Esta crisis sanitaria tiene dos víctimas: las directas son los pacientes Covid-19; las indirectas son los pacientes con otras patologías que han dejado de ser diagnosticados, tratados y, en su caso, intervenidos quirúrgicamente”. Son palabras de la presidente del Capítulo de Cirugía Endovascular de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular,
Mercedes Guerra. En nombre de todos los cirujanos vasculares ha demandado hoy a Gobierno y comunidades que
diseñen planes estratégicos para reactivar la actividad quirúrgica de forma segura, la cual está siendo seriamente perjudicada por la pandemia.
Planes, ha subrayado, en los que la Cirugía Endovascular (a través de catéter y mínimamente invasiva) puede y debe realizar una contribución esencial, pues en los momentos más críticos de la pandemia sus procedimientos se han revelado fundamentales para
dar opciones de tratamiento a los pacientes, con buenos resultados.
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En su intervención en el 2º Congreso Nacional Covid-19, en la mesa redonda denominada 'Cirugía Endovascular tras un año de pandemia', Mercedes Guerra ha hecho hincapié en una reciente encuesta internacional en 31 países que refleja una disminución de hasta el 87 por ciento de las cirugías urgentes como consecuencia del impacto de la Covid-19. Ese mismo estudio alerta de un retraso en el diagnóstico y en el momento de la intervención de estas cirugías urgentes relacionado con los
problemas logísticos y de escasez de camas y espacios provocada por la pandemia.
“Los quirófanos han sido UVI Covid y el propio personal ha sido derivado a la atención de pacientes Covid, por lo que solo se han operado los casos más graves”, explica Mercedes Guerra, que ha descrito la situación que se ha provocado con los pacientes vasculares: “
El Covid-19 nos ha dejado un aumento de la lista de espera, retrasos diagnósticos y por todo ello un empeoramiento de la situación clínica de los pacientes, además de miedo a operarse y en general a venir al hospital. La consecuencia de todo ello han sido cirugías más complejas, más tiempo quirúrgico, más coste sanitario y más necesidades de camas de crítico postoperatorio como consecuencia de la mayor comorbilidad. No podemos seguir así, hay que tomar medidas”.
En este contexto crítico ha sido en el que los procedimientos endovasculares se han revelado de una enorme utilidad y de gran importancia para permitir los tratamientos requeridos por los pacientes. De hecho, durante este tiempo han aumentado los tratamientos endovasculares para pacientes con isquemia crítica, con una reducción de la mortalidad del 16 por ciento, “lo que quiere decir que este tipo de
cirugía ha permitido dar opciones de tratamiento con muy buenos resultados, por lo que tenemos que tomar medidas y poner en marcha planes para desarrollar la cirugía endovascular, porque es útil y se ha demostrado en esta crisis”.
Guerra ha incidido en las
ventajas del tratamiento ambulatorio permitido por estas técnicas en una situación pandémica. “Es más confortable para nuestros pacientes, conlleva menos infecciones nosocomiales, y es también más coste-efectivo para el sistema sanitario, pues significa menos recurso de camas, menos riesgo de contagios intrahospitalarios y los pacientes aceptan mejor la cirugía por menos temor al ingreso”, ha comentado.
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