Banderas de Europa.
La
falta de personal sanitario se ha convertido en uno de los problemas más repetidos a nivel europeo en las últimas semanas. El
“desierto médico” que acecha a la mayoría de los países está suponiendo que se
debiliten los sistemas de salud a nivel general, y la
retención de profesionales se convierte en una demanda urgente. Se trata de una problemática con un abordaje complicado, que la
Unión Europea de la Salud plantea resolver de forma “dinámica”, enfocándose en
tres dimensiones: disponibilidad, dimensionalidad y equidad.
Este
abordaje dimensional es una de las formas para tratar de solucionar “el desierto médico” que se ha planteado en la conferencia ‘
Retos del personal sanitario en Europa’, celebrada este viernes por la Unión Europea de la Salud, un organismo de la Comisión Europea. Lo ha hecho
Giovanni Baglio, médico epidemiólogo, experto en salud pública y organización de servicios sanitarios, y uno de los participantes de este encuentro. En concreto, Baglio considera que
escasez de médicos supone un fenómeno “muy complejo” en términos generales.
Para él, el “desierto médico” supone una situación en la que entran en conflicto las necesidades de la salud, concretamente
la demanda y la oferta de atención médica. Por eso, su planteamiento requiere no centrarse únicamente en las cuestiones que afectan a la fuerza laboral, sino también en la
calidad de los servicios y en los grupos de población que tienen
dificultades en el acceso a la salud.
Claves para abordar la falta de médicos
Para el experto, el
“desierto médico” debe ser estudiado desde “múltiples puntos de vista”. En su opinión, estos se pueden resumir en
tres cuestiones clave. Por una parte, plantea una
dimensión centrada en la disponibilidad, no solo de profesionales, sino también estudiar si los territorios que sufren una falta de médicos disponen de las
instalaciones necesarias y suficientes para que los profesionales requeridos puedan ejercer en condiciones óptimas.
En segundo lugar, recomienda centrarse en la
cualidad dimensional del problema. Esta se refiere a la
calidad de los servicios de los que se dispone en cada zona. En este sentido, el experto considera que es importante
conocer cómo de buenos son los servicios sanitarios de cada territorio. “Tener servicios que no funcionan correctamente es una forma de desierto médico”, sentencia Baglio.
La tercera d
imensión es la referida a la equidad. Esta dimensión requiere comprobar si los servicios sanitarios “
funcionan para todos de la misma manera”, tal y como explica Baglio. Para ello, hay que tener en cuenta términos de
distancia, factores lingüísticos,
culturales, sociales,
económicos y las expectativas de los ciudadanos. “Todas estas cuestiones
pueden dificultar el acceso, y cuando todos los aspectos se unen se puede considerar una situación de desierto médico”.
Los “desiertos médicos”, un fenómeno en desarrollo
Para Baglio, es muy importante entender que los “desiertos médicos”
son el último punto de una cadena de problemas que afectan a los sistemas de salud. “No son un único punto”, remarca el experto. “Hay que comprender que
no es una situación estática, sino que debe considerarse en términos dinámicos”, explica. “Es el punto final de un proceso muy complejo”, añade.
En esta línea, Anke Boone, investigadora doctoral y otra de las participantes en esta conferencia, ha destacado que son muchos los “desiertos médicos” donde se dan las
condiciones de escasez en las instalaciones sanitarias, provocando que los profesionales no puedan trabajar en condiciones de calidad y desembocando en un problema aún mayor.
En su opinión, la
retención de la fuerza laboral en el ámbito sanitario está muy ligada al cuidado de estos aspectos que, junto a la
alta rotación del sector, contribuyen al
agotamiento de los profesionales y generan en ellos una
sensación de falta de apoyo social y una
insatisfacción laboral. Estas cuestiones, junto al
estrés, la falta de equilibrio entre la vida laboral y personal, se posicionan como uno de los grandes detonantes para el
abandono de los puestos por profesionales sanitarios, tal y como explica la experta.
A estos aspectos se suma la necesidad de
incluir más políticas de contratación de personal sanitario y políticas de retención que permitan abordar esta problemática en toda Europa. Una “estrategia innovadora”, según Boone, sería estudiar
sistemas de “delegación de tareas”. “Hay que pensar de forma más creativa en nuevos puestos relacionados con el
cambio de tareas y definir roles claros, porque si se crean nuevas reglas y nuevos puestos podría generas conflictos e incertidumbre en la fuerza de trabajo”, señala.
Además, según Boone, si los sistemas sanitarios quieren que su fuerza laboral dedicada a la atención médica permanezca en sus puestos, lo que deben es enfocarse en el
“trabajo en equipo”. “Es importante confiar en que tus empleados dispongan de
autonomía y es importante
escuchar sus necesidades”, recalca. “
Todo el mundo tiene vida familiar, además de su trabajo, y también hay que enfocarse en las ambiciones de las personas”, sentencia.
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