El mundo entero continúa sufriendo las consecuencias de la
crisis del coronavirus. Mientras, los expertos tratan de dilucidar cuáles serán los
efectos de esta epidemia a corto y largo plazo. A las
secuelas físicas causadas por el virus se suman también los efectos psicológicos derivados de la angustia o el miedo. Este tipo de emociones en los adultos también puede llegar a
dejar huella en los menores que comparten el mismo techo.
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A menudo, los
niños son capaces de detectar y absorber la tensión que produce en sus padres el confinamiento o las preocupaciones derivadas de esta alerta sanitaria. Incluso en edades tempranas. Sally Goza, presidenta de la Academia Estadounidense de Pediatría, asegura haber detectado
cuadros de ansiedad derivados del Covid-19 en niños de 3, 4 y 5 años.
La razón, explica, tiene que ver con el "angustioso escenario" en el que se encuentran en este momento. "Viven con sus padres estresados y asustados". La pandemia también ha hecho que tengan que enfrentarse al
duelo al perder a algunos de sus seres queridos. De ahora en adelante, necesitarán por tanto "mucha ayuda para
lidiar con sus sentimientos y miedos", asegura el médico Perri Klass.
El
distanciamiento social vivido estas últimas semanas puede tener consecuencias muy negativas entre la
población infantil. Danielle Erkoboni, pediatra en el Hospital de Philadelphia, considera especialmente "preocupante" la
pérdida de conexiones, no solo con sus padres, sino con su familia y con el resto de niños de su edad. Este "parón" en las relaciones sociales puede ser "
crítico para su desarrollo social y emocional", advierte la facultativa.
La
falta de contacto con sus profesores, terapeutas y entrenadores produce además, una falta de control y una ruptura de su "equilibro habitual". Una dificultad que se agrava en el caso de los
menores con necesidades especiales, que no pueden recibir su terapia de forma presencial. Tanto Klass como sus compañeros ponían en valor la
labor de los padres, convertidos durante esta pandemia en "profesores", "terapeutas" y compañeros de juego.
Consecuencias de la dependencia digital
Los pediatras temen que la crisis pueda dar lugar a una
distorsión de la realidad. Los niños de corta edad entenderán el mundo tal y como lo han vivido durante la pandemia. "Habrán aprendido a tener miedo de otras personas, a utilizar mascarillas y a estar vigilados", detallaba Marilyn Augustyn, pediatra de desarrollo y comportamiento en el Boston Medical Center.
Los alumnos de preescolar, que "tienden al pensamiento mágico", explica, puede que vean la clausura de los parques y espacios de ocio como una especie de "castigo por hacer algo malo".
En el caso de los
adolescentes, el principal problema, según Augustyn, será "desconectarse" tras el "uso astronómico" de medios
online que han hecho durante el
confinamiento. Un reciente estudio de la
Universidad Complutense de Madrid les señalaba además como uno de los más perjudicados a nivel psicológico. Los jóvenes de entre 18 y 24 años eran los que presentaban
más síntomas relacionados con la ansiedad y depresión durante el
estado de alarma provocado por el
Covid-19.
A día de hoy, todavía quedan
muchas incógnitas por resolver para saber
cómo afecta realmente el SARS-CoV-2 a los menores, no solo a nivel físico sino también psicológico. Trude Haecker, director médico del Hospital Infantil de Philadelphia se pregunta cuáles serán las
consecuencias de la dependencia colectiva de las interacciones digitales en este tiempo. "¿Qué supondrá para los niños estar tantos meses alejados de sus grupos habituales?".
"Los niños no son empleados esenciales, ni héroes de primera línea. No son votantes ni consumidores pero son nuestro futuro colectivo", insistía Klass.
Aumento de patologías pediátricas, distintas del Covid-19
Durante la epidemia, el temor al contagio ha impedido que muchos padres acudieran al hospital con sus hijos, provocando un
aumento de las infecciones comunes como el sarampión, la tos ferina o la meningitis. "Que haya una pandemia no significa que no haya otros diagnósticos", aclara Goza.
En Estados Unidos, varias áreas de pediatría han establecido horarios especiales para que los pacientes puedan ir a vacunarse de forma segura. Incluso han llegado a administrarse este tipo de tratamientos en el parking, para evitar la entrada al centro médico.
La lucha contra las enfermedades infecciosas no es nueva en el ámbito pediátrico. Profesionales como la doctora Sally Goza, presidenta de la Academia Estadounidense de Pediatría, recordaban la
importancia de vacunarse en los primeros años de vida.
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