Marina Díaz Marsá, vicesecretaria de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica,
La inclusión del nuevo trastorno de
duelo prologando en la guía clínica norteamericana DSM-5-TR “
no cambia nada” en la práctica clínica de los psiquiatras españoles, según detallan desde la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB). Sin embargo, desde el organismo médico sí que abogan por dejar claro que
no se debe patologizar el duelo y hay que entender este como
algo normal en el ser humano, siempre y cuando no impida realizar una vida normal.
“La definición de
duelo prolongado es correcta y está bien su inclusión en el DSM-5-TR, pero
es importante no intentar patologizar el duelo. Esto es algo que
tiene que existir y si no existe sí que es patológico. Cuando alguien querido se muere, uno tiene que estar triste. A veces no se muestra inicialmente, pero va a acabar saliendo en algún momento”, detalla Marina Díaz Marsá, vicesecretaria de la SEPB.
En base a esto, la especialista considera
“correcto” ligar el duelo prologando a un periodo de un año de permanencia de síntomas: “Un duelo normal siempre tiene que pasar ese periodo hasta que se procesa, ya que todos los recuerdos son en relación al año pasado. Una vez que se pasa ese periodo, el individuo se queda sin esa referencia. A mis pacientes, tanto un fallecimiento como una ruptura sentimental, les es imposible de superar en menos de un año”.
Otro de los factores clave para evitar esta patologización radica en la
intensidad de los síntomas. “Hay que tener en cuenta que la sintomatología tenga la intensidad que
implique una disfunción del individuo. Que uno pueda estar triste a veces después de un año no es patológico. Solo lo es si no puedes funcionar y te limita en tu actividad habitual. Por lo tanto, no solo es la persistencia, también la intensidad”, detalla la psiquiatra, quien confía en que no se lleguen a patologizar situaciones que no son trastornos mentales gracias al epígrafe final donde se liga la sintomatología al límite para realizar una actividad normal.
Sin cambios clínicos en el SNS
Pese a ser una de las guías, junto a la europea, que marca el devenir de la Psiquiatría española, la práctica clínica no se verá trastocada por los cambios en el DSM-5-TR: “Todo sigue igual,
le podemos llamar duelo prolongado o trastorno depresivo reactivo al fallecimiento o trastorno depresivo mayor. Al final, la única diferencia es que hay un hecho desencadenante claro y que la sintomatología es reactiva a ese hecho. Le podemos poner ese epígrafe, pero
no cambiará el abordaje terapéutico ni la práctica clínica, ni vamos a diagnosticarlos más o menos porque lo diga el DSM-5. Es como un trastorno adaptativo que es fruto de un trastorno de ansiedad o depresión por la reacción a un hecho concreto. Aquí sería el fallecimiento”, explica Marina Díaz Marsá, vicesecretaria de la SEPB.
La facultativa deja claro que esto
“no afectará en nada” dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS) debido a las características del propio sistema y lo liga más a que las
aseguradoras americanas ahora tendrán que sufragar los gastos. “La gente que tiene un dolor normal no se trata y aquellos que mantienen la sintomatología a largo plazo y son incapaces de funcionar sí. Se llama duelo prolongado porque la causa está clara, pero
la sintomatología tiene que ver con una depresión. Nosotros nunca hemos tratados duelos normales, pero cuando la sintomatología de dolor y ansiedad en relación a un fallecimiento se prolonga en el tiempo y hace que el individuo no pueda llevar una vida normal lo consideramos una depresión y, por supuesto,
lo tratamos”, detalla Marsá.
El covid ha aumentado la prevalencia del duelo prologando
Según asegura la especialista,
sí hay más prevalencia por la pandemia. Directamente, porque se ha demostrado que el covid puede afectar al sistema nervioso central y a raíz de esto, donde hay más prevalencia del covid, también hay más depresión. También indirectamente por las consecuencias del confinamiento y medidas restrictivas por la pandemia, que han contribuido en un aumento de la depresión en población infato-juvenil y ancianos.
Además, también s
e ha trastocado la despedida de los fallecidos debido a las restricciones. “Es un motivo claro de duelo prologando. El duelo tiene varias partes, tenemos que despedirnos de la persona querida y aceptar el fallecimiento. Para ello, tenemos culturamente una serie de ritos que no se han podido hacer. Esto ha provocado un aumento de la prevalencia de la ansiedad y la depresión ligada a esa situación de duelo patológico por las circunstancias que han impedido hacer el duelo por los cauces habituales”, detalla Marsá.
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