Carlos Roncero, jefe de Sección de Adicciones y Patología Dual del Servicio de Psiquiatría del Vall d'Hebron.
24 oct. 2016 13:20H
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La proporción de pacientes adictos a la heroína con al menos un trastorno psiquiátrico asociado aumenta, de forma importante, conforme lo hace la cantidad de metadona que precisan para contrarrestar el síndrome de abstinencia.
Este hallazgo equivale a un “marcador de posibles recaídas” que no debe pasar inadvertido para el médico, y obliga a una evaluación sistemática “a todo paciente adicto, en especial al que depende de la heroína para buscar si hay otros trastornos, sobre todo en los que reciben altas dosis de metadona”, según ha ratificado Carlos Roncero, jefe de Sección de Adicciones y Patología Dual del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d’Hebron e investigador principal del Grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del instituto de investigación del centro (VHIR).
La observación clínica forma parte de los resultados de una investigación publicada en Psychiatry Research en su edición de septiembre, trabajo liderado por profesionales de la sección de Adicciones y Patología Dual del Servicio de Psiquiatría del Vall d’Hebron y de su instituto de investigación (VHIR),
Según el trabajo, siete de cada 10 (67 por ciento) de los pacientes tratados en centros de salud españoles por adicción a la heroína sufren, como mínimo, un trastorno psiquiátrico asociado.
El trabajo ha analizado los datos de 621 pacientes en tratamiento por esta adicción, proporcionados por 74 centros de toda España. Esta cifra lo convierte en el primero de este tipo llevado a cabo, proporcionando una imagen muy detallada de las alteraciones psiquiátricas derivadas del consumo de heroína, tal y como ha explicado su coordinador,
El 84 por ciento de los pacientes que han participado en el estudio son hombres, con una media de edad inferior a los 40 años. El 47 por ciento no tiene empleo, y el 19 por ciento padece problemas legales. Casi todos, un 94 por ciento, son tratados con metadona; la mayoría, un 82 por ciento, padece otros tipos de adicciones (ante todo tabaco, alcohol y cánnabis), y un 59 por ciento sufre también, como mínimo, una enfermedad infecciosa, como hepatitis C o infección por VIH.
Alteraciones asociadas a la adicción
En efecto, el trabajo revela que un 67 por ciento de los casos analizados son casos de patología dual, presentando más de un trastorno psiquiátrico a la vez. El más frecuente es la ansiedad, presente en el 53 por ciento de los participantes en el estudio, seguido de alteraciones en el estado de ánimo (48 por ciento), alteraciones en el sueño (41 por ciento), alteraciones relacionadas con el consumo de substancias (36 por ciento) y alteraciones de la personalidad (27 por ciento).
La esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, problemas graves que no se suelen diagnosticar, afectan al 12 por ciento de los pacientes, y resultan más frecuentes en aquéllos que también abusan de la cocaína.
Otro factor destacado consiste en la diferencia entre los trastornos detectados en hombres y en mujeres, que presentan más desordenes en la sexualidad y la identidad de género. Un dato esperable, según Roncero, quien no obstante considera que al analizarlo se debe tener en cuenta la baja cifra de mujeres participantes en el estudio.
Un problema de infradiagnóstico
Para Roncero, el estudio demuestra que las comorbilidades psiquiátricas en los pacientes adictos están infratratadas. El 12 por ciento no recibe el tratamiento farmacológico específico para tratarlas o solo lo recibe de forma parcial.
Este dato no indica, según ha explicado, la mala praxis de los profesionales que la siguen, pero sí obliga a prepararlos para detectarlas, mejorar el proceso de diagnóstico para conseguirlo y la gestión del tratamiento.
El problema es que “los síntomas quedan escondidos”, según el coordinador del estudio, “por la dependencia de la heroína, que es muy grave’”. “Se trata de pacientes muy complicados, que necesitan más tiempo de evaluación para buscar todos los problemas derivados de su dependencia”, ha apuntado el coordinador del estudio, quien ha explicado que esta clase de paciente necesita más tratamiento y terapias más intensivas para tratar su enfermedad.
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