Mercedes Pérez Lafuente, responsable de la Unidad de Radiología Intervencionista del Hospital Vall d´Hebron de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM).
El Intervencionismo es una área de la Radiología que
permite aplicar técnicas mínimamente invasivas para el diagnóstico y tratamiento de múltiples
patologías. Los beneficios que ofrece son varios y diversos, explica
Mercedes Pérez Lafuente, responsable de esta Unidad en el Hospital Vall d’Hebron, en Barcelona: “Comportan una menor morbilidad que la cirugía abierta, menor tiempo de ingreso y una más rápida recuperación”. Las técnicas percutáneas que son utilizadas en adultos, también son aplicables en Pediatría. Actualmente, a pesar de las posibilidades que pueda ofrecer, España cuenta con déficit de formación y de especialistas en esta rama.
El Real Decreto de Especialidades, aprobado el pasado julio, puede hacer tornar esta situación. “Se está trabajando en la creación de las Área de Capacitación Específica (ACEs), en concreto, en la ACE de Radiología Intervencionista. Una formación reglada y remunerada facilitará la contratación de personal para crear o potenciar unidades de Intervencionismo, que cuenten con profesionales especializados”, detalla. Pero aún no hay nada establecido, y adelanta que si no quedan claras y delimitadas las bases de estas áreas, existe el riesgo de intrusismo de otras espacialidades.
La Radiología Intervencionista actualmente
no es una especialidad, sino que la
formación se limita a tres meses de rotación durante los cuatro años de especialidad y, si se consigue una de las plazas limitadas, a
un programa que ofrece la Sociedad Española de Radiología Intervencionista (
Servei). La facultativa explica que muchos otros profesionales optan por ir a otros países para su formación o que, incluso, no es inusual que sean los propios profesionales los que tengan que formar a otros compañeros que se incorporan a la unidad por falta de subespecialización.
Esto es más marcado aún, recalca, en el área de
Intervencionismo Pediátrico. Pérez Lafuente añade que, en el caso de los pacientes más pequeños, a esta falta de oportunidades para la formación
hay que añadirle la centralización de la patología pediátrica compleja en hospitales de referencia. Esto conlleva aspectos positivos y negativos a la vez. Por un lado, se ofrece una “excelente” formación y aporta una mayor experiencia para el manejo de patologías pediátricas de baja incidencia. Por otro lado, esto mismo conlleva que sean escasos los centros habilitados para ello. “Son pocos los hospitales dotados de un Servicio de Radiología Intervencionista capacitado para tratar este perfil de paciente y lógicamente son pocos los centros con capacidad para formar radiólogos intervencionistas pediátricos”, incide.
La especialista asegura que
hay diferencias abismales entre los pacientes adultos e infantiles, desde patologías específicas del niño que no existen en personas más mayores, pasando por respuestas hemodinámicas diferentes en función de la edad y acabando por diferentes posibilidades de complicaciones. Además, la dosis de contraste fluctúa en función del peso del paciente, por lo que defiende que el Intervencionismo Pediátrico debe ser realizado por expertos. “
Primero has de ser un buen radiólogo intervencionista de adultos para luego formarte en Pediatría”, opina. Para conseguir los conocimientos necesarios, algunos sanitarios optan por una formación específica en centros pediátricos en países como Estados Unidos o Canadá.
La situación presente y futura de la área en España
Pérez Lafuente, que ganó el premio a la profesión de la mano de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) el pasado noviembre, detalla que, como consecuencia de la menor demanda de procedimientos en el campo pediátrico, en comparación con el Intervencionismo en adultos, ha habido un menor interés por parte de la industria en el desarrollo tecnológico de materiales adecuados para el tamaño y la edad de los niños. “Nos hemos tenido que reinventar adaptando los materiales ya usados en adultos. Por suerte, en algunas áreas se ha avanzado a pasos de gigantes”, detalla. Algunos de estos materiales, como, por ejemplo, microcatéteres, stents o microguías, han sido de gran ayuda en los procedimientos pediátricos y que se ha traducido en un aumento del número y tipo de procedimientos que los facultativos desarrollan, sin que el peso o la edad suponga un impedimento.
En España,
la situación es similar a la del resto de países europeos, defiende. La
diferencia puede radicar en el
tamaño de los centros pediátricos y, por tanto, el volumen de pacientes tratados. En cuanto al número de radiólogos españoles con la educación pertinente, la facultativa concreta que
son muy pocos los formados adecuadamente para el manejo de patologías pediátricas complejas.
En cuanto al futuro próximo, la Radiología Intervencionistas se ha posicionado en los algoritmos terapéuticos de patologías del paciente adulto y el Intervencionismo Pediátrico está siguiendo la misma evaluación. “
Por su menor invasividad respecto a la cirugía abierta,
ya se contempla como parte de las estrategias terapéuticas actuales”, detalla.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.