La presidenta de la Airef, Cristina Herrero.
El peso del
gasto sanitario sobre el Producto Interior Bruto (
PIB) aumentará más de un 1 por ciento de aquí a 2050, hasta alcanzar el 8 por ciento, especialmente por la influencia del
envejecimiento poblacional, que, en los próximos nueve años, hasta 2034, estará detrás de casi un punto porcentual del crecimiento total del gasto. No será hasta 2045 cuando se estabilice el gasto en sanidad, según un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (
Airef) sobre la
sostenibilidad de las administraciones públicas a largo plazo.
El análisis parte del año 2023, cuando el
gasto en sanidad representó el 6,6 por ciento del PIB, hasta 2070. En ese periodo de casi medio siglo se prevé un aumento del nivel de gasto del 1,5 por ciento, hasta alcanzar el 8,1 por ciento. Sin embargo, la mayor parte de ese incremento se concentrará, según las estimaciones de la Airef, hasta 2050, cuando se alcanzará el 8 por ciento del PIB, un 1,4 por ciento más que en 2023. En 2029 se estima un nivel de gasto sanitario del 6,5 por ciento y en 2041, del 7,5 por ciento.
Los cálculos se basan en un modelo que tiene en cuenta el gasto unitario de cada uno de los ámbitos de la sanidad -hospitalario, especializada,
Atención Primaria y
Farmacia, entre otros- según el género y los grupos de edad. Son cifras que, en cualquier caso, dependen de “la evolución de la población, las expectativas de morbilidad y la actualización del gasto unitario”.
El informe atribuye al aumento del
envejecimiento casi un punto porcentual del crecimiento en gasto sanitario hasta 2034. A partir de entonces, esa variable irá perdiendo peso progresivamente. “Hasta 2045, el aumento de la edad de la población asociada a la generación de los
baby boomers y los demás factores que determinan el coste unitario llevan a un crecimiento del gasto total superior o igual al 4 por ciento anual”, según la Airef. De ahí en adelante, el incremento “comienza a moderarse”. En 2050 se prevé que el aumento sobre el PIB asociado a
factores demográficos sea sólo del 0,3 por ciento. Posteriormente, la influencia de la variable demográfica será “prácticamente nula” hasta 2070.
Claves para la eficiencia del SNS
Pero las circunstancias demográficas no serán las únicas que influyan en la tendencia al alza del gasto sanitario. La Airef cita al respecto la tecnología y la renta per cápita, pero también la morbilidad “en sentido negativo”. En sus
Spending Reviews, alude a la incorporación de
medicamentos innovadores, la ampliación de servicios, la actualización tecnológica y la gestión del personal sanitario como algunos de los principales desafíos del gasto sanitario.
Para abordarlos, la Airef ha identificado en sus análisis “estrategias clave para mejorar la eficiencia y sostenibilidad del sistema”. Entre estas destacan la optimización en el uso de medicamentos impulsando
biosimilares y genéricos, el fortalecimiento de la compra centralizada y “un mayor seguimiento de los indicadores de calidad en la prescripción”.
En el ámbito tecnológico se llama a poner en marcha una “planificación estratégica” en la adquisición de equipamiento “asegurando su alineación con las necesidades asistenciales y la disponibilidad de infraestructuras y personal”. En cuanto a recursos humanos, se propone “una nueva ordenación” basada en “criterios demográficos,
epidemiológicos y asistenciales”, añadido a un sistema retributivo “que refuerce la vinculación a resultados”.
Por último y de forma complementaria, se plantea “optimizar la capacidad asistencial” mediante programas de alta resolución,
telemedicina y “gestión eficiente de la demanda”, poniendo “especial énfasis” en “el fortalecimiento del papel de la
Atención Primaria y el desarrollo de programas de educación sanitaria y autocuidado”.
Gasto en cuidados de larga duración
La Airef también analiza la evolución del gasto en
cuidados de larga duración. Según sus cálculos, aumentará 0,6 puntos de 2023 a 2050 y 0,3 puntos adicionales hasta 2070, cuando representará el 1,8 por ciento del
PIB. Los datos dependen de tres factores: la evolución de la población, el gasto unitario y el número de beneficiarios, asumiendo que, en 2050, “la totalidad de los beneficiarios potenciales tendrán reconocidas las prestaciones correspondientes y que se mantiene la probabilidad de ser beneficiario por edad y género”. Ese incremento del gasto en cuidados se notaría, sobre todo, hasta 2060. A partir de entonces y hasta 2070 se moderará, según las estimaciones de la Airef.
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