Sandra Melgarejo / Imagen: Cristina Cebrián. Madrid
La Real Academia Nacional de Medicina (RANM) ha acogido la jornada ‘La Estimulación Cerebral Profunda en la era de la Neuromodulación’, organizada por la Asociación Párkinson Madrid, en colaboración con el Hospital Universitario Ramón y Cajal, y Boston Scientific. “Esta técnica tiene importantes repercusiones en la mejora de los afectados, uno de los objetivos prioritarios que persigue la asociación”, ha comentado Eduardo Tolosana, vicepresidente de Párkinson Madrid.
Eduardo Tolosana destaca la importancia de la jornada.
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“El objetivo fundamental de la jornada es acercar el tratamiento quirúrgico a los pacientes”, ha indicado su director, Luis Ley, jefe del Servicio de Neurocirugía del Ramón y Cajal. En su opinión, el circuito asistencial del párkinson en la Comunidad de Madrid es “muy bueno”, pero las posibilidades quirúrgicas están “atomizadas y lejos de la realidad de los pacientes, porque no todos los que tienen la posibilidad de beneficiarse de la cirugía acceden fácilmente a las unidades quirúrgicas”.
Ley ha propuesto “unidades mucho más ambiciosas donde no solo se hagan implantes, sino que, además, se haga un seguimiento del paciente, optimizando el tratamiento”. El jefe del Servicio de Neurocirugía ha añadido que lo que interesa saber es “lo que quiere realmente” la persona con párkinson.
En este sentido, Ignacio Regidor, neurólogo del mismo servicio, ha hecho hincapié en que es necesario “escuchar a los pacientes para poder hacerles un traje terapéutico a medida, porque cada persona tiene una enfermedad de Parkinson distinta”. Regidor ha recordado que no es un tratamiento nuevo: “Llevamos 25 años utilizándolo y lo que pretendemos con las unidades especializadas es hacer una estimulación cerebral adaptada a las necesidades del paciente”.
Luis Ley habla sobre el acceso a las técnicas quirúrgicas.
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Ignacio Regidor recomienda escuchar al paciente.
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Beneficiarios de la técnica
La estimulación cerebral profunda es un tratamiento indicado para los pacientes con párkinson avanzado que responden a la levodopa, pero que presentan fluctuaciones motoras y discinesias que son intratables con medicación, y que repercuten en su calidad de vida y en su funcionalidad. Como ha explicado la neuróloga Icíar Avilés, del Servicio de Neurocirugía del Ramón y Cajal, “llegado a ese punto de evolución de la enfermedad hay que buscar terapias avanzadas para el manejo individualizado de los problemas motores de la enfermedad”. Así, un equipo multidisciplinar de neurólogos, neurocirujanos, neurofisiólogos y neuropsicólogos recaba toda la información sintomática de los pacientes para indicar o no la pertinencia de la cirugía, una vez sopesados los riesgos y beneficios.
Icíar Avilés detalla la indicación de la neuroestimulación.
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Marta del Álamo señala los efectos de la cirugía.
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Precisamente, Marta del Álamo, neurocirujana del hospital, ha detallado que lo que más inquieta a los pacientes son los riesgos de la cirugía, pero ha afirmado que tiene “muy pocas complicaciones y que es muy segura y eficaz”. No obstante, ha recalcado que los afectados también tienen que saber que no es una curación: “No conseguimos curar la enfermedad, pero mejora mucho su calidad de vida”.
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