En la mayoría de
países surge un interés inmediato por encontrar la
vacuna para protegernos contra el coronavirus, más ahora que crece la
segunda ola de contagios y aumenta la presión en los
sistemas de atención sanitaria. Para la autorización de estas vacunas es clave que se determine
la eficacia y la duración de su protección. "En cuanto a la eficacia, la protección debería ser por encima del
80 por ciento, pero la duración de su protección, sin embargo,
seguirá siendo incierta durante varios años", explica la revista médica
The Lancet.
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La cantidad de vacuna que necesita un país determinado año tras año para crear inmunidad colectiva para bloquear la transmisión del SARS-CoV-2, y cuánto tiempo llevará esto,
"requiere cálculos con supuestos claramente definidos", explica la revista. "La entrega de vacunas probablemente aumentará sólo
gradualmente a medida que las capacidades de fabricación se desarrollen entre 12 y 24 meses después de la licencia de una vacuna Covid-19. Como tal, el impacto de la vacunación en la transmisión del SARS-CoV-2 comenzará lentamente y se acumulará en unos pocos años para alcanzar los niveles de cobertura objetivo", explica el artículo.
La evidencia preliminar de la publicación explica una disminución de los anticuerpos en aquellos que se han recuperado de la infección por SARS-CoV-2, pero los anticuerpos son solo una parte de la respuesta inmune humana y la inmunidad adquirida a la reinfección o la prevención de enfermedades cuando se reinfectan. Los datos sobre la inmunidad a otros coronavirus sugieren que la inmunidad al SARS-CoV-2 podría ser de
corta duración, quizás de 12 a 18 meses. En la actualidad, se desconoce si una infección pasada evitará el coronavirus grave al volver a exponerse al SARS-CoV-2.
La publicación señala que
actualmente hay 45 vacunas candidatas que se encuentran en ensayos clínicos en humanos, diez de ellas se encuentran en ensayos de
fase 3, con expectativas de que algunos resultados puedan ser anunciados antes de finales de 2020. Si los resultados de los ensayos de fase 3 son satisfactorios, no se esperará la distribución a gran escala de las vacunas Covid-19 hasta mediados o finales de 2021.
Vacunación masiva a corto plazo
Surge la duda sobre la vacunación masiva en un periodo corto,
¿es para minimizar la mortalidad neta por año o es para maximizar el número promedio de años de vida que gana una persona que recibe la vacuna?
Sobre esta pregunta, The Lancet argumenta que para maximizar el promedio de años de vida ganados, los cálculos deben realizarse utilizando datos
demográficos y epidemiológicos.
“Por ejemplo, con las tasas de letalidad registradas en el
Reino Unido durante la primera ola de Covid-19 y con su demografía, estimamos que vacunar a las personas mayores de 70 años en el Reino Unido salva más vidas que centrarse en las personas de 50 a 70 años. La razón de esto es el fuerte aumento de las tasas de letalidad en los grupos de mayor edad. Sugerimos que los gobiernos, por tanto, deberían minimizar la mortalidad a corto plazo, a menos que los suministros de vacunas sean inferiores a los necesarios para proteger a toda la población durante 1 año o más”, explica la publicación.
The Lancet explica que la cantidad de vacuna requerida para una población definida dependerá de la
evidencia de los ensayos de la vacuna de fase 3 sobre la eficacia y lo que se pueda suponer sobre la duración promedio de la protección de la vacuna; será una suposición hasta los hallazgos de los ensayos de fase 4 sobre la duración de protección tanto contra infecciones como contra enfermedades graves.
Respecto a la duración de la inmunidad para una determinada vacuna la revista explica que solo se resolverá una vez que
progresen los programas de vacunación en toda la comunidad. "Los ensayos de fase 3 nos informarán sobre la eficacia y la seguridad, pero los ensayos de fase 4 bien diseñados son esenciales en función de un gran número de personas vacunadas y un seguimiento a lo largo del tiempo", argumenta el artículo.
Distribución de vacunas
The Lancet explica que los
grupos prioritarios para la vacunación suelen comenzar con el personal de atención de la salud de primera línea, los que trabajan en los servicios esenciales, los que tienen afecciones que predisponen a una morbilidad grave por infección y luego se desplazan por los grupos de edad de mayor a joven de acuerdo con las tasas de letalidad. “En muchos países está previsto centrarse en la inmunización en los hogares de ancianos, dado el alto número de muertes por Covid-19 en estas instalaciones durante la primera ola”, explica el artículo.
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