Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.
El uso de
fármacos contra la obesidad, agonistas del GLP-1, podrían ser eficaces para los pacientes que padecen alcoholismo. Un estudio publicado en noviembre ha observado que las personas que reciben tratamiento con
fármacos incretínicos, como en los casos de la ya citada obesidad -Mounjaro o Wegovy- o para la diabetes tipo 2 - como Ozempic-"presentan una mejoría en el control de la adicción al alcohol", según Irene Bretón, coordinadora del
Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
La especialista ha señalado que se espera que "esta línea de
investigación crezca en los próximos años", algo que ya se ve en España, debido a que "se está estudiando el efecto de los tratamientos incretínicos en el
control de las adicciones", tal y como ha señalado la coordinadora del SEEN. Esta es una situación "muy
esperanzadora" para Bretón, especialmente si se tienen en cuenta "las
graves consecuencias que el alcoholismo tiene en la persona que lo padece y para su entorno". Además de los efectos en personas con adicción al alcohol, el estudio también demuestra que los agonistas de GLP-1, especialmente la
semaglutida y
liraglutida, podrían generar los
mismos beneficios en tabaquismo y la adicción al cannabis.
El estudio que investigó la eficacia de los fármacos para la obesidad como tratamiento para el alcoholismo fue en la
revista JAMA, bajo el título '
Reutilización de semaglutida y liraglutida para el trastorno por consumo de alcohol'. Este trabajo, realizado a lo largo de más de 8 años, demostró que las personas con alcoholismo que consumían este tipo de fármacos tenían un
riesgo notablemente menor de hospitalizaciones relacionadas por el consumo de bebidas alcohólicas.
Eficaz para evitar hospitalizaciones
Una de las principales conclusiones del trabajo es que los
agonistas de GLP-1, especialmente en el caso de la
semaglutida, "ofrecen la promesa de ser un nuevo tratamiento para reducir el
consumo de alcohol", tal y como explican los autores del estudio.
La investigación incluyó a cerca de
230.000 personas con trastorno por consumo de alcohol, a las que se les hizo un seguimiento durante una media de 8 años. Del total de participantes, se le suministró semaglutida a 4.321 pacientes y a otros 2509 se les trató con
liraglutida. Según la investigación, los del primer grupo tenían un riesgo mucho más bajo en comparación al resto de pacientes, de sufrir una
hospitalización por alcoholismo, seguidos de cerca por los del grupo de la liraglutida.
El trabajo publicado en la
revista era observacional, una característica que pone sobre la mesa la necesidad de hacer otros estudios que sean ensayos clínicos, debido a que las investigaciones como la que se publicó en la revista de Psiquiatría, no permiten "
establecer una relación causa-efecto clara", según Bretón.
Equipos especializados para el alcoholismo
A pesar de que, con el paso del tiempo, se puedan incluir o no estos
fármacos en el tratamiento del alcoholismo, Bretón ha subrayado que esta es "una enfermedad grave que requiere de la
participación de un equipo especializado", algo que en ningún caso puede ser sustituido.
Los avances en el tratamiento farmacológico de enfermedades como el alcoholismo u otras adicciones "contribuyen a su control", pero es
necesario seguir inviertiendo en la Salud Mental, "una asignatura pendiente en la mayor parte de los
sistemas sanitarios", ha destacado la especialista del SEEN.
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