Una persona con mascarilla.
9 ene. 2021 11:40H
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La primera ola de la pandemia de Covid-19 afectó al norte de Italia de manera más significativa que al resto del país, y Lombardía en particular fue la región con mayor propagación. En mayo de 2020 se registraron 76.469 casos, lo que equivale al 36,9 por ciento de la población de dicha zona. ¿Por qué la distribución geográfica de la epidemia fue tan desigual? Lo que sí se sabe es que la contaminación atmosférica no tiene nada que ver.
Así lo destaca un análisis realizado por el Instituto de Ciencias Atmosféricas y del Clima del Consejo Nacional de Investigación de Italia, en el que muestran como las partículas atmosféricas y los virus no interactúan entre sí. Por lo tanto, excluyendo las áreas de congregación, la probabilidad de una mayor transmisión en el aire debido a la alta contaminación atmosférica parece esencialmente insignificante. La investigación, publicada en la revista científica Environmental Research, se realizó analizando los datos, para el invierno de 2020, de los entornos al aire libre de las ciudades de Milán y Bérgamo.
"Existe la idea de que la propagación viral con los parámetros atmosféricos puede favorecer la transmisión aérea del contagio. De hecho, se ha asumido que estos elementos pueden actuar como un vehículo para el SARS-CoV-2 al formar aglomerados (grupos) con las emisiones respiratorias de las personas infectadas. En este caso, el consiguiente transporte a larga distancia y el aumento del tiempo de permanencia en la atmósfera de las partículas emitidas podrían haber favorecido la propagación aérea del contagio”, destaca el autor del estudio.
La investigación estimó las concentraciones de partículas virales en la atmósfera de Milán y Bérgamo en función del número de personas positivas en el período de estudio, tanto en términos medios como en el peor escenario para la dispersión de contaminantes típica de las zonas de estudio.
"Los resultados en áreas públicas al aire libre muestran concentraciones muy bajas, inferiores a una partícula viral por metro cúbico de aire. Incluso asumiendo un porcentaje de infectados igual al 10 por ciento de la población (alrededor de 140.000 personas para Milán y 12.000 para Bérgamo), por lo tanto diez veces más que el registrado actualmente (alrededor del 1 por ciento), sería necesario estar 38 horas al aire libre en Milán y 61 horas en Bérgamo para inhalar una sola partícula viral”, concluye el estudio, incidiendo en la idea de que “la probabilidad de que las partículas virales en la atmósfera formen aglomerados con las partículas atmosféricas preexistentes, de tamaño comparable o mayor, es insignificante”.
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