que podía afectar a niños o recientemente a las infecciones invasivas por estreptococo A. Estas últimas en España no han supuesto ningún problema. No ha habido incrementos de casos por encima de lo normal. Podemos tratar de controlarlo. No ha habido mayor mortalidad. No ha supuesto un problema de salud pública. Pero en algunos foros, grupos o ámbitos se ha percibido como que lo ha habido porque en otro lugar del mundo sí que se estaba generando.
¿Qué factores se tienen que dar para hablar de una amenaza a escala global como ha sido la del coronavirus? ¿Son los virus zoonóticos el futuro de las pandemias?
Son los más probables porque son con los que el ser humano tiene menos experiencia vital y por lo tanto hay menos inmunidad generada que contra virus que se han transmitido históricamente entre los humanos y por lo tanto hay o un cierto nivel de inmunidad o se conocen mecanismos que pueden controlarlos. Los zoonóticos pueden venir con características a las que no estamos habituados o con capacidades de transmisión o de virulencia contra las que no tenemos una defensa establecida a nivel poblacional.
Los mecanismos de transmisión pueden ser cualquiera: un vector, alimentos, vías respiratorias… No conocemos bien cómo se trasladarán algunos de ellos a la transmisión a los humanos. Son los que nos generan más dudas y los que estamos más pendientes desde el punto de vista profesional. Pero lo cierto es que hay mecanismos muy importantes de control que nos permiten entender que la probabilidad respecto al total de eventos de riesgo que se producen de que uno llegue a generar una pandemia es mínima. El problema es que tenemos tal volumen de eventos de riesgo que por muy pequeña que sea esa probabilidad sigue teniendo cierta importancia.
Fernando Simón: "Los virus zoonóticos son los que nos generan más dudas y con los que estamos más pendientes"
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Tenemos mecanismos de seguridad alimentaria que garantizan que cualquier cosa que comemos es segura, pero hay tal volumen de transacciones de alimentos a nivel global. Ya no se producen como hace 100 años, cuando una persona mataba a un cerdo y con eso daba comida a 50 o 100 personas. Ahora, el que menos mata, mata 10.000 cerdos. Y se distribuye a 1 millón de personas. La probabilidad de que pase con la cantidad de alimentos que hay en el mundo es muy pequeña. Pero si se escapa, el impacto es muy importante.
Aunque los mecanismos son muy buenos no garantizan que el 100 por ciento de los riesgos se controlen. Siempre se puede escapar alguno. El impacto será mayor que hace 100 años. Trabajamos para reducir aún esos riesgos, que ese impacto sea menor, pero no se puede evitar al 100 por ciento. Al menos ahora.
La Unión Europea ha publicado nuevos reglamentos con herramientas como el Comité de Seguridad Sanitaria, para el que los países miembros van a tener que proponer sus representantes. ¿Cuál cree que debería ser el perfil de España?
Estos desarrollos de la Unión Europea están basados en trabajos previos que simplemente se van adaptando a lo que se ha aprendido con la pandemia. Hemos aprendido mucho. Se nota en los cambios en las legislaciones, nacionales, europeas y globales. Se está trabajando mucho para mejorar nuestras capacidades de respuesta y de detección de riesgos.
Uno de los documentos legislativos nuevos de la Unión Europea es el de amenazas transfronterizas serias para la salud, que también regula la vigilancia en salud pública de enfermedades transmisibles. Está basado en una Decisión previa y ahora se ha mejorado y se ha convertido en Reglamento. Se aumentan las funciones de una unidad que ya existía que es el Comité de Seguridad Sanitaria que has mencionado.
Lo que se hace es dotar de algunas funciones más y capacidad de acción. Hasta ahora, la mayor parte de los países estaban representados por un perfil en la línea límite entre lo puramente técnico o científico y lo que empieza a tener una capacidad de decisión. En España, el representante hasta ahora he sido yo. No sé a quién se nominará en el nuevo, pero creo que seremos más o menos los mismos.
Lo que se hace es dotarnos de capacidad mayor para la toma de decisiones. No tanto en los momentos agudos, sino en la fase de preparación. Yo creo que serán perfiles similares. Tiene que ser un perfil que no sea decisorio pero que esté muy cerca del nivel de decisión y que tenga una relación con la parte técnico-científica completa. Tiendo a pensar que debe ser así. Pero hay otras opiniones. Y no tengo claro quién se va a nominar para España. Es probable que siga siendo yo, pero podría cambiarse y no me parecería mal. Todas las opciones son buenas mientras a nivel nacional se mantenga el nivel adecuado entre todos los que tienen que aportar a las decisiones.
Entonces ¿le gustaría mantener ese rol?
Ni me gustaría ni no. Nosotros tenemos muchísimas responsabilidades de representación en muchísimos grupos de discusión técnico-científica a nivel global y europeo: en ECDC, HERA, Comité Seguridad Sanitaria, OMS… Para nosotros es un orgullo y un honor, pero también es una carga importante. Si a mí se me propone mantener ese rol, estaré encantado. Ni me gusta ni me disgusta. Si lo hace otro, lo va a hacer igual de bien. Es una cuestión de responsabilidad.
¿Alguna vez se llegó a ver como ministro de Sanidad? ¿Se lo llegaron a proponer?
¿Yo? Nunca. Sé que en algunos medios de comunicación, no solo con el coronavirus sino también antes con la crisis del ébola, ya se habló. Sacan ese tema de vez en cuando a colación, pero no entiendo muy bien con qué criterio o a partir de qué informaciones. Yo nunca me he dedicado a la política, ni tengo intención, al menos por ahora, de hacerlo. Nunca se puede decir ‘de esta agua no beberé’. Pero mis intenciones actuales no son dedicarme a la política en absoluto. No creo tampoco ni aunque me lo propusieran, que pudiera ser un buen ministro de Sanidad. No tengo las competencias ni las cualidades para hacer algo así. No entra dentro de mis intenciones vitales dedicarme a la política, en absoluto. Hago política, como cualquier ciudadano. Solo opinar de las cosas ya es política, pero en absoluto. No sé por qué salen esos rumores cada cierto tiempo de algún lugar.
Fernando Simón: "No tengo las competencias ni las cualidades para ser ministro de Sanidad"
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Tras la exposición de Covid-19 ¿Se planteó tomar el camino inverso y recuperar un papel más discreto a nivel asistencial como médico?
Yo llevo muchos años trabajando en salud pública. En mis inicios hice asistencia, fundamentalmente en países al desarrollo, pero llevo muchos años trabajando en salud pública. Es mi área de trabajo y ahí me tengo que quedar. En mi puesto actual tengo que dar a conocer lo que trabajamos en las áreas de salud pública, dentro de mi área de competencia. Una de mis funciones como director del CCAES es dar a conocer lo que se hace en mi unidad y en otros grupos que coordinamos a nivel territorial o de expertos independientes. Es mi trabajo dar a conocer esos resultados de una manera clara, independiente, explícita y contundente. No es una cuestión de que yo busque un rol más protegido. Sí que no tengo ningún interés en salir en los medios ni en comunicar, pero entiendo que en mi puesto actual tengo que hacerlo.
Fernando Simón: "No tengo interés en salir en medios de comunicación, pero en mi puesto tengo que hacerlo"
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Creo que es bueno que los que estamos en este tipo de puestos hagamos esa función tratando de evitar las injerencias de sectores que puedan tener intereses en que se maneje la información de una manera u otra. Debemos de alguna forma ser la voz de los expertos, tanto de las comunidades autónomas como de los independientes, tratando de comunicar el mayor consenso técnico-científico posible. Yo lo he intentado y creo que es una parte de mis funciones. No hay que huir de ello. Conlleva una sobrecarga de trabajo adicional excepcional, en algunos casos críticas o en otros, alabanzas. Simplemente hay que asumirlo con deportividad.
Aparece como colegiado en un centro de salud de Binéfar ¿A qué se debe? ¿Pretende volver en algún momento?
Yo aparezco como colegiado en el Colegio de Médicos de Huesca porque cuando acabé la carrera, como casi todos los médicos en aquella época, estuve haciendo sustituciones en diferentes pueblos en la provincia de Huesca. Eran zonas muy bonitas, con población magnífica y una sociedad maravillosa. Yo soy aragonés y conozco toda esta zona. Me colegié en Huesca porque lo necesitaba para ejercer allí. Una vez que dejé de hacer asistencia en España, me fui a África. Obviamente, yo no necesitaba ya estar colegiado en España. Pero, por un lado, me hacía ilusión estar colegiado en España. Y, por otro lado, me permite mantener hasta un cierto punto un vínculo con la parte asistencial. He mantenido la colegiación, aunque es cierto que desde que me fui a África en 1990, no era obligatorio que estuviera colegiado para ejercer en salud pública. Pero me ha hecho ilusión. No hay más misterio.
Hay un debate abierto en la sanidad sobre cómo conseguir especialistas para cada rama ¿Cómo se puede hacer en Salud Pública?
Establecer unas condiciones laborales de carrera profesional salariales equiparables a cualquier otro profesional para los que trabajamos en Salud Pública es importante. Pero es verdad que hay profesionales que incluso sin eso nos dedicamos a eso y estamos encantados. El mundo sanitario tiene un componente vocacional importante y la gente no busca hacerse millonaria, en general. Busca vivir cómodamente, ejerciendo con orgullo y la mejor calidad posible su profesión.
Los problemas vienen cuando no puedes ejercer tu profesión con la calidad que consideras mínimamente necesaria por falta de recursos, de medios o de equipos adecuados. Si se soluciona eso, se mejoraría. Pero hay otro problema de base. La salud pública es una parte muy pequeña del componente de pregrado. Socialmente hay que trabajar mucho en el entendimiento de la salud pública. Hay que entender que los profesionales de la salud tenemos que preocuparnos porque siga existiendo la salud. Es la parte gruesa de nuestro trabajo. Luego hay una parte pequeña, que conlleva recursos, que es eliminar la enfermedad. Es un grupo pequeño de la población, que consume muchos recursos y que hay que hacerla. Pero tenemos que cambiar con mucho trabajo y tiempo la concepción de los profesionales de la salud.
Fernando Simón: "Hay que equiparar las condiciones laborales de los profesionales de salud pública"
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Eso se tiene que empezar desde el colegio o como mínimo desde el pregrado. Si los profesionales empiezan a entender la importancia de la salud pública cambiará mucho el problema. Si a eso añadimos que se equiparan sus condiciones salariales o de carrera profesional, no tendríamos muchos problemas. Pero eso lleva tiempo, no solo con los que escogen la carrera, sino también con los que la gestionan. Tenemos un problema social, global, entendible: le dedicamos mucho tiempo y recursos a promover y gestionar lo que utiliza muchos recursos. Cuando lo que tendríamos que gestionar bien es aquello que requiere pocos recursos.
La visibilidad del área que tiene mucho volumen de recursos es obvia. No hay que darle más visibilidad. Los hospitales mueven un dinero enorme. La salud pública mueve una parte minúscula de la que mueven los hospitales, pero tiene un impacto en la población muchísimo mayor. En cambio, como son grandes volúmenes, la gestión se centra en ellos.
Si conseguimos invertir esta visión de la relación salud-enfermedad y conseguimos que la gente empiece a percibir que hay que trabajar de fondo en lo que tiene impacto grande en la población, cambiará la forma en la que los jóvenes se aproximan a su futuro profesional.
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