Víctor Pérez Sola, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (Fepsm).
Ha pasado más de un año desde que se aprobó la
última Estrategia de Salud Mental, que sustituía a la de 2009-2013, y aunque en estos cerca de 500 días que han pasado el documento "no se ha desactualizado", sí que podría pulirse para
incluir mejoras y aspectos que no se tuvieron en cuenta en su nacimiento. Entre ellos, cuestiones relacionadas con el número de plazas necesarias, la
especialidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil o los derechos de los pacientes.
"La estrategia es
un documento guía para que las comunidades autónomas se orienten, pero necesita revisiones periódicas. En un año han pasado muchas cosas pero
no se ha quedado atrás, lo que ocurre es que hay disposiciones que nacieron mal con la estrategia y tendríamos que
intentar revisarla para mejorarla", apunta Víctor Pérez Sola, presidente de la
Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (Fepsm), en declaraciones a
Redacción Médica.
En este sentido, este plan introdujo importantes novedades como la
creación de indicadores y la determinación de un
presupuesto específico, fruto de la amplia participación de profesionales a la hora de elaborarlo. Sin embargo, debido a los
avances que ha habido en Salud Mental, hay aspectos que "no se pensaron y no salen ahí". Por ejemplo, aunque se recoge la especialidad de Psiquiatría Infanto-juvenil, Pérez subraya que "no dimensiona el
número de plazas que se necesitan": "Por el momento, las ofrecidas siguen siendo escasas. El problema grave que tenemos, tanto en Salud Mental como en Psiquiatría, es que hay una
falta importante de psicólogos, psiquiatras y enfermería de Salud Mental y la estrategia no palía este
déficit de profesionales".
Por otro lado, los
derechos individuales y la humanización tienen un apartado propio en esta guía, pero desde Fepsm destacan que se debería concretar qué hay que hacer para
disminuir estas limitaciones en los derechos de los pacientes. "Es necesario que seamos muy radicales con la
defensa de los mismos, con la contención mecánica y el ingreso voluntario", asegura el presidente.
Plan de prevención del suicidio a nivel nacional
Asimismo, el
plan de prevención del suicidio a escala nacional sigue sin contemplarse por parte de Sanidad, que apela a la estrategia como soporte para desarrollar acciones, por ello, su elaboración sigue siendo una de las
principales reclamaciones de los profesionales. Si bien este tema se encuentra recogido en varios puntos de la estrategia y se ha puesto
en marcha el teléfono del 024 para frenar estas cifras, no está siendo suficiente, según los especialistas.
"El Ministerio de Sanidad es muy partidario de que estos planes de prevención del suicidio
se implementen desde las CCAA, el problema es que si no se marcan unas directivas nacionales, cada territorio marca un programa diferente y
aumenta la inequidad en la población", lamenta Pérez, que añade que contar con un documento también dotaría del
presupuesto necesario para llevar a cabo las acciones pertinentes en cada comunidad.
Pérdida de pacientes al cambiar de dispositivos
Según el departamento que dirige Carolina Darias, esta estrategia nació con el objetivo de proporcionar una herramienta útil para la
mejora del bienestar emocional de la población, atender de forma integral a las personas con problemas de salud mental, apoyar a sus familias y promover un modelo de atención integral y comunitario que favorezca la recuperación y la integración social.
Para lograr estas metas, la
atención por edades es necesaria más que nunca. Muestra de ello es la creación de la nueva especialidad médica de
Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, cuyos primeros profesionales
saldrán vía MIR en 2027, aunque también hay otras fórmulas excepcionales para acceder a la especialidad
. "Esto significará que dispondremos de profesionales formados exclusivamente para el tratamiento de enfermedades mentales en gente joven hasta 18 años. Después habrá una
subespecialización en Psicogeriatría porque también requieren de pautas y tratamientos específicos para esas edades", afirma Pérez.
No obstante, la estratificación por edades no es "la preocupación más grande" de los profesionales, sino la
pérdida de pacientes al cambiar de un dispositivo a otro. En palabras del presidente de Fepsm, cuando estas personas cumplen 18 años no llegan a ser atendidos como adultos, no se contacta con ellos. "Porque ellos no quieren o porque
el sistema no tiene la capacidad que tendría que tener para que esto no ocurra, pasa lo mismo con la Psicogeriatría. Una vez que la gente se jubila es como si desaparecieran de los centros de salud y dispositivos de Salud Mental", expone, al tiempo que aboga por
mejorar estas conexiones y evitar que los pacientes se extravíen y no sean atendidos.
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