El actor Robin Williams.
Un
estudio, publicado en Plus One, asegura que, en los cuatro meses siguientes al suicidio por asfixia del actor
Robin Williams, el número de muertes con causas similares en Estados Unidos creció un 32 por ciento.
El suicidio ocurrió un 11 de agosto de 2014 en su casa de Paradise Cay, California. Los detalles de la muerte del actor fueron ampliamente divulgados en los medios los días y semanas posteriores, en los que la viuda de Williams reveló, además, su lucha con la
demencia por cuerpos de Lewy. Tras este hecho, los investigadores decidieron estudiar si se producía un incremento de suicidios en la población similares a los del actor. Y así fue.
“El incremento de suicidios desde agosto hasta diciembre de 2014 fueron consistentemente observados en ambos géneros", explican David S. Fink, Julian Santaella-Tenorio y Katherine M. Keyes, autores del estudio. En los hombres, el aumento fue del 9,1 por ciento mientras que, en el caso de las mujeres, fue de un 9,7 por ciento. "También en todos los grupos de edad, aunque aquel entre los 30 y 44 años mostró el mayor incremento de suicidios (12,9 por ciento)”, añaden. En total, s
e incrementaron en 1.841 los casos de suicidio (1.398 hombres y 386 mujeres), de los cuales 577 tenían entre 30 y 44 años.
“Específicamente, observamos un
aumento del 32,3 por ciento en el número de
suicidios por asfixia en los
cinco meses posteriores a la muerte de Williams, en comparación con un aumento del 3,1 por ciento en el número de suicidios de todos los demás métodos combinados (es decir, corte/perforación, envenenamiento, arma de fuego , caídas, etc), aunque encontramos un número mayor de lo esperado de suicidios por envenenamiento y suicidios con armas de fuego en agosto y septiembre, respectivamente”, dice la publicación.
El papel de los medios
A pesar de los datos en la investigación, los autores dejan claro que
no pueden determinar con certeza que este exceso de suicidios sea atribuible a los informes de los medios sobre la muerte de Williams.
Los famosos efectos del suicidio, especialmente la imitación, han llevado a la
Organización Mundial de la Salud (OMS) a establecer pautas para que los
medios informen sobre la muerte de
celebridades de alto perfil, que incluyen s
ensibilidad y no sensacionalismo a la hora de informar sobre este tipo de muertes. “Sin embargo, la medida en que se siguieron estas pautas después de la muerte del Sr. Williams es
cuestionable y, como tal, examinamos la incidencia de suicidios en los Estados Unidos por mes en torno al período de tiempo de su muerte”, reflejan los autores.
Asimismo, añaden que la muerte de Williams
podría haber proporcionado el estímulo necesario para los segmentos de alto riesgo de la población estadounidense (por ejemplo, hombres de mediana edad en situación de desesperación) para pasar de la ideación suicida al intento.
“Por lo tanto, la industria de l
os medios puede influir positiva o negativamente en la imitación de suicidios. El suicidio sigue siendo una
amenaza central para la salud pública, y los suicidios de celebridades de alto perfil continuarán ocurriendo; prevenir tales efectos requerirá recursos sustanciales y capacitación, así como respuestas creativas a los medios emergentes”, concluyen.
El "efecto Werther"
En 1774, Johan W. von Goethe publicó una novela titulada “Los sufrimientos del joven Werther”. En ella cuenta la historia de un héroe que se dispara al no soportar un amor infortunado. Un final trágico que provocó que, poco después de la publicación del libro, un gran número de jóvenes varones usasen ese mismo método para cometer suicidio. La alarma fue tal que decidieron prohibir el la obra en varios países. Más de dos siglos después, los expertos siguen temiendo este “efecto Werther” –acuñado así por la literatura científica para hablar de imitación de suicidios-. Un efecto que podría explicar por qué, tras el suicidio de
Robin Williams, se incrementaron en ese 32 por ciento el número de personas que se quitaron de la vida de la misma forma que el actor.
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