Sanitarios en un hospital.
El sentido común es la regla que debe regir toda actuación del profesional de la sanidad desde que se enfunda en uniforme… hasta que se lo quita. Sea donde sea. Bien por necesidad o por ‘manías’ personales, algunos optan por desvestirse directamente en casa o por llevarse consigo elementos como
gorros quirúrgicos o calzado. Una decisión “no recomendable”, asume el epidemiólogo
Jesús Molina, secretario de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (Sempsgs), aunque no necesariamente peligrosa si se hace con cierto cuidado.
El problema de
llevar ropajes del hospital o la clínica a casa tiene dos vertientes. Por un lado, existe el riesgo de que
microorganismos perjudiciales para el ser humano que se hayan adherido al gorro, el calzado o la bata
‘salten’ a un conviviente que se encuentre bajo de defensas, sea mayor o presente alguna minusvalía. Pero también puede suceder lo contrario: que el médico o enfermero se convierta en vehículo que facilite el acceso de patógenos al centro sanitario.
“La indumentaria está incluida en los códigos de higiene y de normas de conducta de cualquier centro -detalla el epidemiólogo-. De forma general, son las comunidades autónomas las que lo regulan, y son los hospitales los que tienen que
proporcionar una ropa limpia que se va cambiando con cierta frecuencia”.
Es decir, que los centros sanitarios “tienen la obligación de proporcionar y de lavar” la ropa, pero algunos profesionales que deciden
llevarse a casa prendas como gorros o zuecos. “Puede ser por
manías personales o por otros motivos, como que piensen que no se los van a limpiar bien. También es posible que el centro sea antiguo y no haya taquillas suficientes”, desliza Molina. Esta ropa “seguro que va a tener
microorganismos del hospital”, pero estos se destruyen de una manera muy sencilla: con
agua caliente.
¿A qué temperatura hay que limpiar las prendas?
La normativa en materia de higiene recomienda lavar a una
temperatura mínima de 70 grados, aunque, aunque hay ligeras diferencias en función del territorio. Estos códigos son de obligado cumplimiento y deben ser llevados a cabo por la
lavandería del hospital o bien por un servicio externo. No se trata solo de limpiar, sino también de desinfectar sin causas un deterioro excesivo de la vestimenta.
“Normalmente, con una lavadora normal es posible eliminar estos microorganismos”, sentencia Molina. En el caso del calzado, destaca la importancia de pasar un
paño con jabón por la superficie. La clave está en hacerlo de forma periódica. Es preferible además separar las prendas del hospital de las de uso diario para minimizar el riesgo de transmisión de patógenos.
En definitiva, Molina apela “al sentido común”. “Si llegas a casa con la
ropa del hospital, lo suyo es lavarla. Hay microorganismos que no son capaces de
vivir en el exterior, pero otros sí”, alega.
“Imagen corporativa” del profesional sanitario
El dirigente de la Sempsgs insta en cualquier caso a no salir del centro sanitario con el uniforme o prendas del trabajo. “Es como si voy a un restaurante y el
camarero se saca del bolsillo los cubiertos; no es higiénico”, incide. En este sentido, subraya que el profesional sanitario “tiene que demostrar ciertos criterios de comportamiento para dar una imagen corporativa”.
“Y además, si esa limpieza ya la hace el hospital, ¿por qué no beneficiarse?”, concluye.
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