Los
test de antígenos ya son una realidad en comunidades como Madrid, Castilla y León, Andalucía, Murcia o Navarra. En tan solo una semana, del 9 al 15 de octubre se realizaron un total de
71.106 pruebas de este tipo, la mayoría, 62.200, en la capital española, que se suman a las
91.732 PCR realizadas. Pero, ¿qué se debe tener en cuenta para utilizar una u otra prueba?
En primer lugar, el tipo de paciente y los síntomas, aclara Jesús Molina como portavoz de la
Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph). Aunque su
rapidez supone una ventaja en la detección precoz, los test de antígenos solo son efectivos durante los
primeros 5 días de la enfermedad y siempre y cuando el paciente manifieste
síntomas. Por tanto,
no sirven a la hora de detectar casos asintomáticos o presíntomaticos.
Su funcionalidad hace que sean especialmente útiles en
Atención Primaria, "cuando hay una alta demanda con presencia de síntomas" y a la hora de
diferenciar "un caso de gripe de un caso Covid". También pueden servir de ayuda, explica Molina, "a la hora de establecer o retirar la
cuarentena" y para tratar contactos estrechos, aunque, en este último caso, en menor medida.
Por ello, conviene recurrir a este tipo de test rápidos en aquellas zonas geográficas con
alta incidencia del virus y cuando haya necesidad de obtener una "respuesta inmediata". "Lo que limita mucho el uso de estas pruebas es el elevado volumen de asintomáticos que hay en España".
Por contra, las
PCR son las indicadas cuando se trata de hacer cribados o existe un volumen alto de
asintómaticos, como por ejemplo en hospitales. "Lo que no debemos pretender es sustituir la PCR por las pruebas de antígenos", afirmaba el experto, ya que podría dar lugar a la aparición de
"falsos negativos" al no detectar los casos asintomáticos. De hecho, los test de antígenos "
no sirven como herramientas para cortar las cadenas de transmisión" ya que las personas "antes de desarrollar síntomas ya están contagiadas".
"Cada prueba tiene una indicación determinada en función de su capacidad diagnóstica, del momento de la
enfermedad y de las características del caso. No puede plantearse como si todas las pruebas sirvieran para lo mismo", explicaba, en la misma línea que el facultativo Mario Fontalán, médico residente de Medicina preventiva y Salud Pública.
Sí para manejo clínico, no para estrategia sanitaria
Otros factores que también habría que tener en cuenta son la
disponibilidad de las pruebas y el tiempo que tardan en reflejar los resultados. Por ejemplo, si el tiempo no supera las 24 horas, la PCR sería "la prueba óptima". De hecho, va "a seguir siendo la prueba de referencia dentro de la pandemia", según Molina, ya que "cada vez se está sofisticando más su manejo y hay más posibilidades de hacer mayor número de pruebas y tener resultados en poco tiempo". "
Siempre que se pueda, es preferible la PCR", resume Molina.
Elegir la prueba adecuada puede resultar también decisivo en el
manejo de cifras. En algunas zonas donde se han utilizado test de antígenos para hacer cribados, el número de positivos es "muy bajo" y por tanto se ha generado una
"falsa sensación de seguridad". No es conveniente, por tanto, tomarlas como referencia a la hora de diseñar un plan de seguridad más o menos restrictivo. "Para el manejo de pacientes sí que es muy útil pero para plantear una
estrategia sanitaria con medidas restrictivas no".
En este sentido, Fontán rehúsa centrar el debate en la cantidad de pruebas realizadas. "La estrategia de testar y rastrear para contener la transmisión no es una cuestión de músculo de laboratorio, sino de hacer las pruebas siguiendo
criterios clínicos y epidemiológicos y luego manejar los casos", apunta.
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