Dos enfermeras durante su jornada de trabajo.
Los
pacientes con cáncer a los que se les suministra
quimioterapia no son los únicos expuestos a los peligros de este tratamiento. En la mayoría de los casos, las
enfermeras son las encargadas de suministrar el producto quimioterapéutico a los usuarios y sin saberlo se enfrentan a unos
riesgos de contagio que no están siendo controlados, que ponen en peligro su salud.
Así lo asegura un estudio realizado por
MindMetre Research, una investigación independiente, con sede en el Reino Unido, que se ocupa sistemáticamente de la seguridad del paciente y del trabajador sanitario en toda Europa, que pone el foco sobre los riesgos a los que son sometidas las enfermeras que administran este tipo de
medicamentos oncológicos.
Los autores del estudio explican que existen numerosos controles dentro de los laboratorios de las
farmacias hospitalarias, donde se elabora el fármaco, pero por el contrario esos controles son inexistentes una vez el fármaco pasa a la planta de oncología para ser suministrado.
Hasta la fecha, no existe ninguna legislación, directriz o norma mínima a escala europea que defina los procesos de administración de
productos citotóxicos. Aunque "algunos Estados miembros de la UE han implementado sus propias directrices o guías de buenas prácticas, mientras que otros tienen normativas proporcionadas por comités científicos, pero no aplicadas por los gobiernos, y otros directamente no han abordado el problema".
Casos registrados
Tres enfermeras que trabajan en un Hospital de Yorkshire (UK) informaron de que habían experimentado una
pérdida significativa del cabello. Precisamente, estas enfermeras trabajaban diariamente con productos oncológicos. Otros casos registrados por enfermeras expresan que habían tenido síntomas similares a la
gripe, cuando un fármaco antineoplásico en particular se estaba administrando a los pacientes. Estos síntomas desaparecían cuando dejaron de estar en contacto con el tratamiento en cuestión.
Este problema no se limita únicamente a Europa. Otro estudio realizado hace varios años en los
Estados Unidos demostró que la
tasa global de exposición de la piel o los ojos ante este tipo de fármacos químicos es del 16,9 por ciento en las enfermeras. Otra inusual incidencia registrada habla de abortos involuntarios entre las enfermeras encargadas de suministrar la quimioterapia a pacientes con cáncer.
A pesar de que estos datos no pueden ser considerados como una muestra significativa, explica el estudio, el hecho de que el daño producido ante la exposición de estos fármacos no está siendo registrado ni controlado por la administración pública.
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