El reloj de Puerta del Sol marca el ritmo de las campanadas.
La Sociedad Española de
Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (
Seorl-CCC) ha lanzado una campaña, coincidiendo con la transición al
Año Nuevo, para pedir un espacio de tiempo mayor entre
campanada y campanada por la seguridad de niños y mayores.
Con el fin de prevenir posibles
atragantamientos, y lograr una correcta deglución de las uvas, ha puesto en marcha una campaña en la plataforma digital
change.org para solicitar que el tiempo entre campanada y campanada se amplíe de tres a cinco segundos.
Un niño de tres años murió atragantado al tomar las uvas esta Nochevieja
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“De esta forma se podría realizar una
masticación previa y se minimizarían los riesgos de aspiración”, afirma Raimundo Gutiérrez Fonseca, secretario general de la Seorl-CCC. De esta forma, además se cubriría el primer minuto del año coincidiendo con la última de las campanadas.
Durante las últimas campanadas de fin de año, un niño de tres años de Gijón
murió atragantado al tomar las uvas. Los otorrinos, para evitar un nuevo caso, también sugieren sustituir este alimento por otro que conlleve menos riesgo de ahogamiento.
Las uvas, “por su tamaño y su piel resbaladiza, pueden propiciar que se traguen sin masticar y generen un taponamiento de las vías aéreas”, por lo que es aconsejable
quitarles la piel y las pepitas, y cortarlas en varios trozos.
Tampoco son buenos los frutos secos, pues los fragmentos duros que se desprenden al morderlos pueden obstruir las vías respiratorias. Los polvorones también son otro alimento a evitar en estas fechas.
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