Pedro Alsina Mier, farmacéutico, paciente hospitalizado con Covid-19.
Además de los profesionales sanitarios,
los protagonistas en esta crisis del Covid-19 han sido los pacientes. Y
Pedro Alsina es ambas cosas.
Farmacéutico de formación, a principios de marzo fue uno de los españoles que tuvo que ser hospitalizado por culpa de este coronavirus.
Ya recuperado, suma su testimonio al documento '
Lecciones del Covid-19 (qué ha aprendido el sector sanitario español ante la pandemia)', que
Redacción Médica pone a disposición de sus lectores para el análisis y la reflexión.
¿Cuáles son los aciertos y errores que considera que se han cometido durante esta crisis?
Los aciertos están casi todos en el haber de los profesionales sanitarios. Yo no tengo más que palabras de agradecimiento para el personal que me atendió en el Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda a pesar del desconcierto del momento, la presión asistencial, la
falta de medios y el desconocimiento sobre el SARS-Cov-2 y sobre la Covid-19.
El análisis de los errores es mejor dejarlos para más adelante, cuando podamos verlos con perspectiva y aprender de los mismos para no volver a cometerlos.
Ahora toca remar todos en la misma dirección.
Pero en cualquier caso, lo que ha resultado evidente en muchos países es una falta de preparación para una potencial pandemia. Hablo fundamentalmente de materiales de protección ya que el asunto de las UCI es más complejo.
Ningún sistema sanitario se construye pensando en estas circunstancias, pero hay que tener planes y stocks de seguridad para poder reaccionar en situaciones similares o que incluso pueden ser peores.
Ante una crisis similar futura, ¿qué medidas deberían adoptarse ya de forma preventiva en cuanto a recursos humanos, recursos materiales, y gestión/organización?
En cuanto tengamos controlada esta crisis, no digo resuelta,
es preciso comenzar a prepararse para la siguiente, porque sin duda alguna habrá más, aunque no sepamos cuándo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018 ya listó una serie de agentes infecciosos para que fuesen vigilados de cerca:
-
Virus de la Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo
-
Virus Ebola y Marburg,
-
Virus de la Fiebre de Lassa,
-
Coronavirus del Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS)
-
Coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS)
-
Virus Nipah y henipavirus
-
Virus de la Fiebre del Valle del Rift
-
Virus Zika
-
Enfermedad X (es una potencial infección que pueda causar una emergencia internacional y que no esté en este momento en el punto de mira por ejemplo, por ser una zoonosis, sin afectación a los humanos. El prototipo sería un virus de ARN (por tanto con alta tasa de mutaciones) que se transmita vía aérea)
Además tenemos los virus de gripe aviar AH5N1 y el AH7N9, que están siendo vigilados de cerca y de momento solo han sido capaces de transmitirse del ave al humano aunque con un alta letalidad.
Como podemos ver,
amenazas no nos faltan. Es necesaria una cooperación global entre instituciones, gobiernos y empresas privadas para desarrollar pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas, no podemos esperar a tener la amenaza llamando a nuestras puertas.
Obviamente
habrá que invertir en recursos de Salud Pública como prevención, y vigilancia epidemiológica, sin olvidarnos de la inversión en Ciencia, en investigación básica que siempre es la gran perjudicada con los recortes.
Pero lo realmente importante es tener una
estrategia común porque vivimos en un mundo globalizado. El mundo nunca estará a salvo mientras haya un país que no esté preparado para afrontar una situación de este tipo.
Una gobernanza supranacional se me antoja absolutamente necesaria para no depender de las respuestas individuales de los países y sus gobernantes. El papel de la
OMS y de los científicos debería salir reforzado después de esta crisis para evitar la politización de las decisiones.
¿Qué cree que pueden aportar los pacientes que han padecido covid-19 para mejorar la asistencia en este tipo de situaciones?
Los pacientes bastante hemos tenido ya con superar la enfermedad, los que lo hemos hecho, porque
no debemos olvidarnos de los miles que no la han superado.
Creo que podemos ayudar compartiendo nuestras experiencias para que los que lo están pasando en estos momentos y sus familiares sepan a qué atenerse y que esta enfermedad puede superarse.
En este punto me gustaría resaltar dos cuestiones de mi experiencia como paciente. La primera es que cuando acudí por primera vez al
centro de salud, dado que no había estado en zona de riesgo ni en contacto con infectados, me diagnosticaron gripe a pesar de referir que estaba vacunado. Debían haber saltado las alarmas y se escudaron en que no había transmisión comunitaria (9 de marzo), cuando ahora sabemos que pudo haberla desde finales de febrero.
Otro punto importante es
un detalle que pudo salvarme la vida. Cuando me llamaron por teléfono para control domiciliario y ya me encontraba algo mejor, le comenté al médico que me había tomado la saturación de oxígeno y estaba al 89 por ciento aunque no tenía dificultad respiratoria. Ahí sí saltó la alarma, me mandó a urgencias del Hospital Puerta de Hierro. Una vez allí me diagnosticaron un
tromboembolismo pulmonar y una neumonía bilateral con afectación de más del 50 por ciento y con un patrón compatible con COVID-19.
Todavía me pregunto lo que habría pasado si no hubiera tenido un pulsioxímetro en mi casa.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.