Ignasi Barber, especialista en imagen pediátrica de la Seram y Jaume Mora Graupera, oncólogo pediátrico.
En el
Día Internacional del Cáncer infantil, los radiólogos especialistas en imagen pediátrica de la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram),
reivindican el rol del radiólogo en los centros pediátricos y apuntan que en la actualidad es posible obtener
estudios de alta calidad de imagen con
dosis de radiación 5 veces inferiores a las de hace 5 años.
Ignasi Barber, especialista en imagen pediátrica de la Seram y jefe asistencial y docente en el Servicio de Radiología pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, junto a
Jaume Mora Graupera, oncólogo pediátrico y director científico del Área de Oncología y Hematología del Pediatric Cancer Center Barcelona en el Hospital Sant Joan de Déu comentan que “en los últimos años, la imagen oncológica pediátrica ha experimentado
avances significativos, mejorando la
precisión diagnóstica y optimizando la planificación terapéutica. A la base fundamental de imágenes anatómicas, como la
radiografía simple, ecografía, tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RM), se han incorporado técnicas avanzadas que permiten una valoración multiparamétrica y cuantitativa de las lesiones tumorales. Estos avances en imagen se han complementado con mejoras tecnológicas y son los que han permitido reducir significativamente la dosis de radiación ionizante en los estudios pediátricos”.
En el caso de la
ecografía, se han desarrollado nuevas herramientas como:
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Elastografía, que permite cuantificar la rigidez de los órganos y de las lesiones tumorales.
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Técnicas Doppler avanzadas, que mejoran la evaluación de la perfusión tisular.
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Uso de contraste ecográfico intravenoso, ampliando la capacidad diagnóstica en la caracterización tumoral.
En la
tomografía computarizada (TC), la aparición de la tecnología espectral ha supuesto un gran avance, permitiendo:
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Obtener mapas de cuantificación de captación de yodo, mejorando la diferenciación tisular.
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Mejor segmentación y reconstrucción tridimensional de las lesiones tumorales, facilitando la planificación quirúrgica y terapéutica.
En la
resonancia magnética (RM), la incorporación de secuencias de difusión y perfusión ha permitido obtener datos cuantitativos de las lesiones tumorales, lo que ha supuesto una revolución tanto en el diagnóstico como en el seguimiento de los pacientes oncológicos.
Estos especialistas explican que “un claro ejemplo es la
evolución de la TC torácico para la detección de metástasis pulmonares en pacientes oncológicos pediátricos. Hace solo cuatro años, un paciente de cinco años podía recibir una dosis de aproximadamente 2mSv, mientras que, con la tecnología actual, la dosis de radiación puede reducirse hasta 0.3mSv. Este avance es posible gracias a la implementación del TC de ultra baja dosis, una técnica que minimiza el impacto de la radiación sin comprometer la calidad diagnóstica”.
“Comité de tumores”
El “comité de tumores” es una
reunión clínico-radiológica que constituye una parte fundamental del trabajo asistencial de los especialistas en radiología dentro de las unidades de oncología clínica donde se discuten opciones terapéuticas (algunas urgentes) que puedan ser necesarias para el paciente. Y en este contexto, el
papel del radiólogo en él es crucial porque su experiencia en la interpretación de imágenes médicas garantiza un enfoque diagnóstico integral y preciso, facilitando la toma de decisiones clínicas.
La colaboración multidisciplinar e interprofesional
La colaboración con especialistas en medicina nuclear es clave para la correcta interpretación de la imagen en el paciente oncológico. Su papel no solo es fundamental en el estudio inicial y el diagnóstico diferencial, sino, sobre todo, en el seguimiento del tratamiento.
Las
tecnologías híbridas, como PET-TC o SPECT-TC, combinan información morfológica detallada, cuya interpretación recae en el radiólogo, con datos metabólicos cuantificables, analizados por los especialistas en medicina nuclear. La integración de estos estudios requiere una estrecha colaboración interdisciplinar, asegurando una evaluación más precisa de la enfermedad y una mejor planificación terapéutica.
Los especialistas apuntan que “además, en los últimos años, ha cobrado importancia el concepto de trabajo interprofesional, que implica la colaboración entre médicos y profesionales de otras disciplinas, como ingenieros e ingenieros biomédicos. Y que su participación en la valoración de pacientes oncológicos pediátricos es cada vez más relevante, aportando soluciones innovadoras”. Algunas de ellas son en áreas como:
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La reconstrucción tridimensional e impresión 3D, facilitando la planificación de cirugías complejas.
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La integración de la imagen con la robótica quirúrgica, permitiendo avances en la cirugía guiada por imagen.
“Estos avances refuerzan la necesidad de un enfoque integrado y multidisciplinar, en el que distintas especialidades trabajan juntas para mejorar el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los pacientes oncológicos pediátricos” puntualizan.
Diferencias entre Oncología pediátrica y Oncología del adulto
Los tumores que ocurren durante la infancia, adolescencia y en el adulto joven son un reflejo de los riesgos inherentes asociados al proceso del desarrollo normal del individuo. “El cáncer que se origina como consecuencia de los complejos procesos involucrados en el desarrollo, durante el crecimiento del cuerpo, reproduce las células y el entorno propios del momento embrionario en el que se originó. La teoría del origen embrionario ya fue propuesta en 1875 y hoy tenemos gran evidencia experimental que da soporte al origen embrionario de la mayoría, si no todos, los tumores que aparecen durante el desarrollo. La evidencia actual confirma el bloqueo en la maduración de las
células madre embrionarias (primera alteración) y su crecimiento descontrolado durante el periodo postnatal de crecimiento propio del órgano de origen (segunda alteración), como el mecanismo subyacente a la mayoría de los tumores que afectan a los niños, adolescentes y adultos jóvenes” señalan los profesionales.
Sin embargo, expresan que “el
cáncer del desarrollo no tiene nada que ver con el cáncer del adulto causado por el envejecimiento, el fenómeno opuesto al crecimiento. El cáncer del desarrollo es, afortunadamente, una enfermedad rara, y goza de un soporte filantrópico por parte de familias y asociaciones de afectados en todo el mundo que ha sido determinante para avanzar en su investigación”.
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