Una persona vacunándose.
En los últimos años hemos asistido a un fuerte
crecimiento de bulos y fake news que corren como la pólvora a través de Internet mientras que los usuarios no se plantean su veracidad. En el caso de las vacunas, un estudio de la Universidad de Pensilvania ha llegado a la conclusión de que aquellas personas que confían en las
redes sociales para obtener información tienen más probabilidades de obtener
datos erróneos sobre las vacunas que aquellas que son consumidores de medios tradicionales
Este estudio se basa en la comparación de encuestas realizadas a las mismas personas en diferentes periodos: primavera y otoño de 2019, coincidiendo con el
mayor brote de sarampión que se ha dado en Estados Unidos en los últimos 25 años. Entre las dos fechas, el nivel de desinformación del 19 por ciento de los encuestados cambió de forma sustancial y, al menos, el 64 por ciento de ese grupo se mostró peor informado en otoño que en primavera.
Según los investigadores del Centro Annenberg de Políticas Públicas de esta universidad americana, apuntan que los
patrones de
consumo de medios de comunicación ayudan a explicar este nivel de desinformación. Y es que los encuestados que mostraron haber estado expuestos a publicaciones en redes sociales sobre sarampión, paperas y rubeola fueron más propensos a mostrarse mal informados y respaldar los típicos bulos
en contra de la vacunación.
Así, los datos resultantes de este estudio sugieren que una buena cantidad de contenido en redes sociales
no está contrastado y suele ser falso, mientras que los medios tradicionales reflejan
datos científicos sobre los beneficios y la seguridad de las vacunas.
"Niveles de desinformación preocupantes"
Además, el estudio refleja que el
18 por ciento de aquellos que participaron en las encuestas está convencido de que "las vacunas causan
autismo". Mientras que un
15 por ciento cree que "las vacunas están llenas de
toxinas" y el
20 por ciento considera que "no ocurre nada si los padres eligen cuando poner las vacunas a sus hijos" en vez de seguir el plan establecido por las autoridades sanitarias.
Además, un
19 por ciento de los encuestados afirmaba que es "mejor
desarrollar inmunidad a la enfermedad contrayéndola que gracias a la vacuna".
El estudio además apunta que el convencimiento en los datos se mantiene en el tiempo. Un 81 por ciento de los encuestados apuntaron en la primera encuesta que habían recibido algún tipo de información sobre las vacunas, ya fuera falsa o verdadera.
Pero en la segunda encuesta realizada en otoño -después de haber sido 'bombardeados' por información de las autoridades sanitarias- solo el 36 por ciento de los participantes reconoció tener una información veraz, mientras que el 19 por ciento de los participantes cambió sustancialmente su discurso y el 64 por ciento se mostró
peor informados que antes.
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