"Problemas graves de gestión" tras el descontento con la sanidad pública

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) apunta a un posible “problema grave de gestión” en la sanidad pública como causa del descontento poblacional para la asistencia que se presta, sobre todo, desde la Atención Primaria. En un documento de trabajo recientemente publicado, el think tank niega, de hecho, que los niveles de gasto público sanitarios hayan sufrido recortes en los últimos años, y recomienda identificar las causas que han llevado a ese descontento a pesar del “importante aumento en los recursos” destinados al ámbito de la salud.

Según el informe, titulado Los ciudadanos ante la administración: reflexiones críticas y recomendaciones, la suma de la inversión en educación y en sanidad representa, excluyendo las prestaciones sociales, el 40 por ciento del gasto público. En el caso del ámbito sanitario, se destaca que su nivel de gasto ha crecido desde el 13,2 por ciento de 1999 hasta el 14,6 por ciento actual, algo que contrasta con el sector educativo, cuyo nivel de gasto ha caído del 10,4 por ciento al 9,2 por ciento en el mismo periodo.

De acuerdo al documento, ese desarrollo dispar se explica por “la distinta evolución de la población más demandante de estos servicios”. En este sentido, se resalta que, “para seguir el esfuerzo en gasto realizado en sanidad”, el mejor indicador es el gasto público real en salud por habitante, que ha crecido un 48 por ciento desde 2003, frente al 35 por ciento de incremento experimentado en la educación referente a la población de entre 6 y 24 años.

“Estas cifras contrastan fuertemente con la sensación que se ha generalizado en España de que tanto la sanidad como la educación han experimentado importantes recortes en las últimas dos décadas, cuando las únicas caídas del gasto real por habitante, en ambos casos, se produjeron entre 2010 y 2013”, reza el informe. A ello se añade que el crecimiento del gasto real per cápita en ambos sectores ha alcanzado “niveles claramente superiores a los que había en España en 2007-2008, al principio de la crisis financiera".

Repercusión del gasto medio sanitario por habitante

El quid de la cuestión es, según Fedea, si el aumento del gasto real per cápita ha contribuido a resolver los problemas de salud de la población, en el caso de la sanidad. De acuerdo a la información facilitada por el Ministerio de Sanidad a través de los indicadores clave del Sistema Nacional de Salud (SNS), el porcentaje del gasto en Atención Primaria “ha permanecido muy estable en torno al 14 por ciento del gasto total sanitario durante las dos últimas décadas”, lo cual, según el documento, significa que el gasto real per cápita en el primer nivel asistencial “ha crecido al mismo ritmo que el gasto global, un 48 por ciento”.

“Tan importante crecimiento del gasto ha permitido reducir el número medio de pacientes por médico en más de 100 personas entre 2004 y 2022, de 1.389 a 1.282 pacientes por médico, y se ha reducido la media de consultas a médicos de Primaria por habitante y año de seis consultas en 2007 a 5,5 en 2022”, se agrega. Sin embargo, la mejora en dichos indicadores no ha logrado aumentar la satisfacción de los ciudadanos con el SNS, “que se ha mantenido, con pequeñas oscilaciones, constante en 6,3 puntos sobre 10 en ese periodo de tiempo”.

“En consecuencia, los datos del sistema de Atención Primaria en España parecerían apuntar a una reseñable mejora del servicio público, lo que contrasta fuertemente con la percepción generalizada en la sociedad española de colapso, falta de recursos e incremento en los tiempos para ser atendido”, se defiende desde Fedea.

Al respecto, se apunta a un posible “problema grave de gestión y organización de los recursos sanitarios” que esconden “los datos medios del sistema” como la clave del descontento poblacional. En esa línea, se considera que “identificar las razones por las cuales el importante aumento en los recursos destinados a la sanidad por habitante no ha redundado en una mejor percepción ciudadana del funcionamiento de los distintos niveles de la sanidad pública” es “imperativo” para mejorar su eficiencia.