María del Mar Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) y médica microbióloga del Hospital de A Coruña
La
MPOX, conocida anteriormente como viruela del mono, vuelve a hacer saltar las alertas sanitarias mundiales debido a la aparición de
una nueva variante. Ante el aumento de casos en la República Democrática del Congo y su expansión a otros países africanos -ahora también en Europa y Asia-, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decretado el estado de emergencia de salud pública internacional. España, de momento, no ha registrado ningún caso de la actual mutación -tampoco se descarta su presencia-, sin embargo, es
el país europeo con una mayor incidencia de esta enfermedad, con
más de 8.000 casos registrados desde el brote de 2022. No obstante, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) llama a la calma. "En principio, tranquilidad", ha indicado la portavoz del organismo y médica microbióloga del Hospital de A Coruña, María del Mar Tomás a Redacción Médica.
La experta ha señalado que España cuenta con
una estrategia de vacunación, implementada ya en personas de riesgo -como sanitarios, trabajadores de laboratorio u hombres que mantienen relaciones sexuales con individuos del mismo género-. En relación a esto, ha recordado que es importante
completar la pauta de vacunación con la segunda dosis, para contar con una protección completa. Por otro lado, Tomás ha puntualizado que ya existe "población inmunizada basalmente" y el país cuenta con técnicas epidemiológicas moleculares para controlar la evolución del brote, en caso de ser necesario.
"Se tienen que llevar a cabo acciones políticas para vacunar en África", ha indicado Tomás
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La fortaleza de la infraestructura sanitaria española supone también una garantía frente al brote. Esta robustez contrasta con la de la mayoría de países del continente africano, origen del actual brote. Por ello, y para frenar también su avance por el resto del planeta, la portavoz de Seimc ha resaltado la importancia de apoyar a las regiones más afectadas, especialmente mediante
el establecimiento de una acción coordinada que refuerce la vacunación. "Se tienen que llevar acciones políticas por parte del resto de países para impulsar la inoculación del tratamiento en África", ha afirmado. Bajo su punto de vista,
la alarma de la OMS viene dada por la falta de vacunas de inyecciones.
Nueva cepa de MPOX: diferencias con el anterior brote
El brote previo, entre julio de 2022 y mayo de 2023, afectó a más de 50.000 personas en todo el mundo, desde el origen en África Occidental hasta el resto de continentes. En total, 70 países registraron casos. Entonces, el causante era una variante conocida como
clado IIb y la mayoría de los contagiados eran hombres en torno a los 37 años, que contraían la enfermedad por vía sexual. Una cepa que contaba con una letalidad del 1 por ciento.
En 2024, aparece una mutación conocida como
clado Ib, que ha derivado en el contagio de
más de 16.000 personas en 75 países y 548 fallecidos, todos ellos en la República Democrática del Congo. Los expertos marcan una letalidad más alta, entre el 3 y el 6 por ciento, y una mayor capacidad transmisora -especialmente por el tacto-, si se compara con el clado IIb. No obstante, no es la única diferencia, ya que el perfil de infectados en África ha cambiado: mujeres y niños se unen con fuerza a los sectores poblacionales más afectados por la enfermedad. Es más,
la mayoría de víctimas mortales son niños, que ya padecen en esta región de desnutrición o males como el cólera o el sarampión. Para Tomás, la clave es encontrar al perfil más perjudicado por esta variante y potenciar su vacunación para frenar la expansión epidémica.
Sintomatología similar
Pese a que Tomás ha puntualizado que todavía se tienen que estudiar la gravedad de esta nueva cepa y las formas de contagio,
los síntomas presentados por las personas infectados por clado Ib son parecidos a los que eran contagiados por IIb. Así, los pacientes con
MPOX acostumbran a
sufrir previamente:
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Dolor de cabeza.
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Molestias musculares.
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Fiebre.
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Dolor de garganta y tos.
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Falta de energía.
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Inflamación de los ganglios linfáticos en cuello, axilas e ingles, el síntoma más visible de la mencionada enfermedad.
A continuación, el contagiado sufre
la aparición de erupciones en cualquier parte del cuerpo, incluidos piernas, brazos y caro. Estas lesiones son dolorosas y pueden durar entre dos y cuatro semanas en desaparecer. Su número puede variar, desde una única hasta decenas. En los cuadros más graves, el sarpullido cabalga con infecciones bacterianas agresivas que afectan a pulmones, corazón o cerebro. En estos casos, el paciente requiere ingreso hospitalario para superar la enfermedad.
Prevención ante la viruela del mono
La Seimc ha reiterado que es complicado que España sea víctima de un brote importante. No obstante, ha lanzado
una serie de recomendaciones para evitar la propagación de casos durante el verano:
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Mantener la vigilancia clínica e incluir esta infección en el diagnóstico diferencial de lesiones ulcerativas, proctitis...
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Los servicios de Microbiología deben mantener las técnicas diagnósticas moleculares disponibles para confirmar o descartar los casos con sospecha clínica que detecten los dos clados circulantes del virus y si procede, la caracterización genética.
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Recomendar y reforzar la vacunación.
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Reforzar los mensajes de prevención frente a MPOX y otras infecciones de transmisión sexual.
La mayor parte de casos se han dado en personas tras mantener relaciones sexuales, por lo que el organismo fija su atención en este punto. Según los estudios existentes,
la mayoría de contagios se producen por el contacto con fluidos corporales, aunque también se han dado algunos por vía respiratoria. El periodo de incubación de la enfermedad alcanza los 21 días.
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