La neuropediatra Cristina Cordero.
25 jul. 2017 9:50H
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El verano es una época que invita a romper con las rutinas establecidas durante el invierno. Sin embargo, el exceso de tiempo libre unido al cansancio acumulado durante el curso pueden alterar el ritmo normal de los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Por ello, la neuropediatra del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, Cristina Cordero, ofrece una serie de recomendaciones para afrontar las vacaciones. Lo más importante es mantener las rutinas diarias. Así, en niños con TDAH el tiempo sin estructurar y la falta de cotidianidad producen confusión, con lo que provoca que se muestren más inquietos. Por tanto, dentro del ocio y el descanso hay que mantener un entorno bien estructurado, respetando horarios y organizando su tiempo libre con actividades que le resulten interesantes.
En segunda instancia, es fundamental entrenarlo para saber reaccionar en situaciones potencialmente peligrosas que puedan surgir de su inatención o impulsividad (por ejemplo, saber a quién recurrir si se pierden en la playa, saberse el número de teléfono de los padres o llevarlo apuntado).
La especialista también destaca la importancia de seguir trabajando sus dificultades de planificación y cumplimiento de normas de una forma lúdica. Pueden tener pequeñas responsabilidades que les resulten agradables como recoger leña para una barbacoa o ayudar en la cocina con una receta. Esto les permitirá ver objetivos cumplidos y recompensados.
Además, es importante fomentar sus aptitudes. Casi todos los niños con el trastorno tienen una habilidad especial, en la mayoría de los casos el curso académico no les permite desarrollarla por la carga escolar. El verano es un momento ideal para reforzar y desarrollar esa actividad en la que destacan.
Saber gestionar la convivencia
Aparte de ser una época en la que hay más tiempo de ocio compartido con los hijos, el verano también aumenta las horas de convivencia y, muchas veces, los roces. De ahí que Cristina Cordero sugiera a los padres que tengan paciencia y eviten “reñirle por todo”. Es muy importante distinguir lo que se considera “mala conducta” (desafiar, retar, desobedecer...), que no se debe permitir, de lo que es inquietud motriz, que no siempre pueden controlar y no siempre está siendo disruptiva.
Por último, como norma general es favorable mantener la medicación. Siempre que los efectos secundarios lo permitan debe mantenerse durante el periodo estival, porque hay que entender que es un fármaco que ayuda a funcionar en todos los ambientes (incluidas esferas tan importantes como la social).
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