Un estudio de la Universidad de Macquarie analiza la vinculación entre empatía y abandono laboral.
Un exceso de
vinculación emocional entre los sanitarios y los pacientes puede convertirse en un detonante para el
abandono de la profesión. Una investigación científica publicada en la
Revista de Psicología Social Aplicada ha concluido que aquellos profesionales de la salud que han demostrado unos
niveles más altos de empatía tienen mayores dificultades para continuar con su puesto de trabajo debido los problemas asociados a su
salud mental.
El artículo suscrito por una decena de investigadores de la
Universidad de Macquarie (Australia) es el resultado de una encuesta anónima realizada sobre
110 veterinarios a los que se les ha preguntado por los riesgos emocionales de su trabajo y específicamente por intervenciones como la eutanasia. Los resultados se han hecho extensibles tanto al colectivo de
Medicina como al de
Enfermería.
“Si bien este trabajo se lleva a cabo en una muestra de veterinarios, anticipamos que los efectos similares de la empatía emocional en la sostenibilidad de la carrera también son probables en otras profesiones involucradas en actividades emocionalmente cargadas, incluida
la práctica de la muerte voluntaria asistida, que se está convirtiendo cada vez más en parte de la práctica de
la medicina humana”, reza el estudio.
Para poder alcanzar las conclusiones, los autores han diferenciado entre dos tipos diferentes de empatía. Por un lado, la de carácter
emocional (experimentar el estado emocional de otra persona) y, del otro, la de tipo
coginitivo (ser capaz de comprender la experiencia afectiva de los demás). Los profesionales que
mayores niveles se ha detectado de la primera son también los que están más expuestos a dejar su trabajo por el riesgo de su salud mental.
“Los datos muestran un papel generalmente dañino para la empatía emocional en los resultados de los veterinarios que
moderaron el impacto de una tarea laboral cargada de emociones (realizar la eutanasia)”, han relatado los expertos.
La investigación ha apuntado que esta realidad se puede percibir también en la probabilidad de que los veterinarios decidan abandonar
algunos deberes o roles específicos de la profesión debido a la “angustia” que han alcanzado, pero no dejen definitivamente su puesto. En ese sentido, se ha detectado que cerca de un
20 por ciento de los encuestados no había realizado eutanasias en el último año.
La empatía como valor en las OPE de sanitarios
Estas conclusiones han abierto una hipótesis sobre si es necesario incorporar una perspectiva sobre la empatía durante
los procesos de contratación de los profesionales de la salud. Aunque los impulsores del estudio lo dan prácticamente por descartado. “La selección de personas con ciertas formas de empatía más bajas puede ser
una perspectiva controvertida en las profesiones de ayuda, particularmente dado el creciente énfasis en la atención empática”, han argumentado.
Lo que sí que ha reforzado el estudio es la necesidad de dotar a los sanitarios de mayores
“estrategias de regulación emocional” para ayudar en el manejo de la
“angustia empática” o en los “estados afectivos negativos” que pueden terminar derivando en una dimisión.
“La investigación ha demostrado que la implementación de intervenciones basadas en la regulación de las emociones, como la atención plena, en el lugar de trabajo tiene
un efecto moderado en la reducción de los síntomas de enfermedades mentales, como el estrés, la ansiedad y el agotamiento, y un efecto pequeño a moderado en la mejora de los resultados de
rendimiento como desempeño laboral y compasión”, han expuesto.
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