Un hombre en China murió después de contraer una
rara enfermedad infecciosa de los primates, conocida como e
l virus del mono B, según han informado funcionarios de salud chinos en un informe publicado este sábado 17 de julio. La víctima, un veterinario de 53 años residente en Pekín, se ha convertido en el primer caso humano documentado del virus en el país asiático.
Según el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, el hombre trabajaba en un instituto de investigación especializado en la cría de primates no humanos. Diseccionó dos monos muertos en marzo. Un mes después,
comenzó a experimentar náuseas, vómitos y fiebre. Murió el 27 de mayo, como recoge el
Washington Post. Sus muestras de sangre y saliva se enviaron al centro en abril, donde los investigadores encontraron evidencia del virus del mono B. Dos de sus contactos cercanos, un médico y una enfermera, dieron negativo al virus, según han indicado las autoridades.
El virus del mono B, o virus del herpes B, prevalece entre los monos macacos, pero
es extremadamente raro, y a menudo mortal, cuando se propaga a los humanos. En estos
tiende a atacar el sistema nervioso central y causar inflamación en el cerebro, lo que lleva a la pérdida del conocimiento, ha indicado al medio norteamericano
Kentaro Iwata, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Kobe en Tokio. Si no se trata, hay una tasa de mortalidad de alrededor del 80 por ciento.
Se han reportado menos de cien infecciones humanas de herpes B
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Iwata también expone que, en total, se han reportado
menos de cien infecciones humanas de herpes B desde el primer caso de transmisión de primates a humanos en 1932. Muchas de ellas han sido en América del Norte, donde los científicos tienden a ser más conscientes de la enfermedad. Aunque también es probable que haya casos del virus que no hayan sido detectados, los expertos siguen pensando que es una condición extremadamente rara entre los humanos. Su
tasa de mortalidad se sitúa entre el 70 y el 80 por ciento.
Las
víctimas han tendido a ser veterinarios, científicos o investigadores que trabajan directamente con primates y podrían estar expuestos a sus fluidos corporales a través de rasguños, mordeduras o disecciones. En 1997, un investigador de primates en Nueva York murió seis semanas después de que un mono enjaulado le arrojara una gota de líquido en la cara y le golpeara el ojo. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU, solo ha habido un caso documentado de un ser humano infectado que transmitió el virus a otra persona.
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