Manifestación contra los recortes en el NHS.
Los primeros compases de 2017 están siendo especialmente convulsos para el
Sistema de Salud británico (NHS). Con unos servicios de
Urgencias (A&E) colapsados, afectados por el aumento de los tiempos de espera en la Atención Primaria, y unas declaraciones de la primera ministra,
Theresa May, culpando a los
médicos de familia por alimentar este colapso por los cierres tempranos de consultas, los británicos miran cómo se puede solventar la situación sin medidas demasiado dramáticas.
La situación de Reino Unido
puede resultar familiar en España. Tiempos de espera que aumentan hasta llegar a un mes para ser atendido en una consulta de Atención Primaria que fomenta que los pacientes acudan al servicio de Urgencias ante cuestiones que no son realmente urgentes. Según los datos del NHS, un 13 por ciento de los atendidos son dados de alta sin necesidad de tratamiento, y un 35 por ciento lo hace recibiendo solo un consejo o recomendación.
Según una encuesta reciente entre los profesionales sanitarios de la que se hacía eco el diario The Times, un tercio de la población acude a urgencias innecesariamente, algo que se debe solucionar incidiendo en la
concienciación y en la atención de los servicios locales de atención primaria, además de con consultas fuera del horario clave.
May culpa a los médicos de familia del colapso de Urgencias y quiere que atiendan siete días a la semana y más horas
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Ampliar la atención
Para echar más leña al fuego, la primera ministra culpó a los médicos de cerrar temprano las consultas y alimentar así la crisis de Urgencias, a la vez que reclamaba que los centros de Atención Primaria estuvieran abiertos los siete días de la semana y ampliaran su horario. Además, añadió que las
cirugías debían fijarse con prioridad sobre cuándo venía bien a los pacientes por encima de la conveniencia para los médicos.
Es más, desde Downing Street se explicó que el dinero dedicado a las horas extra de apertura les será retenido a los médicos a menos que puedan probar que ofrecen citas en los momentos adecuados y que están informando a los pacientes sobre estas alternativas.
Fuentes oficiales han declarado también que la
cooperación con los servicios locales de Atención Primaria ha facilitado el acceso fuera de horario a un 40 por ciento de los pacientes, y algunos quirófanos ya abren hasta las 20.00 cada día. Conviene aclarar que los médicos de familia están contratados para prestar servicios de 8 a 18.30 de lunes a viernes, aunque
David Cameron prometió en las últimas elecciones que todos los pacientes tendrían acceso los siete días de la semana para 2020.
Déficit ante el envejecimiento
Pese a las declaraciones desde el 10 de Downing Street de que los médicos de Atención Primaria “hacen un fantástico trabajo”, muchos profesionales están indignados porque después de años de advertencias se ven insuficientes para hacer frente al
envejecimiento de la población. Ya atienden 60 millones más de citas que cinco años tras, y señalan que se
necesitarán 5.000 médicos más para 2020.
Con la guerra servida entre profesionales y Gobierno, hay quien señala que no es más que el típico descontento invernal, y que los médicos reaccionan así ante la negación a dotar al sistema de más recursos. Lo cierto es que la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria ha calculado que a menos que se invierta la ratio de productividad asistencial, el
coste del NHS aumentará la deuda en más del 200 por ciento del PIB para 2060.
Para evitar la quiebra se valoran medidas como el cierre de hospitales o sacar tratamientos de crónicos fuera de estos centros
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¿Puede quebrar el sistema?
Según señala un
experto en The Times, los problemas en Urgencias han ocurrido por los
recortes en Atención Primaria, que han convertido un sistema de asistencia social deficiente en uno vergonzoso. Pese a la protección presupuestaria del NHS, el problema es que la demanda se está acelerando: en 2015 había tres veces más gente mayor de 85 años que en 1990, una situación que no es exclusiva de Reino Unido.
Para solucionar el problema se están poniendo
sobre la mesa “medidas impopulares”, como el cierre de hospitales o el traslado de ciertos tratamientos para enfermos crónicos fuera de estos centros, lo que supondría un ahorro de 4.000 millones al año. Además, hay voces que critican a los políticos, especialmente de izquierdas, que se hable de privatización ante cualquier intento de reforma, recordando que actualmente menos del 8 por ciento del presupuesto del NHS se gasta en proveedores privados.
La necesidad de buscar soluciones para
evitar la quiebra del NHS es una obviedad en Reino Unido mientras el resto de países miran de reojo ante lo que podría ser la primera caída de uno de los grandes sistemas sanitarios.
Aunque aún se desconoce cómo puede afectar este colapso a España, lo que sí se ha hecho público es una de esas medidas que ha instaurado Reino Unido para
fomentar la contratación que ayude a paliar el déficit de médicos de Atención Primaria antes del Brexit:
90.000 libras tras 12 semanas de formación para captar talento extranjero, todo en un intento de anticiparse a las posibles complicaciones de la votada salida de la Unión Europea.
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