Carlos Alberto Arenas es especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
La labor de los gerentes de hospital ha sido fundamental en la rápida transformación de estos centros sanitarios para hacer frente a la pandemia de coronavirus
Carlos Alberto Arenas, gerente del área IX de Salud de la Región de Murcia; vicepresidente de la Fundación Economía y Salud; y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, une su perspectiva a '
Lecciones del Covid-19', el documento impulsado por
Redacción Médica con recomendaciones de las principales voces del sector para reformular el
Sistema Nacional de Salud.
¿Cuáles son los aciertos y errores que considera que se han cometido durante esta crisis?
Los datos demuestran claramente que los países que mejor han sorteado la crisis, con menos número de muertes y sin saturar su sistema de salud fueron aquellos que hicieron un confinamiento más precoz y adoptaron medidas sobre todo de salud pública como controles y cuarentenas de entradas al país y detección exhaustiva de casos. Nada de eso se hizo en los primeros momentos en España con el resultado de todos conocidos en número de casos y muertes. Otro error fue no prever un sistema de compras ágil y seguro, en una emergencia sanitaria como esta. El mando único retrasó al principio las compras por parte de las Comunidades Autónoas que estaban más acostumbradas a ello que al Ministerio. El sistema de compras y contacto con proveedores sigue siendo eminentemente burocrático y poco adaptado a una crisis urgente.
"El control preventivo con medidas de salud pública e higiene y coordinación con las residencias sociosanitarias debería haber sido más precoz"
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El confinamiento y las medidas y fases para salir del mismo en muchos casos han sido confusas y poco basadas en criterios de salud pública real, y más quizá en criterios sociológicos, presuponiendo un bajo nivel compresivo o cívico de la población. Por ejemplo prohibir desde el primer momento la actividad física individual al aire libre presuponiendo que iba a haber aglomeraciones de senderistas o deportistas. En la vuelta a la normalidad igualmente está primando la normativa genérica (a veces absurda), la obligatoriedad y la sanción, frente a la educación de la población y una actitud más instructiva y concreta, adaptada a cada sector, población y circunstancias. Es decir, poner condiciones y términos y normativa específica para cada actividad y sector en la apertura, que pueda garantizar la salud pública.
El control preventivo con medidas de salud pública e higiene y coordinación con las residencias sociosanitarias debería haber sido más precoz.
Un acierto fue le montaje del Hospital de IFEMA donde se demostró que podemos tener respuestas rápidas antes problemas urgentes pero asistenciales. Sigue faltando esa respuesta rápida de salud pública.
Otros aciertos han sido el impulso de la asistencia no presencial por medios telemáticos y el papel de seguimiento exhaustivo desde Atención Primaria de los pacientes que no necesitaban ingreso, y la inestimable labor para el confinamiento de los mismos para frenar las cadenas de transmisión del virus.
Ante una crisis similar futura, ¿qué medidas deberían adoptarse ya de forma preventiva en cuanto a recursos humanos, recursos materiales, y gestión / organización?
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a. Debemos reforzar la salud pública y que ésta tenga más autoridad para anteponer sus criterios a los políticos. Ello incluye el alto nivel de tomas de decisiones y también los técnicos y los investigadores de campo o rastreadores.
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b. Crear Direcciones Sociosanitarias en las áreas de salud para una mejor coordinación y colaboración de las residencias sociosanitarias con los dispositivos asistenciales.
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b. Prever un sistema de compras y aprovisionamiento rápido y eficaz en las crisis.
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c. Disponer de stock suficiente de EPIs en los servicios de salud y en cada institución sociosanitaria.
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d. Preparar y dotar a la Atención Primaria para el control y el seguimiento de los pacientes y los contactos.
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e. Mantener los planes de contingencias frente pandemias actualizados a niveles de Ministerio CCAAs, e instituciones sociosanitarias.
¿Qué podría haber aportado el entorno de la gestión hospitalaria que no haya podido hacer por la premura en el estallido de la crisis?
Los directivos estamos acostumbrados a trabajar bajo presión y solemos ser personas de acción, pero a la vez reflexivas. Hay muchos directivos además que vienen de ámbitos sanitarios que pueden aportar su experiencia concreta, preventivistas y de salud pública como mi caso, intensivistas, internistas, neumólogos, urgenciólogos, médicos del trabajo, técnicos de prevención de riesgos laborales, médicos de familia, enfermeras, etc., los cuales además pueden aportar valor añadido en muchos campos concretos de acción de la pandemia.
Incluso los directivos no sanitarios, aportando su sentido común y su capacidad de análisis bajo presión, unida a la lealtad institucional y prudencia que suele caracterizar a nuestro colectivo, les hace consejeros ideales. Sin embargo creo que no se ha contado mucho con nosotros a nivel ministerial. Sí que las Comunidades Autónomas escuchan mucho más a sus directivos ya que son sus principales ejecutores de los planes de contingencia e incluso planificadores en sus centros de trabajo.
Como especialista en Salud Pública y gestor sanitario, ¿qué cree que debe consolidarse y mejorar aprovechando esta crisis?
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a. La Salud Pública es una asignatura global a potenciar en todos los servicios de salud y a nivel Ministerial. Sólo recibe el 1 por ciento de presupuesto sanitario. Es absolutamente ridículo. No tenemos en general una salud pública potente a nivel nacional y de Servicios de Salud.
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b. No se puede volver a la frecuentación a los servicios de salud preCovid ya que era exagerada y en muchos casos insana, ya que se hacían muchos actos, consultas y pruebas, redundantes e innecesarias. Mantener los filtros por parte de facultativos incluso en atención primaria puede ser útil para reconducir la situación. Se hace imprescindible una labor de educación a la población y de empoderamiento en su salud y ahora es el momento de hacerlo. También un cambio de mentalidad en los propios profesionales para ajustar su práctica clínica a una mayor adecuación basada en la evidencia y en el primun non noncere.
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c. Trabajar en mejorar la frecuentación a urgencias y que no se acuda a las mismas por banalidades ni por patologías que no son realmente urgentes. Para ello es preciso un plan nacional, consenso político para su regulación y educación a la población.
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d. Mantener y potenciar la asistencia no presencial, todo lo que sería salud digital, la telemedicina, videoconsulta, consulta telefónica, la asistencia on line, las consultas por web o mail, etc.
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e. Avanzar en la integración sociosanitaria. Las residencias y el sector sociosanitario deberían tener historias clínicas interoperables y compartidas con el servicio de salud y además un mando sanitario único.
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