El análisis de muestras de plasma de ocho donantes sanos ha permitido comprobar que la
respuesta inmune al SARS-CoV-2 viene de serie. Así lo sugiere este estudio, realizado por investigadores del Ragon Institute y el Departamento de Microbiología de la Escuela Médica de Harvard, y publicado en la plataforma de pre-prints Biorxiv.
Aislando las células B inexpertas o
naïve (que no han estado expuests a un antígeno) de cinco de estos donantes comprobaron que
reconocían la proteína S del virus (la que se une a las células para infectarlas). La mitad de estas también reconoció las mutaciones en la proteína propia de la variante sudafricana (K417N, E484K y N501Y), así como otros coronavirus con “potencial pandémico”, como WIV-1.
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La variedad de líneas germinales que generan la respuesta de la célula B lleva a los investigadores a pensar que
esta activación frente a la proteína del coronavirus está codificada en su material genético.
Especificidad de las células B frente a los antígenos
“En otras palabras”, indican los autores del
estudio que analiza la capacidad de las células B inmaduras para enfrentarse al coronavirus, encabezados por Jared Feldman, del Ragon Institute, “para amplificar una respuesta protectora al SARS-CoV-2 a través de la vacunación o la infección, las células B inmaduras adecuadas deben estar presentes y activables”.
No obstante, indican que la especificidad frente al antígeno de estas células B “está aún por definir”.
Las observaciones detalladas en el artículo son coherentes son otros estudios, en los que se comprueba que
la mayoría de individuos seroconvirtieron anticuerpos frente al dominio de unión del receptor de la proteína del virus.
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