Ángel de La Fuente, director ejecutivo de Fedea
La
cuarta revolución industrial ya está aquí y pasa por el desarrollo de la
inteligencia artificial. Un informe de la
Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha incidido en que la aplicación de esta tecnología representa un “reto mayúsculo” para España que debe acelerar su situación para no quedarse descolgado del resto de los países desarrollados. Su aplicación en el campo de la
salud será uno de sus tres grandes pilares, junto con la movilidad y la industria agroalimentaria.
El análisis que han elaborado los miembros de
l Grupo de Investigación Economía de la Innovación y de la Inteligencia Artificial ha colocado al país muy por detrás de otros territorios como
Estonia, Irlanda, Canadá, China o Corea del Sur que ya cuentan con planes estratégicos a escala nacional para dar este nuevo salto tecnológico e integrarlo tanto en su administración como en su sistema productivo. “Como pasó con la revolución digital con la llegada de Internet,
quedar a la zaga puede significar años de retraso frente a los competidores internacionales”, han advertido.
Según sus cálculos, España pretende dedicar de aquí a 2027 un total de
600 millones de euros de inversión pública para impulsar la
inteligencia artificial, que se sumarán a
4.000 millones que se movilizarán a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Mientras eegiones como
Galicia, Asturias, Navarra, Castilla La-Mancha, Comunidad Valenciana, La Rioja y Canarias ya han lanzado sus propios polos de desarrollo.
A pesar de esta apuesta, el informe de Fedea coloca a España en el vagón de cola en inversión ya que apenas dedicó en 2020 un
1,4 por ciento de su PIB al gasto en acciones de I+D. La cifra se queda por debajo del límite del
2 por ciento establecido por la Unión Europea para todos los países miembro y a una gran distancia del despliegue de
China, Estados Unidos, Japón o Corea del Sur. De ahí, el llamamiento para tomar cartas en el asunto cuanto antes.
“Nuestro tejido productivo, con una
altísima dependencia de pymes y sectores maduros, parte de una peor posición para aspirar a ser relevantes en la
nueva geografía de la innovación”, han expuesto.
Salud, clave en la cuarta revolución industrial
Dentro de esta perspectiva de futuro, el informe de los expertos a situado al
sector de la salud como uno de los puntos clave para la integración de la inteligencia artificial. Algo que ya ha comenzado a dar sus frutos después de la
pandemia de Covid-19 que ha permitido la entrada en escena de sistemas de
geolocalización, aplicaciones de rastreo por bluetooth o medidores de actividad en redes sociales. “Tal cantidad de información ha servido de caldo de cultivo para poner la inteligencia de las máquinas
al servicio de afrontar un obstáculo común”, han estimado.
Los autores de la investigación han puesto como ejemplo iniciativas como
Hispabot y
Carina, dos chats automáticos para informar sobre los síntomas de la enfermedad a la sociedad, así como
Radar Covid, la aplicación de rastreo de contagios impulsada por el Gobierno. Pero cree que hay que profundizar más en este campo ya que algunas han quedado en “
entredicho” tras la pandemia. “Aunque sus desarrollos técnicos han supuesto un gran avance que ayudará en futuras situaciones similares,
no tuvieron una integración a la altura de su potencial, principalmente por motivos sociales”, han apuntado.
Fedea ha calculado que la inteligencia artificial también se ha convertido en un
“aliado” en los últimos dos años en labores como la
detección temprana de enfermedades o el desarrollo de
nuevos fármacos y de vacunas. Algo que apuestan por desarrollar todavía más gracias a la inyección económica de los fondos europeos que destinarán buena parte de su presupuesto para los avances tecnológicos y la digitalización de los organismos públicos.
“
España tiene ante sí el reto de reducir sus debilidades en el campo de la inversión privada en tecnologías disruptivas y el desarrollo de ecosistemas empresariales innovadores con los que poder hacer frente a los gigantes tecnológicos extranjeros”, han concluido los autores.
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