Julio Irigoyen, médico forense.
Las muertes de una
mujer de 35 años y su feto de ocho meses a causa de un accidente de tráfico
provocado por un kamikaze en La Rioja han conmocionado a la sociedad española. En medio de este horror,
la labor del médico forense es esencial para determinar si la pérdida del feto se debe al fallecimiento inicial de la madre que derivó en que se cortara la función circulatoria que se establece en la placenta. O, por el contrario, si se produjo por las propias lesiones del choque entre vehículos.“Estas son algunas de las preguntas que se tratan de
responder con la autopsia, y que son necesarias a la hora de calificar, posteriormente,
las acciones posiblemente delictivas del sujeto responsable”, ha resaltado
Julio Irigoyen, médico forense y jefe del Servicio de Patología del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de La Rioja.
Este especialista
ha sido el encargado de hacer la autopsia tanto de la madre como del feto, quienes fallecieron en el trágico accidente de este lunes. A pesar de que Irigoyen
lleva ejerciendo en esta profesión más de 32 años, ha reconocido a
Redacción Médica que
“nunca” ha podido acostumbrarse a este tipo de tragedias. “Adquieres experiencias y conocimientos técnicos, pero en la parte emocional creo que, cada año, por lo menos en mi caso, empeoro. Ahora lo llevo mucho peor que hace 15 años”, ha resaltado.
Aún así, en los momentos en los que está trabajando, Irigoyen
intenta mantener la “cabeza fría” para obtener todos los datos necesarios y no dejarse nada relevante en el tintero, especialmente en casos de homicidio como el que ha ocurrido en La Rioja. “Lo que nosotros obtengamos es esencial para que
el procedimiento judicial vaya adelante y se pueda
conseguir una condena. Tenemos que estar muy pendientes de la autopsia y del muestreo”, ha subrayado.
Pero lo peor llega cuando el trabajo ha terminado, la concentración cesa y los pensamientos sobre cómo lo estará pasando la familia ocupan la mente de estos profesionales. “Eso siempre está ahí, principalmente en autopsias como la de una mujer embarazada con el feto muerto, o en
casos donde un niño ha sido asesinado. Son situaciones que te
afectan emocionalmente”, ha reconocido.
Cómo sobrellevar la autopsia de un feto
Para sobrellevar este tipo de situaciones,
no hay una ‘tecla mágica’ y, según ha reconocido Irigoyen, cada especialista tiene su propia técnica para intentar superarlas. Para él,
la clave es racionalizar. “Son cosas que pasan y que, aunque nadie quiere que ocurran, lo hacen. Nosotros tenemos un trabajo que es
hacer una serie de averiguaciones para que se haga justicia. Es nuestro trabajo y hay que aceptarlo, e
intentar que el impacto emocional sea el mínimo posible. Si tienes un poco de empatía lógicamente algo dentro de ti se mueve, pero hay que intentar racionalizar”, ha explicado.
"Cuando hay un asesinato, los médicos forenses nos encargamos de hacer averiguaciones para que se haga justicia"
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El resultado de ese impacto emocional en la salud mental de estos profesionales no solo aparece en los momentos después de una autopsia, sino en los años posteriores, y “
nunca se sabe hasta donde puede llegar”. De hecho, según añade, es posible que el médico no sepa de qué manera le está minando por dentro una situación tan trágica. “Pueden aparecer una serie de consecuencias,
como estar mal o menos concentrado, que
no achacas a esos impactos emocionales”, ha lamentado.
Vías de atención psicológica para sanitarios
Es por eso que este especialista ha puesto en valor la necesidad de protocolizar o
crear unas vías de atención psicológica preventiva para todas las personas que intervienen en desastres, como el de un
niño fallecido, y que pueden afectar negativamente en su trabajo diario. “Así los profesionales tendríamos conocimiento de
dónde podemos acudir o ayudarnos a conocer qué signos pueden ser indicativos de que algo nos está afectando”, ha argumentado.
En este sentido, Irigoyen ha puesto el ejemplo de una situación que le ocurrió y que demuestra cómo puede afectar una intervención tan horrorosa a la
salud mental del médico que está realizando el procedimiento. “Estaba hablando con unos compañeros de un caso donde
un padre asesinó a su hijo recién nacido, y yo decía que
no recordaba ese suceso. Luego, estuve investigando sobre ello, y me di cuenta de que
fui yo quien le hizo la autopsia. Y no es que yo me olvide de las cosas, sino que
había bloqueado ese recuerdo porque me impacto muchísimo en su momento”, ha concluido.
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