El Papa Francisco.
El
Papa Francisco ha recordado a
los sanitarios su papel clave en el trato con los pacientes. Lo ha hecho ante representantes de la
Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (
Fiamc), a quienes invitó a colaborar "con todas las personas e instituciones que comparten el amor por la vida y a intervenir en los debates nacionales de legislación sobre la
interrupción del embarazo, el final de la vida y genética, y para reclamar la
objeción de conciencia para rechazar que el papel del médico se reduzca al de "simple ejecutor de la voluntad del paciente".
Según recoge el
diario La Stampa, el objetivo de los médicos católicos no es solo curar, sino "
tomar la mano de los que sufren asegurándose de que cuidamos de él". Los
médicos católicos, por lo tanto, deben sentir que "los trabajadores de la salud desde la fe y la comunión con la Iglesia reciben el impulso de madurar su propia formación cristiana y profesional".
El Sumo Pontífice aseguró conocer la "fidelidad y coherencia" de las asociaciones de la Federación, que han trabajado en la "promoción y defensa de la
vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la calidad de la existencia, el respeto por los más débiles, la humanización de la medicina y su plena socialización.
En su opinión, se debe "afirmar la centralidad del paciente como persona y su dignidad con sus derechos inalienables, principalmente el derecho a la vida. Se debe contrarrestar la tendencia a
degradar al enfermo como un coche que debe ser reparado, sin respeto a los principios morales, y a explotar a los más débiles descartando lo que no coincide con la ideología de la eficiencia y el beneficio".
Medicina humanizada
Para Francisco I, "la defensa de la dimensión personal del paciente es esencial para la
humanización de la Medicina". Respecto a los médicos considera que "no es aceptable que su función se reduzca a la de un
simple ejecutor de la
voluntad del paciente o las necesidades del sistema de salud en el que trabaja".
Además en este caso, "su calificación como 'médicos católicos' les compromete a una
formación permanente espiritual, moral y bioética para implementar los principios evangélicos en la práctica médica, comenzando por la relación médico-paciente hasta la actividad misionera para mejorar las condiciones de salud de las poblaciones más tercermundistas".
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