Un estudio británico identifica las prácticas de acoso más repetidas entre las mujeres del campo de la cirugía

El 63,3 % de las sanitarias de quirófano ha sufrido acoso sexual en Reino Unido.
El 63,3 % de las sanitarias de quirófano ha sufrido acoso sexual en Reino Unido.


12 sept. 2023 19:40H
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Más de seis de cada diez mujeres profesionales de la cirugía han sufrido una situación de acoso sexual en su lugar de trabajo. Un estudio británico ha puesto cifras a este fenómeno preocupante en los quirófanos de la red de hospitales del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y ha revelado toda la serie de prácticas de las que han sido objeto las sanitarias durante los últimos cinco años. Una amalgama que va desde los chistes inapropiados con contenido sexual hasta los casos de violación, pasando por insinuaciones o comentarios sobre el físico.

El artículo publicado en la Revista Británica de Cirugía ha sido elaborado por una decena de investigadores de diferentes universidades del Reino Unido. Para obtener las conclusiones, se han tenido en cuenta las respuestas a las encuestas de un total de 1.704 sanitarios del NHS pertenecientes a 11 especialidades quirúrgicas diferentes. El 51,4 por ciento de la muestra eran mujeres, lo que ha permitido comparar su experiencia con la de los hombres.

Uno de los datos más esclarecedores del ‘paper’ es que el 63,3 por ciento de las encuestadas ha reconocido que ha sido blanco de alguna situación de acoso por alguno de sus compañeros de trabajo. Los fenómenos más comunes son los chistes con contenido sexual (52,7 por ciento), los comentarios no invitados sobre el físico (40,3 por ciento), las charlas sexuales no deseadas (38,4 por ciento) o la invasión deliberada del espacio personal (36,9 por ciento). 


"Tanto el acoso sexual como la agresión sexual pueden ser comunes en el entorno quirúrgico del Reino Unido"



Los testimonios también han permitido identificar situaciones habituales como las insinuaciones físicas (29,2 por ciento), las comunicaciones electrónicas con carácter sexual no deseadas (16,3 por ciento), las ofertas de oportunidades profesionales a cambio de sexo (5 por ciento) o las amenazas por no haber aceptado ese tipo de propuestas (4,2 por ciento).

Las situaciones descritas por las sanitarias británicas también recogen agresiones como los tocamientos (27,6 por ciento). Mientras que un 0,8 por ciento de las encuestadas ha reconocido haber sido víctima en algún momento de una violación por parte de algún compañero de plantilla. Las cifras contrastan con los resultados ínfimos notificados por los hombres cuando han sido cuestionados por los mismos asuntos.

“La conducta sexual inapropiada en los últimos cinco años se ha experimentado ampliamente y las mujeres han sido afectadas de manera desproporcionada”, han concluido los autores de la investigación, que también han identificado una “falta generalizada de confianza” por parte de las mujeres en las autoridades encargadas de gestionar estas cuestiones en la sanidad pública.


¿Cómo acabar con el acoso sexual en la sanidad?


El impacto de los datos del estudio, ha llevado a un grupo de expertos a plantear otro informe titulado “Rompiendo el silencio. Abordar la conducta sexual inapropiada en la atención médica”, en el que han planteado una serie de recomendaciones a las instituciones para que intenten buscar soluciones a este fenómeno.

El texto, suscrito por la profesora y cirujana maxilogacial Carrie Newlands, ha instado a las administraciones públicas a establecer mecanismos de denuncia donde las sanitarias puedan expresar sus casos para convertir la atención sanitaria en un “entorno seguro y acogedor en el que trabajar” y evitar que las profesionales terminen abandonando su carrera debido a la falta de justicia.

“Quienes se han visto afectados por conducta sexual inapropiada rara vez lo denuncian por múltiples razones, basadas en el miedo y la falta de fe en quienes actualmente tienen la tarea de investigar los informes. Dentro de las organizaciones sanitarias individuales, existe una experiencia insuficiente y una falta de memoria organizacional en torno a este complejo asunto. Además, los perpetradores suelen ser personas poderosas y existe una cultura de complicidad”, ha concluido la experta.
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