Profesionales que han vivido la violencia física y verbal analizan los motivos en pleno 8M

Dos sanitarias relatan su experiencia ante las agresiones y valoran el componente de género.
Teresa Valle, médica de Familia y Alegría Ledo, enfermera en Atención Primaria.


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Como cada año, el mes de marzo llega para poner el foco en las desigualdades que las mujeres enfrentan en muchos ámbitos de la sociedad. En el sector sanitario, una de las realidades más crudas es la violencia que sufren sus trabajadoras. Las cifras de agresiones a profesionales sanitarios reflejan una tendencia clara: las mujeres son las principales víctimas. Pero, ¿se debe a que son mayoritarias en el Sistema Nacional de Salud o hay un componente de género que agrava el problema? Ellas lo tienen claro: “Somos más agredidas porque nos ven más vulnerables”.

Así lo explica Teresa Valle, una médica de Familia con más de 20 años de experiencia que ha sufrido varias agresiones a lo largo de su carrera. En su caso, los ataques han incluido desde amenazas de violación hasta un episodio en el que un paciente le lanzó un vaso de agua a la cara cuando estaba embarazada. “Nos ven más vulnerables, con derecho a cuestionar nuestra profesión y nuestra presencia en determinados espacios”, lamenta.

Valle es una de las muchas mujeres que han vivido este tipo de situaciones, pero no la única. Alegría Ledo, enfermera en Atención Primaria desde hace 14 años, recuerda cuando se enfrentó a una agresión de este tipo. “Una usuaria se lanzó sobre mí y una compañera. Nos metimos en mi consulta y ella abrió la puerta de golpe, me lanzó contra la pared y me golpeó en la mano y la cara”, relata. Ante estas situaciones, Ledo apunta que existe “un mayor reparo a la hora de insultar o agredir a los hombres”.


Protección específica hacia las sanitarias 


Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, en 2023, el 78 por ciento de las agresiones notificadas fueron contra mujeres, un dato que refleja, en parte, la composición del sector, ya que ellas suponen el 76 por ciento de la plantilla. Sin embargo, la proporción de agresiones contra ellas sigue siendo ligeramente superior a su peso en la misma, lo que plantea interrogantes sobre el impacto del género en la violencia en el entorno sanitario.


El 78% de las agresiones a sanitarios registradas en 2023 fueron ejercidas contra mujeres



El miedo, la falta de apoyo y la dificultad para denunciar son algunos de los obstáculos que enfrentan. Sin embargo, las sanitarias insisten en la necesidad de un cambio estructural que garantice su seguridad y dignidad en el ejercicio de su profesión. Preguntado por ello, el Ministerio de Sanidad no se posiciona sobre la idea de ofrecer más seguridad a las mujeres en el ámbito de la salud y deja la responabilidad en manos de las comunidades autónomas, tras alegar que son ellas quienes tienen esta competencia. Igualdad, por su parte, no ha dado respuestas a las cuestiones de este periódico.

En 2021, Redacción Médica recogió los planes contemplados por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Igualdad, que trabajaban sobre la posibilidad de implementar medidas de protección específicas para sanitarias, pero el debate quedó en el aire tras los cambios ministeriales. Según trasladaba a este medio el organismo liderado en ese periodo por Irene Montero, su intención era que en el primer trimestre de 2022 se pusieran en marcha acciones conjuntas formativas y de sensibilización dirigidas al personal sanitario en ese sentido. "Somos conscientes de que las profesionales sanitarias se enfrentan a dos tipos de violencias, las que se ejercen contra el personal sanitario de manera general y las que se ejercen de forma concreta con las mujeres sanitarias, por el hecho de ser mujeres. La intencionalidad de la violencia y la forma en la que se ejerce reviste de características especiales", subraya Igualdad a este medio.

Componente de género en la violencia a sanitarias


¿Hay un componente de género en la violencia invisible que requiera una protección personalizada? Ellas lo tienen claro: . Tanto Valle como Ledo coinciden en que el hecho de ser mujeres influyó en la violencia que sufrieron. “Ante el mismo problema, el agresor se calla cuando llega un compañero hombre. Se envalentonan con nosotras”, explica Valle. Por su parte, Ledo también considera que, en la sociedad, existe “un mayor reparo a la hora de insultar o agredir a los hombres”. “Quizás porque creen que las mujeres somos más vulnerables”, añade la enfermera.

Uno de los aspectos más llamativos ante este tipo de sucesos, es que las víctimas no siempre encuentran respaldo en su entorno laboral o institucional. En concreto, Valle recuerda que en una ocasión, tras enfrentarse a un agresor, tuvo que “pedir disculpas” tras tener que abandonar su puesto, ya que no se encontraba en condiciones para seguir atendiendo a pacientes.


Ledo: "En la sociedad existe mayor reparo a la hora de insultar o agredir a los hombres, quizá porque creen que las mujeres somos más vulnerables"



“Por parte de la administración hay cero apoyo. Me he tenido que buscar abogados por mi cuenta. Mis jefes tampoco me apoyaron”, recuerda. Su experiencia no es un caso aislado. “Esto es lo habitual”, añade, y denuncia que la administración solo se persona en los juicios cuando hay “desperfectos materiales”.

En el caso de Ledo, la dirección del centro tampoco mostró interés por su situación. “Me ofrecieron apoyo con posterioridad, pero no por parte de la dirección del centro, sino de la dirección del distrito. Pero todo esto vino después de que yo pusiera la denuncia y hablara con el Colegio de Enfermería”, detalla la enfermera.

Denunciar las agresiones tampoco es un proceso sencillo. “Las denuncias son lo de menos, las sanciones nunca son compensatorias”, señala Valle. “A mí que me den dinero no me compensa, no lo quiero. Yo quiero que no se vuelva a repetir”, añade. Además, denuncia el “papeleo engorrosísimo” que exige la administración para comunicar internamente las agresiones. “Parece que lo hacen a propósito para que no se comuniquen estos sucesos”, señala. En la misma línea, Ledo suscribe que se encontró con barreras por parte de su dirección. “Nunca se preocuparon de mi estado físico o mental”, comenta.


Medidas "insuficientes" ante agresiones a sanitarias


Las dos profesionales coinciden en que las medidas actuales no son suficientes para frenar esta situación y reclaman mayor protección, sobre todo para las mujeres del sector sanitario. “Ni la cámara ni el botón me protegen ante una agresión”, asegura Valle, que reclama “personal de seguridad presente en los centros de salud”.

Del mismo modo, Ledo aboga por “personal de seguridad y cámaras” y apunta que “las penas que dictan los jueces por una agresión al profesional sanitario son de risa”.

Para Valle, es clave que se apliquen “sanciones administrativas inmediatas, sin esperar a un juzgado” y que estas se coordinen las administraciones “para que las medidas sean realmente eficaces”.


Valle: "No vamos a pasar ni una, se acabaron las faltas de respeto verbales o físicas"



Con motivo del 8M, ambas profesionales lanzan un mensaje claro: es hora de decir basta. “La violencia nunca está justificada, de ningún tipo”, subraya Valle. “Nosotras somos trabajadoras. Madres, hermanas, primas, hijas, igual que todos. No comprendemos que a nadie se le pueda agredir en su puesto laboral y no pueda sentirse seguro en su ámbito”.

Ledo, por su parte, anima a sus compañeras a denunciar. “Que sean fuertes y valientes, que cuenten con la ayuda de su sindicato o de su Colegio Profesional”. “No vamos a pasar ni una. Se acabó consentir faltas de respeto verbales o físicas. La administración debería comportarse así también”, concluye Valle.
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