Simulación de la propagación del Covid-19 en un aula.
Desde el inicio de la pandemia del coronavirus, la educación ha adoptado medidas como la ventilación constante, el uso de mascarillas, los grupos burbuja o la suspensión de las clases extraescolares para
reducir la propagación del Covid-19 en las aulas. De todas ellas, según un estudio realizado por la Universidad de Florida Central, el uso de las mascarillas y un buen sistema de ventilación son las más importantes, por encima del distanciamiento social.
En la investigación, publicada recientemente en la revista
Physics of Fluids, los científicos aseguran que en una clase con buena ventilación
el riesgo de infección se redujo entre un 40-50 por ciento en comparación con una clase sin ventilación.
“Esto se debe a que el sistema de ventilación
crea una corriente constante de flujo de aire que hace circular muchos de los aerosoles hacia un filtro que elimina una parte de ellos en comparación con el escenario sin ventilación donde los aerosoles se congregan sobre las personas en la habitación”, detallan los autores del estudio.
En ese sentido, Germán Peces-Barba, vicepresidente neumólogo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, e
xplicaba hace un mes a Redacción Médica que lo ideal es hacer al menos
12 renovaciones de aire cada hora. O, lo que es lo msimo, una cada cinco minutos.
La distancia social pierde importancia frente a la mascarilla
Los autores del estudio también aseguran que las
rutas de transmisión de aerosoles no muestran la necesidad de un distanciamiento social de metro y medio cuando las mascarillas son obligatorias.
“Nuestros resultados revelan que
con las mascarillas la probabilidad de transmisión no disminuye con un mayor distanciamiento físico, lo que enfatiza que el uso de ella puede ser clave para aumentar la capacidad de protección en las escuelas y otros lugares", concluyen los investigadores
“Se demostró que las mascarillas son beneficiosas al prevenir la exposición directa a los aerosoles, ya que con ellas puestas los alumnos emiten una débil bocanada de aire caliente que hace que
los aerosoles se muevan verticalmente, evitando así que lleguen a los estudiantes adyacentes”, explican los investigadores.
Una simulación informática para calcular el riesgo de transmisión aéreo
Para averiguar cómo se transmite el virus dentro de una clase, los científicos crearon una
simulación informática de una clase con estudiantes y un profesor, luego modelaron el flujo de aire y la transmisión de enfermedades, y calcularon el riesgo de transmisión aérea.
El modelo de aula era de 216 metros cuadrados con techos de 2,7 metros de altura. Según explican en el estudio esto sería similar a un aula universitaria de menor tamaño. El modelo tenía estudiantes con mascarilla, cualquiera de los cuales podría estar infectado, y un maestro con mascarilla al frente del aula.
Bajo estas condiciones sometieron al aula a
dos escenarios. En el primero, la clase estaba ventilada y en el segundo no. Además, utilizaron dos tipos de simulaciones, el Wells-Riley y el Computational Fluid Dynamics.
Wells-Riley se usa comúnmente para evaluar la probabilidad de transmisión en interiores y la dinámica de fluidos computacional se usa a menudo para comprender la aerodinámica de automóviles, aviones y el movimiento submarino de los submarinos.
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