Rafael Bengoa, miembro del grupo de experto del PSOE.
La trayectoria le avala. 15 años como director de sistemas de salud de la Organización Mundial de Salud, consejero de Sanidad del País Vasco durante el mandato de Patxi López, asesor de Obama para su reforma sanitaria, y actualmente, director del Área de Salud de la Escuela de Negocios de la Universidad de Deusto y asesor en la reforma del sistema sanitario de Irlanda del Norte.
Pedro Sánchez le ha llamado para su grupo de expertos a Rafael Bengoa, un independiente que por ideas y trayectoria siempre se ha visto ligado al PSOE. Ahora afronta las nuevas elecciones y su integración en el ‘Gobierno en sombra’ de Sánchez con la esperanza de convertirse en el nuevo ministro de Sanidad y acometer “la transformación” que necesita el Sistema Nacional de Salud. Bengoa habla con Redacción Médica del proyecto que le ha llevado de vuelta a la arena política.
¿Cuál es su papel en el grupo de expertos de Sánchez?
El PSOE tiene muy claro que hay que revertir el artículo 16/2012. Donde yo añado valor no es en esa reversión, eso lo puede hacer cualquiera. Una segunda parte es que es necesario añadir algo de fondos a la sanidad para que no esté tan infrafinanciada como está, pero tampoco es que yo añada mucho valor diciendo eso.
Rafael Bengoa.
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Donde yo realmente añado valor es en la tercera función. Sólo añadir más dinero y revertir no basta: es necesario transformar la sanidad. Transformar la sanidad quiere decir buscar un sistema que la haga sostenible y siga añadiendo calidad.
Hay que ir a un modelo que integre Atención Primaria y Servicios Sociales. La segunda asignatura pendiente es la de crear un paciente activo y la tercera es una revolución digital que hay que hacer en el sector para poder hacer las dos primeras cosa. Es ahí donde yo creo que añado más valor. La palabra ‘transformación’ no existe en las demás propuestas políticas. Esa es mi labor.
Si el PSOE gana las elecciones, ¿le gustaría ser ministro de Sanidad?
Si se reúnen las condiciones para hacer las tres cosas que he mencionado antes…
Entonces, ¿sí le gustaría ser ministro de Sanidad?
Sería el último reto profesional de mi vida (ríe).
Incluso desde el PP han llegado a comentar que no les parecería mal que usted fuera ministro de Sanidad.
"Sólo añadir más dinero y revertir no basta: es necesario transformar la sanidad"
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Aquí lo importante no son los partidos políticos. Ya sé que va a sonar demagógico, pero es muy simple: aquí lo importante es que, en España, los pacientes, sobre todo los crónicos, no están recibiendo los cuidados que necesitan. Al no recibirla, y por la demografía que tenemos, no es sostenible el modelo asistencial ni en términos económicos ni en términos de calidad. ¿Sabemos cambiarlo? Sí y lo va a tener que hacer cualquier partido.
¿El ministro que lleve Sanidad tras las elecciones debe tener un perfil técnico o político?
Más un perfil técnico que político, pero debe ser una persona que sepa trabajar en el ámbito político. Las pensiones y la sanidad son las dos grandes amenazas para la economía española. Si no se logra un acuerdo multipartido en esas dos cosas será muy difícil que sólo un partido pueda hacer esas transformaciones.
El programa electoral que presenta el PSOE para el 26-J es calcado que el que se presentó en las anteriores elecciones. ¿No ha pasado nada en los últimos seis meses que haga modificar las propuestas?
Sí. Hay una necesidad de acelerar que no está escrita. No se puede estar dos años pensando qué hay que hacer. Sabemos qué hay que hacer y hay que ponerse manos a la obra para hacerlo.
A usted le tocó lidiar los últimos meses de su mandato como Consejero de Sanidad del País Vasco con la aprobación del Real Decreto 16/2012. ¿Cómo valora esta norma con la perspectiva del tiempo transcurrido?
Lo que yo decía en el Consejo Interterritorial es que había demasiada focalización en un ejercicio de restricción del gasto por parte de un gobierno, en este caso conservador, cuyos homólogos europeos protegían la sanidad y no le recortaban tanto. De hecho, no le recortaban. No hago una comparación de izquierdas con derechas, hago una comparación derecha con derecha. En Reino Unido y en Suecia se protegió la sanidad. Es verdad que no crecía al 3 por ciento, pero crecía al 1,5 por ciento.
Aquí ha decrecido la parte destinada del PIB a sanidad un 1,5 por ciento. Por lo tanto, aquí se pensó que a la sanidad había que recortarla igual que a otras cosas. En otros países se sabe que a la sanidad no la puedes recortar de la misma forma por una razón muy simple: hay una demanda de un 4 por ciento más todos los años por la demografía y la cronicidad que tenemos.
No puedes tener una legislatura basada solo en recortes por mucha crisis que hayas tenido. Necesitas tener una legislatura que se ocupe de transformar el modelo asistencial y no se ha hecho.
¿Esto es compatible con las últimas peticiones de Bruselas de recortar aún más el gasto?
No lo es. Prácticamente todos los partidos van a ir a reestructurar la deuda. No va a ser solo el modelo Syriza para Podemos. El que Bruselas haya permitido ralentizar el proceso de pago de deuda permite pensar que es posible negociar algunas cosas.
Aparte de esa negociación hay que convencer a Bruselas de que España en Sanidad, y en otras cosas, por la transformación eficientista que va a hacer, puede hacer mucho más con el dinero que ya entra. De eso se puede convencer, pero nadie ha ido con ese discurso a Bruselas.
En una entrada en su blog hace año y medio, usted cargaba contra el copago porque hacía que se considerara al paciente como un estorbo. ¿Sigue pensando lo mismo?
Lo que digo es que no se hizo casi ningún estudio sobre qué iba a aportar. Simplemente se decidió ideológicamente que había que gravar más a los pacientes. Los pacientes no discriminan entre las cosas serias y la poco serias. Sabemos por los estudios que hay gente a la que si tu le metes un copago en algunas cosas o no toma un medicamento o no va a una actividad clínica o no vacuna a su hijo.
"No puedes tener una legislatura basada solo en recortes por mucha crisis que hayas tenido"
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Si tú haces eso, esa persona aparece en Urgencias y Urgencias es la parte más cara del sistema. Lo que tienes que hacer es un montón de cosas para que la gente no aparezca en Urgencias y ocupe una cama. Los copagos sabemos que no evitan eso y, de hecho, lo promueven en algunos casos y es por eso que nos oponemos. Esto es un razonamiento bastante técnico y no ideológico.
¿Cuál es su valoración sobre el desarrollo del Plan de Hepatitis C?
En lugar de ver lo milagroso que era el medicamento, se nos ha ido todo el debate a ver lo caro que era. Esto es normal porque la industria farmacéutica lo planteó de una forma excesivamente agresiva. El Gobierno nacional no lo ha negociado mal y se han ido dando medicamentos a aquellas personas que lo necesitaban.
A medio plazo habrá habido ahorros porque el 50 por ciento de las hepatitis C acaban con fibrosis de hígado y un cáncer de hígado y hemos evitado trasplantes, quimioterapia y muchísimo sufrimiento. Aunque el ahorro no lo va a ver ni este gobierno ni el siguiente. Eso no se ha hecho mal. Ya ves que intento, cuando puedo, no ponerme en plan sectario. Eso está bien. Ha sido muy difícil. No sé si hemos aprendido la lección para los siguientes medicamentos que vendrán.
¿Cuál es la lección?
La lección es anticiparse. No fue una sorpresa el descubrimiento de ese medicamento. Sí fue una sorpresa el precio que le puso la industria. Un gobierno puede saber por dónde van a ir los tiros en tres o cuatro medicamentos y puede ya empezar a situarse en cosas que vienen en salud mental y en cáncer que son caras.
¿Apoyaría que el Gobierno tuviera potestad para eliminar patentes en situaciones de crisis sanitarias?
Los problemas de los que hemos hablado antes, demografía, cronicidad, el reto económico, no se van a poder resolver sólo desde un contexto público. No es posible ir quitando patentes e ir fabricando dentro de la administración pública los nuevos medicamentos. Creo que es más sabio ver que tenemos unos enormes retos en sanidad y servicios sociales en España y ver cómo podemos resolverlo juntos. Aquellos a los que les gusta decir que todo debe ser privado o todo público están buscando una especie de satisfacción psicológica porque ahí es donde está su comodidad intelectual.
El mundo real va a tener que buscar soluciones grises muy complejas de colaboraciones ambiciosas para poder avanzar. Sugerir que el sector público va a poder hacer solito una serie de cosas no es realista.
¿Cuál debería ser la estrategia para abordar la cronicidad?
Hacer más en casa y convertir al domicilio en centro de cuidados. Se pueden controlar ya unas 10 ó 12 enfermedades proactivamente mandando información en lo que se llama medicina no presencial, es decir: saber lo que les está pasando a los pacientes antes de que se complique demasiado y aparezcan en Urgencias. Sabemos que podemos reducir un 25% las visitas hospitalarias con este tipo de medicina, pero necesita una inversión tecnológica.
También habla de conectar al sistema con los pacientes. ¿Está el sistema preparado para ello?
Ahora cualquier vasco puede acceder a su historial clínico. Cuando acabemos de hablar, puedo acceder a mi historia clínica, no completa del todo todavía, pero poco a poco tendré laboratorio y tendré imagen. Eso no se puede hacer en Francia ni en Reino Unido y aquí ya lo podemos hacer.
¿Cuál es el beneficio concreto que se obtiene de ello?
Empoderas a los pacientes. Los pacientes deben pensar no sólo en las obligaciones del sistema sino en su responsabilidad personal. Tú puedes pedir una pizza a las 3 de la mañana o hacer transacciones financieras, pero no puedes entrar en tu historia clínica. Eso es raro. Nosotros lo corregimos rápido y se montó en dos años.
¿Los profesionales lo asumen bien?
Lo asumen bien y lo tendrán que seguir asumiendo. Obviamente lo que no vamos a hacer en 2016 es seguir creando enfermos pasivos cuando sabemos crear ya un enfermo activo.
¿Cómo se deben afrontar las diferencias actuales entre CCAA?
Hay que hacer dos movimientos: uno es uniformar y también transformar. Si esas comunidades autónomas no inician una transformación, lo único que estás haciendo es meter más dinero en el modelo inadecuado.
¿Entonces la financiación debe ser finalista?
Sí. En el sentido de que la sanidad debe estar suficientemente financiada y ahora está yendo en la dirección contraria. No hay que estar dos legislaturas como esta pasada.
Bengoa.
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¿Y qué papel debe jugar el Consejo Interterritorial en esta transformación?
Esa renovación no puede hacerse sin la participación de los macrodecisores de cada comunidad autónoma en un estado cuasifederal. Además hay que abrir un debate desde el parlamento español porque hay que tomar decisiones que son difíciles y debe asegurarse que no se use la sanidad como arma arrojadiza para hacer oposición a quién esté en el Gobierno. Todos tienen que compartir esto.
¿Está hablando de un pacto de Estado por la sanidad?
Sería bueno ir intentando identificar si se reúnen las condiciones. Ahora yo estoy ayudando a Irlanda del Norte a hacerlo y es exactamente lo mismo. Allí estamos trabajando con el ámbito político para crear las condiciones para que no se use la sanidad como arma arrojadiza. ¿Que además tengamos un pacto muy cerrado? No lo sé. Ahí hemos acordado una serie de principios entre todos los partidos políticos para avanzar juntos y eso que hay cinco partidos en el gobierno. El dilema era casi como en España, aunque allí sí consiguieron formar gobierno.
¿Esto es trasladable a España?
Yo creo que sí.
¿Hay voluntad entre los partidos para que haya un consenso?
Aún no. Es un reto parecido al que estaba consiguiendo Gabilondo con la educación, que al final no se consiguió. Si eso no se consigue a nivel nacional, hay que hacer que tres o cuatro comunidades autónomas sí lo consigan y muestren a la demás el camino.
Es decir, ¿La solución a un pacto de Estado podría partir de las comunidades autónomas?
"El debate público-privado añade más calor que luz y es importante apostar por la complementariedad"
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y esto sería bueno.
¿Cuál debe ser el encaje de la privada en el sistema?
Clásicamente es complementaria, pero es importante. La privada tiene que hacer la misma transformación y también tiene que hacer una apuesta por un paciente activo. Son clientes, son otras personas que se suscriben a un seguro. También tiene que integrar su Atención Primaria a su hospitalaria y tiene que hacer una transformación digital. En su caso, para poder fidelizar a sus clientes; en nuestro caso, es para poder dar un mejor servicio a todo el mundo público que paga impuesto. Al final todos tenemos que hacer la misma transformación. Si la hacemos todos juntos, se buscarán todo tipo de acuerdos interesantes en distintas comunidades autónomas.
El debate público-privado añade más calor que luz y es importante apostar por la complementariedad que pueden ofrecer que tiene algo que ver con lo que decíamos antes de las patentes. Aquellos países como Cuba, Venezuela, que han estado intentando eliminar toda una infraestructura privada, aparte de crear desempleo, se han echado encima un montón de problemas en la pública.
¿Qué opinión le merece la situación creada por la aprobación del RD de prescripción enfermera?
Mala. Creo que no hacía falta regular de esa forma ese tema. La enfermería va a tener una serie de funciones potencialmente muchísimo más interesantes en la transformación del sistema. De hecho, en muchos países las enfermeras prescriben. ¿Por qué se han creado unas circunstancias tan dicotómicas sin la suficiente negociación en la que los diferentes estamentos de la profesión se han enfrentado? Ese proceso se tendría que haber llevado mejor.
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