Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
25 oct. 2021 17:40H
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Cirujanos estadounidenses han logrado implantar con éxito un riñón de cerdo a una mujer en estado de muerte encefálica, una operación que ha sido catalogada de “hito” por el mundo científico y que constituye un paso relevante en el campo de los llamados “xenotrasplantes”. La noticia ha sido también celebrada en el seno de la Organización Nacional de Trasplantes de España (ONT), cuya directora, Beatriz Domínguez-Gil, matiza sin embargo falta mucho terreno por explorar para llevar a cabo este tipo de intervenciones con garantías.
¿Cómo valora la noticia?
Es fascinante, parece un paso extraordinario hacia lo que conocemos como xenotrasplante. Nunca se había logrado un hito así. Yo lo recibo con entusiasmo aunque con cautela, porque es importante remarcar que todavía no está publicado en literatura científica. Necesitamos conocer muchos detalles del procedimiento a través de un proceso de revisión por pares.
¿Es reproducible esta operación? ¿La esperanza es real?
Hay que verlo. Como digo, la operación presenta muchos interrogantes, entre ellos si el órgano sigue funcionando con normalidad a medio y largo plazo o los efectos colaterales que pueda haber. Por ejemplo, existe el riesgo de que pueda producirse una transmisión de retrovirus porcinos, lo que sería un problema para la salud pública. También hay dudas sobre cómo podría llevarse a la clínica, qué tipo de pacientes podrían beneficiarse, la mortalidad en la intervención…
Parece haber más incógnitas que certezas.
Hay además un aspecto que no mucha gente ha recalcado, otra innovación adicional. Porque para la experimentación se ha utilizado como sujeto a una persona en muerte encefálica, y eso me parece algo extraordinariamente novedoso. Este hecho abre interrogantes sobre la posibilidad de considerar como sujetos de experimentación para futuros tratamientos a personas que se encuentren en este estado. Es una nueva puerta que se abre.
En España, donde existe mucha ‘cultura’ en lo que respeta a la donación de órganos, ¿se perciben este tipo de procedimientos como algo apremiante?
La idea del xenotrasplante surge con el objetivo de tratar de resolver el problema de la escasez de órganos. Cada año se realizan 150.000 trasplantes en el mundo, pero, según la OMS, con ello apenas cubrimos el 10 por ciento de la demanda. Es cierto que hay diferencias a nivel global, y que España es un país líder en actividad trasplantadora y de donación, pero aún así la lista de espera no es reducida. Es paradójico: cuando se trasplanta mucho, de alguna manera se aligera la actividad, se hace menos restrictiva y crece la lista de espera. Tenemos 5.000 pacientes en espera, 4.000 para trasplantes renales, y cada año el 5 por ciento de las personas que necesitan un órgano vital fallecen antes de la operación. Por eso, incluso aquí no se llega a cubrir esa necesidad real, lo que pone de relieve la importancia de estas investigaciones.
¿Confía en que los xenotrasplantes sean una realidad en España?
Los avances que se están produciendo son muy importantes, y evidentemente habrá que plantear cómo desarrollarlos y bajo qué circunstancias. Pero todavía falta mucho por recorrer para llegar a una aplicación clínica del xenotrasplante, es posible que yo no lo vea aquí, y mientras tanto no nos podemos olvidar de la importancia de disponer de un sistema sólido de donación. Tenemos que seguir trabajando cada día para conseguir que los pacientes consigan el trasplante.
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