Un estudio encuentra que muchos niños tienen problemas de salud o trastornos crónicos, como el trastorno por déficit de atención e hiperactvidad, pero eso no significa que no puedan disfrutar de la vida tanto como aquellos que no los padecen, según recoge Healthday.
Los investigadores han descubierto que entre más de 1.200 niños de 5 a 9 años, aquellos con algunos de los problemas más comunes de la niñez no estaban menos felices con sus vidas que otros niños.
Así, explicaron que los hallazgos resaltan un punto importante: los niños
no están "
definidos" por sus
problemas médicos.
"Esto puede ayudar a ampliar nuestra perspectiva de lo que es la 'salud'", aseguró la investigadora principal
Courtney Blackwell, profesora asistente de investigación en la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern en Chicago.
"El hecho de que un niño tenga una afección médica", dijo, "no significa que no sean saludables".
Afecciones comunes
La advertencia, dijo Blackwell, es que el estudio se centró en niños con ciertas afecciones comunes, como el asma, el trastorno por déficit por atención e hiperactividad (
TDAH) y los trastornos digestivos. No incluía a los niños con enfermedades más debilitantes que requieren cuidados intensivos.
"Tienen una experiencia muy diferente de los niños en condiciones menos complicadas"
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De ser así, los hallazgos probablemente serían diferentes, según
Rose Alvarez-Salvat, psicóloga infantil del Nicklaus Children's Hospital en Miami. Ella no participó en la investigación, pero revisó el estudio.
Alvarez-Salvat trabaja con niños que tienen afecciones médicas como
diabetes tipo 1,
fibrosis quística,
cáncer y
hemofilia. Esos trastornos complejos, que requieren un manejo diario, pueden provocar
ansiedad y
depresión en algunos niños, ha explicado. "Tienen una experiencia muy diferente de los niños con condiciones menos complicadas".
Además, ha señalado que este estudio se centró en niños de 5 a 9 años de edad, y los
problemas de calidad de vida solo pueden hacerse evidentes cuando los niños son un poco mayores. Ahí es cuando toman más control sobre el manejo de su condición de salud y pueden ser más conscientes de ser "diferentes" de sus compañeros.
Aunque apuntó que eso no quiere decir que haya un mensaje positivo en este nuevo estudio. "En estos días, tener una afección médica puede ser parte de la vida de alguien y no necesariamente tener el impacto que tuvo hace años", ha aputnado.
Estudio en 1.200 jóvenes
Los resultados, publicados online el 6 de mayo en 'Pediatric's, se basan en informes de padres de 1.253 jóvenes de Estados Unidos. En general, e
l 20 por ciento tenía al menos
una de las afecciones que los investigadores consideraron: TDAH, asma, alergias respiratorias y eccema, epilepsia, trastornos digestivos como enfermedad inflamatoria intestinal, trastornos del espectro autista y depresión o ansiedad. También se incluyeron la obesidad y el bajo peso al nacer.
Los padres respondieron a un cuestionario estándar que evaluaba la satisfacción con la vida de sus hijos. En promedio, no hubo diferencias entre el grupo de niños con problemas de salud y los que no lo tenían.
"Los problemas de salud generalmente afectan más a los niños de familias de bajos ingresos y de minorías"
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Debido a que los niños con problemas de salud se agruparon en el estudio, no está claro si alguna condición en particular tuvo un mayor impacto en la satisfacción con la vida que otros, ha explicado Blackwell.
Pero independientemente de la salud de los niños, dos factores destacaron en su felicidad: el
ingreso familiar (mayor significa niños más felices) y la
cantidad de estrés que sintieron los niños (más estrés, menos felices).
Los niveles de estrés se derivaron de las respuestas de los padres a las preguntas sobre si su hijo alguna vez se sintió abrumado por los problemas del día a día. Todo sugiere que hacer que el ambiente en el hogar sea menos estresante se 'contagia' a los niños, incluidos aquellos con
enfermedades crónicas, según Alvarez-Salvat.
La experta también ha señalado que los hallazgos de ingresos resaltan otro punto: los
problemas de salud generalmente afectan más a los niños de familias de bajos ingresos y de minorías. La mayoría de las familias en este estudio eran blancas, señaló.
Si los padres sienten que un problema de salud está
afectando el bienestar general de sus hijos, deben pedir ayuda, ha asegurado Blackwell. Los médicos, continúa, a menudo se centran en el
tratamiento de la enfermedad en sí. Pero los padres también deben sentir que pueden elevar el bienestar mental y emocional de sus hijos.
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