Olivér Várhelyi, comisario de Salud de Europa.
El sistema sanitario español está en el punto de mira de la
Comisión Europea, que considera necesaria una mejora en su
sostenibilidad fiscal. Para este organismo, a pesar de que el Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) ha impulsado avances clave en este aspecto, todavía se requieren nuevas reformas que permitan hacer frente al
envejecimiento de la población, con el objetivo de garantizar su viabilidad a largo plazo.
Estos datos han sido publicados en un informe de seguimiento de un
programa de vigilancia elaborado por la Comisión Europea, que evalúa los
cambios en las políticas de España hasta otoño de 2024. En concreto, el documento aborda la situación económica del país en diversos ámbitos, incluido el
sanitario, en un contexto de recuperación económica y ajustes fiscales.
Diseño eficiente de las políticas sanitarias
El informe señala que el
Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) ha sido un catalizador para mejorar la
eficiencia del sistema sanitario español. Mediante una serie de inversiones y reformas, el plan ha respaldado avances significativos en la
eficiencia de los servicios de salud. No obstante, la Comisión subraya que “pueden ser necesarias medidas adicionales para mejorar aún más su sostenibilidad fiscal”, especialmente ante
desafíos demográficos y presiones de gasto.
En concreto, tal y como detalla el informe, los
costes del envejecimiento contribuyen en un incremento de 1,8 puntos porcentuales en el gasto conjunto en atención sanitaria y cuidados de larga duración. Es por esto que la Comisión Europea insta a España a buscar un diseño más eficiente de las políticas de gasto sanitario con el fin de
reforzar su sostenibilidad fiscal a medio plazo.
El reto económico y sanitario del envejecimiento
Según el análisis, el
gasto público en sanidad debe equilibrarse con las necesidades de una
población envejecida y el incremento en la demanda de servicios especializados. Se trata de una demanda que coincide con las advertencias de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que hace unos días también alertaba de que el envejecimiento de la población no solo tensionará el sistema sanitario, sino que también disparará los
costes asociados al tratamiento del cáncer.
Un informe reciente de este organismo proyecta, en concreto, un
incremento del 82 por ciento en el gasto sanitario relacionado con el cáncer para 2050, impulsado por el aumento de casos y los elevados costes de los tratamientos oncológicos. Frente a este panorama, la
detección temprana se perfila como una estrategia clave: no solo podría reducir la mortalidad prematura, sino también añadir cinco meses a la esperanza de vida en España, una mejora vital en un país donde el cáncer ya es la causa principal de muerte.
La cronicidad, otro desafío financiero para el SNS
Por otra parte, el envejecimiento de la población española no solo incrementa la demanda de servicios sanitarios, y de los tratamientos de cáncer, también eleva los
costes asociados a las enfermedades crónicas. Según la OCDE, el 60 por ciento de las personas mayores de 65 años padece al menos una
enfermedad crónica, lo que supone una carga significativa para los sistemas de salud pública.
En este contexto, la OCDE recomienda explorar f
uentes adicionales de financiación más allá de los ingresos laborales, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del sistema y evitar que los costes recaigan mayormente en las generaciones más jóvenes. Entre las patologías que más impactan en los presupuestos sanitarios destacan la
diabetes y la
hipertensión, cuyo tratamiento continuo exige sistemas públicos fuertes para evitar desigualdades en el acceso.
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