Miguel Ángel López, miembro de la SERAM y jefe del Servicio de Radiología del Hospital Niño Jesús; y Mercedes de la Torre, jefa de Unidad del Servicio de Urgencias del mismo centro.
Mejorar el abordaje del
paciente pediátrico en los Servicios de Radiología es un paso hacia adelante que tanto radiólogos como pediatras esperan del
Sistema Nacional de Salud (SNS). Un impulso que debe darse, según sus profesionales, en las
indicaciones y pruebas médicas que se realizan, como, por ejemplo, en la cantidad de radiación ionizante que tienen las pruebas que se llevan a cabo en los niños. Esa es la principal conclusión que ha puesto de manifiesto la conversación entre Radiología y Pediatría que ha organizado
Redacción Médica y que se ha llevado a cabo en el plató del diario.
Conversación Radiología - Pediatría organizada por Redacción Médica.
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En la profesión recuerdan que la
radiación ionizante en la población pediátrica tiene una sensibilidad “especial”, puesto que tiene una repercusión de salud poblacional y una “mayor incidencia de
segundos tumores”, tal y como señala
Miguel Ángel López, miembro de la Sociedad Española de Radiología Médica (
SERAM) y jefe del Servicio de Radiología del Hospital Niño Jesús (Madrid). “Los niños son más sensibles cuanto más pequeños son al efecto nocivo de la radiación ionizante. Eso ya implica que en la población pediátrica intentamos usar con mayor esfuerzo e intensidad pruebas que no la utilicen”, añade el facultativo.
Por lo tanto, técnicas como
la ecografía o la resonancia magnética (RM) son algunas de las pruebas que más intentan realizar con los pacientes infantiles. La razón es que la ecografía, por ejemplo, “no irradia”. “Es rápida, accesibles y puede hacerse desde la cama del paciente”, explica López. Es por ello que tanto los profesionales como los pacientes y su entorno deben estar “concienciados”. Tal y como apunta
Mercedes de la Torre, jefa de Unidad del Servicio de Urgencias del Hospital Niño Jesús, hay que
modificar la actuación médica para evitar hacer pruebas de imagen innecesarias: “Si la prueba no nos va a ayudar en el proceso diagnóstico, no habría que hacerlo porque así evitaremos radiar a ese niño. Si empezamos a radiarlo desde pequeño, vamos a ir sumándole radiación a lo largo de toda su vida”, comenta la especialista.
Mercedes de la Torre: "Es muy importante proteger a los niños de las radiaciones"
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Por otro lado, para poder llegar a ese escenario, ambos profesionales coinciden en que las especialidades deben intentan que las técnicas sean “más rápidas”. Así, los sanitarios afirman que se conseguiría un doble objetivo. Por un lado, el paciente pediátrico no tendría que estar durante un tiempo determinado inmóvil para que se le realice el estudio. Y, en segundo lugar, en caso de que el niño se mueva demasiado imposibilitando una adecuada toma de la imagen, los radiólogos no tendrían que invertir más tiempo en la repetición de la prueba. “En una ecografía, como el radiólogo está a pie de la cama con el niño, aunque el paciente se mueva, el sanitario puede volver a retomar la prueba. Es muy importante
establecer las indicaciones y proteger a los niños de las radiaciones, usando técnicas que sean más adecuadas”, explica de la Torre.
El abordaje del paciente pediátrico en las pruebas de imagen ha sido el centro de la Conversación Radiología - Pediatría.
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Importancia de una buena formación en Radiología pediátrica
Desde las especialidades enfatizan que la manera en la que se trata a este tipo de pacientes es diferente al modo de abordar a pacientes más adultos, por lo que creen conveniente que el
radiólogo pediátrico deba estar incorporado en el
núcleo de la toma de decisiones. “Si hay un radiólogo pediátrico detrás, que sabe que los cartílagos de crecimiento están ahí y que los huesos de la cabeza no están soldados, da cierto respaldo, ya que si no, puede interpretarse como falsas fracturas”, detalla de la Torre. A su vez, recalca que los facultativos deben intentar que las pruebas den el máximo de información, pero haciendo el “menor daño” posible.
Miguel Ángel López: "El radiólogo clínico debe estar integrado en el comité de tumores, en las sesiones clínicas y tiene que participar en los protocolos del hospital".
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“El radiólogo debe estar
dentro de todo el proceso asistencial del paciente, no solo como un receptor de peticiones que realiza pruebas de diagnóstico por imagen, sino
como un gestor clínico completo de las técnicas de diagnóstico por imagen”, enfatiza el radiólogo del Niño Jesús. Para poder llegar a ese estadio, López admite que se debe colaborar “mucho” en la
justificación de las pruebas. Es decir, que el médico tiene que conocer la “rentabilidad, sensibilidad o especificidad” del estudio. “El radiólogo clínico tiene que estar integrado en el
comité de tumores, en las sesiones clínicas del hospital, participar en los
procesos de protocolos clínicos del hospital y ser un poco en la puerta de entrada del diagnóstico por imagen, incluso desde la gestión administrativa”, subraya.
Es una petición que, tal y como aseguran ambos facultativos, beneficia a la asistencia sanitaria. “Muchas veces somos invisibles”, resalta López. Una situación que apuestan por revertir, para que el paciente y su entorno conozcan el
equipo multidisciplinar que se hará cargo de su caso. Por lo tanto, no se trata solamente de hacer al profesional de la Radiología partícipe de los equipos que debaten, analizan y deciden cómo abordar la
enfermedad pediátrica, sino que de ponerles caras y nombres para que los pacientes tengan constancia del papel del radiólogo en su proceso hospitalario.
“Aprender de la cultura de no hacer”
Otra de las facetas para que el
sistema sanitario y su asistencia mejore se ciñe a la “cultura” hospitalaria. Ambos facultativos opinan que su labor no se trata en pedir o hacer cuantas más pruebas de imagen, sino
solicitarlas y realizarlas en su justa medida, siempre con una justificación. Puesto que, sin esa razón para su realización, pueden ‘sobrecargar’ al paciente de dosis de radiación.
Mercedes de la Torre: "La prueba de imagen tiene que influir en el proceso diagnóstico. Si no aporta nada, que no se haga".
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“Tenemos que aprender mucho de la
cultura de no hacer. Concienciarnos de que los recursos son limitados y que no deberíamos hacer nada que no sea imprescindible, porque una prueba que se hace mal indicada es una prueba que genera un coste”, remarca López. Por ejemplo, cita la radiación, que tiene un “efecto nocivo” sobre los pacientes pediátricos y que habría que evitar si no aporta “datos relevantes”. “La prueba de imagen tiene que influir en tu
proceso diagnóstico. Si vas a hacer lo mismo con la prueba que sin ella, no la hagas”, añade de la Torre.
Miguel Ángel López: "Con la renovación tecnológica del Inveat estoy seguro de que vamos a irradiar menos"
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Inteligencia artificial y nuevas tecnologías en Radiología
López augura que en el campo del
diagnóstico por imagen habrá una “renovación tecnológica muy importante”, como, por ejemplo, en el ámbito de la
resonancia magnética y en la de la tomografía computarizada. “Estoy seguro de que vamos a irradiar menos. Estamos realmente ilusionados porque veníamos de un déficit tecnológico preocupante. No estábamos acordes a nuestros estándares europeos”, comenta el especialista.
Exactamente, invertir en tecnología debe ser, a ojos de estos dos sanitarios, por la tendencia que la sociedad en general y los gestores en particular deben apostar. Inciden en que es “productivo”, puesto que se ayuda a
evitar problemas secundarios o situaciones derivadas de una terapia no del todo óptima por falta de renovación. Por lo tanto, llevar a cabo una
reformulación de la Radiología pediátrica parece ser la única vía que ayude tanto a profesionales como a pacientes a llegar a una mejoría asistencial.
Uno de los instantes previos al comienzo de la 'Conversación Radiología-Pediatría', en el plató de Redacción Médica.
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