José Manuel Jiménez, investigador en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del King’s College de Londres.
España continúa inmersa en la
campaña de vacunación Covid-19 sin perder de vista las
nuevas variantes surgidas en lugares como
Reino Unido, Brasil o Sudáfrica. La duda ahora es, si dichas cepas podrían poner en peligro los futuros tratamientos contra esta enfermedad.
Como investigador en el Departamento de Enfermedades Infeccionas del King's College de Londres, José Manuel Jiménez, corrobora que las nuevas variantes, causantes de una gran parte de los casos registrados en comunidades como
Galicia, son
"preocupantes y potencialmente peligrosas", ya que existen indicios de que
puedem transmitirse "mejor" y en algunos casos "evadir parcialmente la respuesta inmune", explica a
Redacción Médica. Aún así, los datos obtenidos en las vacunaciones, reflejan que el tratamiento más efectivo contra estas mutaciones es el "que se pone".
Hasta el momento, y a pesar de los anuncios "favorables" sobre la eficacia de las vacunas, los datos de los que se dispone son principalmente epidemiológicos, por lo que no será hasta dentro de unos meses cuando se pueda saber con certeza si estas nuevas variantes son más peligrosas o no. Otro dato que se desconoce es el efecto que tienen las mutaciones en el periodo de incubación del virus o el tiempo que una persona puede seguir infectando tras haber contraído la enfermedad.
La amenaza es, en todo caso, doble, asegura Jiménez. Por un lado, si alguna de estas variantes demuestra ser más infecciosa y transmitirse con mayor facilidad, esto supondría un aumento de contagiados, y por ende, de fallecidos. En caso de que se confirme su capacidad para vulnerar la inmunidad adquirida, la efectividad de las vacunas actuales podría "disminuir considerablemente", lo que conllevaría también un posible incremento en el número de reinfecciones, hasta ahora reducidas.
Algo que ya está sucediendo con la variante sudafricana B.135, tal y como advirtió la OMS a mediados de febrero, al detectarse varios casos de pacientes que habían contraído de nuevo la enfermedad. Otra de las más preocupantes, indica Jiménez, es la mutación E484K que ha incorporado la variante británica, y que, según diversos estudios, podría afectar también a la respuesta inmune.
Las vacunas pueden perder eficacia pero seguir protegiendo parcialmente
La solución para combatir estos casos de reinfección pasa por
actualizar las vacunas actuales incorporando las
mutaciones identificadas. Algo
"relativamente fácil de hacer", según el investigador, que también señala el
desarrollo de nuevos antivirales como "complemento ideal" a las vacunas actuales.
Aún así,
no es tan sencillo que una vacuna deje de "funcionar del todo", ya que los
anticuerpos generados "pueden identificar más de un sitio de la proteína" usada en el tratamiento. La vacuna, por tanto, podría
perder cierta eficacia, pero
seguir protegiendo aunque sea de forma "parcial".
Lo que sí podría darse es lo que se conoce como
"potenciación de la infección dependiente de anticuerpos" o ADE según sus siglas en inglés, cuando las
variantes llegan a ser
más contagiosas en pacientes que ya han sido
vacunados, como ocurrió con el virus respiratorio sincitial, el virus del dengue y otros coronavirus.
"Todavía falta por ver su efectividad en la prevención de casos graves y fallecidos que es realmente lo más importante"
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En estos casos se produce una
reacción no deseada y la generación de anticuerpos frente a un agente infeccioso, por ejemplo a través de un tratamiento, da lugar a
síntomas "mucho peores" cuando la persona se infecta por segunda vez con "variantes muy específicas del mismo patógeno". Es, de hecho, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los investigadores cuando se desarrolla una nueva vacuna.
El investigador reconoce no obstante que, después de vacunar a millones de pacientes, la
probabilidad de que ocurra es "muy baja" y, además, existen precedentes en estudios con otros coronavirus que podrían aportar
claves para evitarlo. Una posible solución sería "usar la proteína S en las vacunas y no otras que son más propensas a generar ADE como por ejemplo la proteína N", propone.
"En base a que no se ha descrito la aparición de ADE en los estudios preclínicos con las vacunas, tanto en
cultivos celulares como animales, en las fases clínicas ni ahora con millones de personas vacunadas, la
probabilidad de que es esto ocurra es muy baja".
¿Eficacia de las vacunas en riesgo?
Como experto en enfermedades infecciosas, Jiménez es de los que piensa que no hay que adelantarse a la hora de hablar sobre el efecto de las variantes en los tratamientos. "Es cierto que están apareciendo estudios preliminares sobre la variante en Sudáfrica que indican que podría haber una reducción en la producción de anticuerpos".
No obstante, advierte, todavía falta por ver su efectividad en la prevención de casos graves y fallecidos que es "realmente lo más importante" en esta etapa de prevención. "Con los datos con los que disponemos hasta ahora, el mensaje más importante que podemos dar es que la vacuna más efectiva es la que se pone".
No serán tampoco las únicas variantes que aparezcan en los próximos meses, lo cual no significa necesariamente que todas las que aparezcan sean "preocupantes", puesto que las mutaciones pueden también atenuar el virus, aclara el investigador, cuyas aportaciones en estos últimos años han sido fundamentales al conocimiento de la respuesta inmune y los mecanismos de patología viral de diversos virus emergentes, incluyendo SARS-CoV-1, SARS-CoV-2, VIH y el virus de la gripe. "El virus lleva mutando desde que apareció y hasta el momento solo hay 3 variantes muy específicas que podrían suponer un peligro potencial", concluye el investigador.
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