Una de las zonas más afectadas por la DANA
Pasará tiempo hasta que muchos vecinos de pueblos como Massanassa o Paiporta puedan describir con sus propias palabras el horror con el que se encontraron una vez pasada la tormenta. Las heridas físicas tienen peligro de infectarse. Las emocionales, de enquistarse. De hecho, de las medidas de contingencia que se pongan ahora dependerá el número de trastornos que deberán atender los
servicios de Psiquiatría de la Comunitat Valenciana en el futuro, preparados ya para un posible aumento de casos de depresión, estrés postraumático o ansiedad.
No obstante, a los retos asistenciales se suman también los logísticos, en casos como el de
Alicia Ávila, "sin un lugar físico para trabajar". La
Unidad de Salud Mental Infantojuvenil del Hospital de Manisses en la que trabajaba esta psiquiatra ha quedado completamente destrozada tras
el paso de la DANA, por lo que "se ha reubicado a toda la unidad a la
población de Mislata, que apenas cuenta con ordenadores y material para todo el equipo, por lo que se funciona a base de llamadas telefónicas". Además, el Servicio del que forma parte Ávila es único dentro de las unidades de
salud mental infantil, por lo que "ahora mismo hay pacientes que no puede ser atendidos correctamente", mientras que el resto de especialidades de este centro valenciano, como
Cirugía General o Ginecología ,sí han sido recolocados y "están ya trabajando de forma presencial".
Así mismo, la Consellería de Sanitat "ha habilitando centros de
atención psicológica en la zona de
Aldaya o
Riva Roja gracias a la derivación de los profesionales de salud mental". La facultativa reconoce que no se está cubriendo a toda la población necesaria, "pero sí se está logrando realizar una labor de acompañamiento para que, los pacientes que lo necesiten, se puedan desahogar. Se están dando unas pautas de relajación muy básicas", explica, Ávila, tras resaltar la coordinación que están haciendo los pequeños hospitales en el campo de batalla.
"Conforme vienen los pacientes de los pueblos a la ciudad de Valencia, que Valencia está bien, dicen 'Ostras, qué cambio, es que aquello
parece la guerra, es que está todo lleno de fango, de barro, sin electricidad...'. De hecho, aún hay zonas donde aún no funciona", cuenta Víctor Navalón, desde su consulta de Psiquiatría.
Del shock inicial al estres postraumático
Aunque en una primera fase cambió la bata por las botas de agua y participó, a título personal, como voluntario en las zonas más afectadas por la catástrofe, ahora se encarga de atender las consultas externas que llegan hasta su Servicio en el
Hospital Vithas 9 de Octubre provocadas por los estragos de la DANA. Desde su consulta, Navalón, advierte de las repercusiones emocionales que tendrá el hecho de haber perdido "familiares, el coche o la casa". Un "shock inicial" que la gente "aún no ha podido asimilar ni madurar".
Por ello, la primera fase del trauma llega en forma de disociación. "Cuando recibes ese impacto, digamos que el cerebro tiene una respuesta de supervivencia que lo único que prioriza es el mantenerse vivo. Aún no eran conscientes de lo que había pasado. Entonces, a lo mejor una persona que se había hecho un corte, una herida,
no le daba importancia porque estaba priorizando el limpiar su casa, poder simplemente tener un plato de comida caliente o darse una ducha con agua caliente. Cosas muy básicas", narra el experto.
"Lo que se está viendo es una
reacción aguda de estrés, aunque no se puede hablar de trauma aún, que es precisamente lo que se está intentando evitar. Existe mucho
desbordamiento emocional y sensación de pérdida", explica, en esta misma línea, Ávila. "Es difícil aún saber exactamente cuál va a ser la repercusión a
nivel de salud mental porque aún se están encargando de sus necesidades básicas, que son limpiar sus casas, alimentarse, conseguir agua, conseguir luz y poco más".
Será pasado un tiempo, "una vez todo se asiente y repose", cuando comiencen a aflorar "muchos trastornos de ansiedad, estrés postraumático y trastornos adaptativos que pueden llegar incluso a depresión", según explica Navalón y corrobora su compañera de profesión. Habrá que esperar, advierta la psiquiatra, para ver "realmente qué síntomas está dando esto y si realmente van a existir
síntomas traumáticos,
postraumáticos en estas personas como duelos complicados".
Medidas preventivas
Aunque evita "ser alarmista" hablando de una nueva epidemia en salud mental", Navalón asegura que "si no se toman las medidas adecuadas, sí que puede haber un incremento y lamentablemente lo va a haber". "Piensa en esa familia que
se ha dejado la vida en un negocio familiar. Ella tiene 60 años y le quedan 5 para jubilarse y dice 'mira para empezar de cero ya lo dejo estar'. Hay muchos negocios que se han perdido y puede afectar a nivel anímico".
Mitigar ese crecimiento exponencial de casos de salud mental es posible, según el psiquiatra, si se toman las medidas preventivas "tan básicas como que haya una organización para que las personas tengan tiempo para descansar o
acceso a a un plato caliente de comida", después de 15 días ingiriendo "comida enlatada, sin poder darse una ducha de agua caliente o defecando en bolsas porque no hay agua". "Son medidas que nosotros lo damos por asegurado, pero que eso si lleva bastante tiempo, pues puede calar al final en la persona", afirma el psiquiatra.
"Cuando recibes ese impacto, digamos que el cerebro tiene una respuesta de supervivencia"
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Navalón también habla de los beneficios de las terapias grupales, las cuales demostraron ser especialmente efectivas para "tratar el
estrés postraumático de los soldados durante la Primera y Segunda Guerra Mundial", al "haber esa sensación de apoyo de gente que ha pasado por lo mismo". Por ello, sugiere habilitar centros donde puedan acudir todas las personas en duelo, de forma coordinada, y facilitarles información de primer orden.
La consejería valenciana anunció "la confección de módulos de trauma para atender el estrés agudo y evitar que este llegue a generar traumas", en
dos semanas. Un plazo ajustado, a ojos de Ávila, teniendo en cuenta que todavía se está reubicando a los profesionales sanitarios de aquellos centros que han sufrido daños estructurales. Aún así, insiste en que la "
la salud mental debe ser una prioridad y que tiene que estar todo muy bien atado".
En hospitales como el de Navalón, el problema tiene que ver con las listas de espera, teniendo en cuenta que, antes de la llegada del covid, el retraso de derivación de
Medicina de Familia a Psiquiatría era de "al menos unos 6-7 meses". Por tanto, ahora que la cifra de casos es mayor, debido a la pandemia y la DANA, las cosas deben ser "más ágiles", en su opinión.
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