Su uso es todavía experimental pero ha abierto la puerta al desarrollo de unos 20 compuestos

La ketamina, promesa terapéutica para el trastorno bipolar
Eduard Vieta, psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona.


4 oct. 2016 17:50H
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El trastorno bipolar afecta al dos por ciento de la población en España y los afectados tardan una media de diez años en ser diagnosticados, en parte porque a casi la mitad se les atribuye de forma errónea otro trastorno mental, según ha explicado el psiquiatra Eduard Vieta, del Hospital Clínic de Barcelona. Este especialista ha coordinado este martes unas jornadas en la Fundación Ramón Areces, en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), para analizar el estado de investigación del trastorno, que se caracteriza por oscilaciones bruscas en el estado de ánimo con periodos de depresión que alternan con otros de euforia y activación nerviosa.

El tratamiento de la manía tiene una eficacia inicial del 70 por ciento y puede alcanzar al 95 por ciento al cabo de varios intentos, mientras que el tratamiento de la depresión tiene una eficacia de un 65 por ciento, lo que hace que, en términos generales, “haya una mitad de pacientes que van bien y otra mitad que van bien pero tienen dificultades de adaptación social. La mayoría alcanza un control clínico de los episodios, pero no son capaces de hacer una vida normal, recuperar un trabajo perdido, como consecuencia de secuelas de la propia enfermedad o aspectos sociales de discriminación o estigma”.

En los últimos años se está analizando el potencial de la ketamina, una droga con potencial alucinógeno y anestésico que ha demostrado “controlar la depresión en cuestión de minutos”, ha reconocido Vieta. Su uso es todavía experimental aunque los resultados ofrecidos son “espectaculares”. En España se utiliza como uso compasivo cuando han fracasado otras opciones más consolidadas y, aunque ya existe base científica de su eficacia, todavía es una alternativa experimental.

“Entre los problemas destaca que hay que administrarlo por vía intravenosa, que su efecto se va rápido (en unos tres días) y que no hay datos sobre su seguridad a largo plazo”, ha reconocido Vieta, que, no obstante, admite que ha abierto la puerta al desarrollo de unos 20 compuestos basados en su mecanismo de acción que “plantean una promesa importante” para el tratamiento.

Asimismo, la medicina personalizada, que en salud mental equivale a la Psiquiatría de precisión, “tiene a su mayor exponente en el trastorno bipolar”, ha destacado Jerónimo Sáiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Sobre todo, ha añadido Vieta, porque ha permitido una “mayor y mejor definición” de la enfermedad para que “no sea solo una etiqueta y se puedan perfilar mejor el diagnóstico y el tratamiento”. El problema, no obstante, es la ausencia de un tratamiento curativo.
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