Cómo airear un aula para proteger a los alumnos y profesores contra el Covid-19.
Investigadores del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y técnicos de la
Asociación Mesura han elaborado
una guía que da las pautas sobre cómo debe ser la ventilación en las aulas para reducir el riesgo de contagio por la Covid-19.
El documento establece las recomendaciones para que la ventilación y la purificación del aire sea eficaz según:
- volumen de la sala
- número y la edad de los ocupantes
- actividad realizada
- incidencia de casos en la región
Además, proporciona las herramientas para determinar si las condiciones de ventilación alcanzadas son adecuadas (
ver anexo a la guía).
“La ventilación es la renovación de aire, es decir, sustitución del aire interior potencialmente contaminado, con aire exterior libre de virus. Y la purificación del aire consiste en la eliminación de las partículas en suspensión, susceptibles de contener virus”, aclara la investigadora
María Cruz Minguillón, que ha elaborado la guía junto al investigador
Xavier Querol, ambos del IDAEA-CSIC, y con la colaboración de
José Manuel Felisi y
Tomás Garrido, de la Asociación Mesura.
Los investigadores indican en la guía que la reducción del riesgo de contagio se consigue disminuyendo la emisión y la exposición a las partículas en suspensión, también llamadas
aerosoles, susceptibles de contener virus, que se pueden acumular. La exposición a este aire puede resultar en infecciones.
La emisión se puede reducir mediante:
- la disminución del número de personas en el aula
- el silencio, o con volumen de habla bajo (hablar alto o gritar incrementa la emisión 300 veces)
- el uso de mascarilla bien ajustada.
Y l
a exposición se puede reducir mediante:
- uso de mascarilla bien ajustada
- reducción del tiempo de exposición
- aumento de la distancia interpersonal
- ventilación o purificación del aire para eliminar o reducir la concentración de virus en el aire
Una media de 5-6 renovaciones de aire por hora
La ventilación necesaria para reducir el riesgo de contagio depende del volumen de la sala, el número y la edad de los ocupantes, la actividad realizada, la incidencia de casos en la región y el riesgo que se quiera asumir. Esta guía sigue las recomendaciones de la guía de la
Universidad de Harvard, que recomienda 5-6 renovaciones de aire por hora para aulas de 100 m2, con 25 estudiantes de 5-8 años. Esto equivale a unos 14 litros por persona y segundo.
Los expertos insisten en que
las actividades en exterior son siempre preferibles al interior. En caso que la actividad tenga que ser interior, es preferible en aulas con
ventilación natural, especialmente ventilación cruzada (ventanas y puertas en lados opuestos). Se propone la utilización de equipos extractores o impulsores individuales si la ventilación natural no es suficiente. En caso de disponer de sistemas centralizados de ventilación, la tasa de aire exterior se debe incrementar y la recirculación se debe reducir.
Si no se puede recurrir a ninguna medida de ventilación, se debe purificar el aire con equipos provistos de filtros HEPA.
La solución puede ser una combinación de opciones, por ejemplo, se puede combinar ventilación natural y purificación. Para evaluar si una configuración dada es suficiente la guía describe dos métodos basados en medidas de dióxido de carbono (CO2) que tienen como finalidad determinar cuantitativamente la ventilación de un aula.
Ventilación de oficinas y lugares públicos contra el Covid-19
La guía
es aplicable a otros espacios interiores como oficinas u otros edificios de uso público. Estas recomendaciones no sustituyen al uso de mascarillas, el mantenimiento de la distancia y las medidas de higiene, que siguen siendo de necesaria aplicación. Los investigadores advierten de que el “el riesgo de contagio cero no existe”, y por lo tanto las medidas que recoge la guía “reducen el riesgo, pero no lo eliminan completamente”.
Asimismo, desde el CSIC advierten de que
esta guía no sustituye el servicio de profesionales de ventilación y tratamiento de aire, pues algunos emplazamientos pueden requerir cálculos complejos que no necesariamente puedan asumir los usuarios finales.
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