Marina Díaz Marsá.
Los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y con trastorno límite de la personalidad (TLP) presentan alteraciones en la empatía e hipersensibilidad al rechazo, según un estudio llevado a cabo por la jefa de la Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos y presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid,
Marina Díaz Marsá, y el jefe de la Unidad de Trastornos de la personalidad del mismo hospital y Catedrático de la Universidad Complutense,
José Luis Carrasco.
La empatía es la
intención y capacidad de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar lo que siente otro individuo. La empatía hace que las personas se ayuden entre sí. Está
estrechamente relacionada con el altruismo (el amor y preocupación por los demás) y la
capacidad de ayudar.
Las alteraciones de la empatía y de la mayor sensibilidad al rechazo pudieron estar asociados a una disfunción de la respuesta inflamatoria
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En este estudio, se identificó que las personas que sufren anorexia y bulimia nerviosa parecen tener alteraciones en la empatía, lo que les puede
dificultar sus relaciones interpersonales y les hace más propensas a centrarse más en sí mismas.
Este hallazgo es importante porque permite trabajar de forma específica esta dificultad en la terapia. Por otra parte, la capacidad empática se ha venido relacionando con
posibles disminuciones de la hormona oxitocina, si bien parece que en las personas con TCA la correlación es inversa y una mayor empatía se relaciona con menores niveles de esta hormona.
Los autores también estudiaron el rasgo de
hipersensibilidad al rechazo y encontraron que aquellas pacientes con TCA que tenían antecedentes de acoso escolar presentaban y sentían más sensación de rechazo por el entorno. Parece por tanto, que el hecho de haber tenido acoso escolar las hace más vulnerables y desconfiadas, dificultándoles la adaptación a un entorno en el que parecen no encajar y por el que se sienten excluidas.
El papel del acoso escolar
En este punto, Díaz Marsá ha avisado sobre las
graves consecuencias que el acoso escolar puede tener en la edad infanto-juvenil y también que el abordar el trauma causado por el acoso escolar es importante en el tratamiento.
Además, las alteraciones de la empatía y de la mayor sensibilidad al rechazo pudieron estar asociados a una
disfunción de la respuesta inflamatoria y de los parámetros de estrés oxidativo, que podrían constituir parte de la neurobiología de estos trastornos.
En concreto, los autores han identificado un fenotipo proinflamatorio y oxidativo que se manifiesta por un aumento de Los niveles de factor de necrosis tumoral alfa (TNF-) en comparación con el grupo de personas sanas.
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