El vocal de Comunicación de la Sespas, Manuel Franco.
Expertos en Salud Pública alertan de la posibilidad de que
crezca el número de casos de botulismo en los próximos años ante el aumento del 11 por ciento
consumo de alimentos precocinados en los últimos tres años. Lo hacen después de que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) anunciara que se están investigando
cuatro casos de botulismo ya confirmados y dos probables en personas que habían consumido
tortilla de patatas envasada adquirida en diferentes supermercados.
El botulismo es una enfermedad que se produce por el
consumo de alimentos en mal estado, generalmente embutidos y conservas. Su origen está, por tanto, en un mal proceso de conservación. “Lo peligroso es que se trata de una
enfermedad neurológica que, en el peor de los casos, puede ser mortal”, explica a
Redacción Médica el vocal de Comunicación de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas),
Manuel Franco, que también llama a la calma: “Afortunadamente, se suelen dar muy pocos casos de botulismo y, además, es
relativamente fácil de diagnosticar en cualquier hospital si se encuentra rápidamente la fuente”.
En este sentido, según Franco, es vital poder consultar la
trazabilidad de los alimentos intoxicados, algo que en España y en Europa “está muy bien organizado”. En concreto, el Reglamento 178/2002 y el Reglamento 931/2011 del Parlamento y el Consejo Europeo
fijan los requisitos específicos de trazabilidad para
encontrar y seguir el rastro de los alimentos a través de todas sus etapas de producción, transformación y distribución.
Según un informe de la Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (Asefapre), en 2022, el consumo de comida precocinada se elevó hasta cerca de las
700.000 toneladas, un 3,5 por ciento más con respecto al año anterior. El dato no concuerda con lo reflejado en el
Informe del consumo alimentario en España en 2022, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En el documento, se indica que la compra de platos preparados
se resintió el año pasado un 3,5 por ciento respecto a 2021.
Sin embargo, según el mismo informe, entre 2019 y 2022 el consumo de comidas precocinadas sí que creció, hasta el
11 por ciento, como se ha indicado, una tendencia que podría aumentar el riesgo de aparición de nuevos casos de botulismo, según Franco: “El de la tortilla de patatas no es un caso clásico, pero no me extraña que haya ocurrido, ahora que hay tantas comidas preparadas en los supermercados. Seguramente de aquí en adelante vayan a aparecer
nuevos casos que antes no se daban”.
Cuatro casos confirmados en Madrid, Castilla y León y Galicia
Según ha podido saber
Redacción Médica, de los cuatro casos confirmados y notificados al Sistema de Alertas de Salud Pública,
uno se ha registrado en la Comunidad de Madrid y dos en Valladolid. En el primero, los síntomas de la persona afectada, que está ingresada en la UCI, comenzaron el 10 de julio. Dos días más tarde, la
European Weed Research Society (EWRS) informó de dos casos de personas italianas -un hombre y su hija- que habían regresado a su país natal desde España el 1 de julio y que empezaron a presentar síntomas entre ese día y el siguiente. Los tres afectados habían consumido tortillas
fabricadas por la misma empresa, pero las compraron en
distintas cadenas de supermercados, el primero en
Colmenar Viejo y los segundos, en Valladolid, como se ha apuntado. El cuarto caso confirmado se ha dado en
Galicia.
Por otro lado, uno de los casos sospechosos se ha notificado en la
Comunidad Valenciana. La persona posiblemente afectada también consumió una tortilla de patatas envasada, aunque de una cadena de supermercados distinta a la de los casos anteriores, durante un viaje de varios días en junio entre
Soria y La Rioja. Sus síntomas empezaron el 21 de junio, pero las pruebas aún no han confirmado el diagnóstico de botulismo.
Investigación para hallar el origen de las intoxicaciones
Por el momento, no se ha podido establecer el origen de las intoxicaciones ya confirmadas.
Hay en marcha una investigación para saber si hay algún producto en el mercado que no sea seguro o si el problema reside en los procesos de elaboración o en la cadena de distribución, almacenamiento y transporte.
Desde la Aesan se explica que, en los últimos días, se ha informado de los casos a los Servicios de Salud Pública de las comunidades y ciudades autónomas, a través de la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta, de cara a
reforzar la detección precoz en caso de que aparezcan posibles nuevos casos de botulismo. También se ha trasladado la información disponible a los puntos de contacto de las comunidades autónomas para que lleven a cabo las investigaciones pertinentes. Una de las cadenas de supermercados en la que se adquirieron varias de las tortillas en mal estado
ya ha retirado de la venta el producto de forma preventiva. De momento, el portal de alertas de Salud Pública del
Ministerio de Sanidad no ha notificado ningún aviso al respecto. Tampoco hay pronunciación oficial del propio Ministerio.
“Queremos recordar a los consumidores la importancia, mayor en esta época del año por el calor, de conservar los productos alimenticios a las
temperaturas de conservación indicadas en el etiquetado y seguir las instrucciones de uso indicadas por los fabricantes, ya que garantizan la seguridad de los productos para los que se establece una fecha de caducidad”, manifiestan desde la Aesan en un comunicado. El organismo advierte de que el caso de las tortillas de patatas envasadas es “especialmente importante”, porque “puede tenerse la falsa sensación de que son como las conservas, que tienen estabilidad térmica, y mantenerlas sin refrigeración a la temperatura ambiente actual puede derivar en
problemas de salud tras su consumo”.
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