Redacción. Madrid
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha presentado este martes en Washington (Estados Unidos) un nuevo informe en el que analiza las perspectivas de la economía mundial para los próximos años. El FMI augura malos tiempos para España, con nuevos récords de paro, una recesión más aguda este año 2013, el incumplimiento del déficit previsto de aquí a 2018 y el aumento de la deuda pública por encima de lo previsto por el Gobierno de Mariano Rajoy.
![]() Christine Lagarde, directora del FMI. |
Pero además de las negras perspectivas para nuestro país, el informe de la organización dirigida por Christine Lagarde también hace un análisis sobre las medidas que, a su juicio, deben tomar las economías avanzadas, incluida España, si quieren escapar cuanto antes y salir bien paradas de la crisis económica. El gasto en sanidad es uno de los primeros bastiones que deben atacar los países avanzados según el FMI.
De hecho, desde el Fondo se atreven a aseverar que las reformas de las prestaciones sanitarias y sociales llevadas a cabo hasta ahora por las economías más potentes “han tenido solo un alcance limitado”. Por este motivo, el FMI pide más ajustes y más recortes en sanidad, porque considera que “prácticamente no se ha avanzado en la solución del gasto sanitario, cuya trayectoria es insostenible y cuyas proyecciones apuntan a aumentos muy importantes en términos de valor neto actualizado en muchas economías avanzadas”.
El informe prevé que la política fiscal seguirá siendo restrictiva a corto plazo en las economías avanzadas y que el ritmo de contracción disminuirá considerablemente en la Zona Euro entre 2013 y 2014. Sin embargo, en las economías avanzadas el FMI pronostica que los coeficientes de endeudamiento que tienden a estabilizarse, pronto volverán a aumentar a medio plazo debido al gasto en prestaciones sanitarias y sociales.
La receta del FMI para solventar este ‘escollo’ es un mayor avance del ajuste fiscal a medio y largo plazo, que incluya la reforma de las prestaciones sanitarias y sociales, lo que haría “menos necesaria” una consolidación fiscal a corto plazo; mientras un mayor avance en el saneamiento de los “balances débiles” promovería la transmisión de las tasas de interés bajas a la economía real, explican.