Helena Rakosnik en una entrevista para TV3.
Helena Rakosnik, que fue
maestra y trabaja como técnica en Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), tuvo durante los años de
‘president’ de su marido Artur Mas, un destacado papel institucional ligado a la divulgación y prevención de los trastornos alimentarios. Como ella misma señala en una entrevista con
Redacción Médica: este camino comenzó cuando “unos amigos muy personales” le hablaron de que iban a crear una fundación. “Me involucré con el Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA), que por aquel
entonces había creado la Fundación ITA (FITA)”, explica.
Una relación que Rakosnik rompió “en el mes de febrero de este año”, cuando decidió dejar de formar parte de su patronato:
“Hubo un cambio brutal de dirección, yo además ya llevaba muchos años y además de ese cambio me enteré por la prensa”, señala. Y es que en la Fundación ITA parece que han cambiado mucho las cosas: la entrada de un
fondo de capital privado y otros giros de rumbo con la llegada de Jaume Raventós como consejero delegado, a los que Rakosnik responde con un revelador “exactamente” cuando se habla de su salida.
No obstante, la experiencia en esta Fundación le sirvió para que cuando Artur Mas se convirtió en presidente de la Generalitat de Cataluña, ella ya conociera de cerca la
problemática de los trastornos alimentarios y pudiera darle un mayor impulso. “Tuve todavía más conocimiento, me di cuenta de que
las iniciativas que había en este campo en Cataluña no tenían relación entre ellas, y hablé con el consejero de Salud”, matiza en relación a Boi Ruiz.
De ese proceso nació en 2013 la
Mesa de Diálogo para la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria, que presentó un portal digital elaborado por la Consejería para ayudar a los jóvenes que sufren anorexia y bulimia. Dolencias que en aquel año se calculó que afectaban a
28.000 adolescentes en Cataluña y que hasta el 11 por ciento de los jóvenes entre 12 y 24 años estaban en riesgo de padecer.
Confianza en la actual Consejería
“Quisimos unir a todos los implicados: el mundo de la moda, la Educación, Salud y el sector de la alimentación”, comenta. Un proyecto que hoy en día “sigue funcionando” y que salió adelante “por implicación” y sacando el dinero “como se pudo” porque, a juicio de Rakosnik,
en realidad todo era cuestión de “unir esfuerzos”.
Y aunque Rakosnik admite que ya no sigue muy de cerca la política catalana, no duda de que la
actual consejera de Salud, Alba Vergés, sigue peleando por combatir y prevenir los trastornos alimentarios. Y lo dice consciente de que aún queda mucho por hacer. “Son patologías
para toda la vida, tanto en lo mental como en lo fisiológico; en la moda, por ejemplo, ¿por qué han de ser todas de esas tallas?”, reflexiona. Y en ese sentido, sentencia: “Aunque ya no represento nada en concreto,
siempre me prestaré a ayudar”.
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