Los chalecos de arena pesan entre 1 y 6 kilogramos.
Un
chaleco de arena, de entre
1 y 6 kilogramos, ideados por una empresa para que los niños de educación primaria con TDAH estén algo menos inquietos en las sillas de sus pupitres, se convirtió en el centro de la polémica. Se trata de un objeto que lleva años comercializándose en Alemania y que, semanas después de que la noticia saltase en España, muchos profesionales todavía
cuestionan su uso al tiempo que los usuarios lo tachan de "
tortura", de elemento estigmatizante y de ser "síntoma de que vivimos en una
sociedad intoxicada por la inmediatez" , tal y como señala
José Miguel García Cruz, coordinador nacional del grupo de trabajo TDAH y Desarrollo Psicoeducativo de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
La empresa del objeto de la polémica -que se llama
Beluga Healthcare- respondió en su momento a través de
Silke Tuley, su directora gerente, que estos chalecos consiguen que los niños tengan conciencia corporal. "Distribuyen el peso y la presión a lo largo de los músculos y
estimulan los sentidos, lo que provoca un incremento del rendimiento cognitivo", señalan en su página web. Sin embargo,
Hermann Josef Kahl, de la asociación de pediatras alemanes, explicó mediante un comunicado que, si bien entre un 3 y un 5 por ciento de los
pacientes hiperactivos necesitan un tratamiento, ésta no es la mejor opción para abordarlo. “Muchos de los otros niños que no pueden concentrarse, que están inquietos y molestan en la clase, simplemente
no han aprendido cómo adaptarse a las exigencias del aula. Poner un chaleco
no soluciona estos problemas”, destacó.
"Poner un chaleco no soluciona los problemas", dicen pediatras alemanes
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Una respuesta con la que coinciden los profesionales consultados por
Redacción Médica. “No sé si tiene base científica de fondo, pero sí que es cierto que
les falta fundamento”,afirma
Javier Quintero, jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid. “No creo que sea la medida más razonable. Habría que buscar formas de
ayudarles a desarrollarse de manera correcta”, añade.
José Miguel García Cruz va más allá, y afirma que no hay ningún artículo científico en la literatura internacional que lo considere útil y efectivo. Como tampoco hay ningún estudio de si estos chalecos, a la larga, pudieran tener algún tipo de efecto nocivo sobre el crecimiento y desarrollo de los niños.
Una solución sencilla para un tratamiento complejo
El pediatra recuerda también que, aunque los docentes son muy importantes en el tratamiento, no son los más indicados para decidir terapias
sin base científica ni apoyadas en la evidencia. Por eso, reivindica el importante papel que tiene el
pediatra de Atención Primaria en el abordaje del trastorno por la proximidad y confianza con sus familias. "A problemas complejos
no se les puede dar respuestas simples y fáciles", prosigue.
“Estamos
cambiando los argumentos científicos por likes y emoticonos. Creo que hay que ser muy
riguroso y ético en el abordaje de un trastorno como el TDAH, que es un problema crónico y que afecta a tantos pacientes y a sus familias”, añade García Cruz.
Tanto Quintero como García Cruz dejan claro que, para ayudar a los niños con TDAH, lo que se debe hacer es un t
ratamiento multidisciplinar. Éste incluye una buena terapia conductual, entrenamiento de habilidades sociales, adiestramiento y refuerzo para los padres, tratamiento psicopedagógico, refuerzo individualizado y terapia farmacológica. Y ayudarles a que tengan un
neurodesarrollo adecuado. “Hay que tener una idea clara de cómo llegamos a los niños”, concluye Quintero.
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